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—Esto me da asco —dijo Reyna, viendo a los dos chicos a unos metros de distancia.

—¿...Cómo le puede caber tanto? —cuestionó Leo.

—No deberíamos estar espiando —susurró Hazel. Frank asintió.

—Pero debemos cuidarlo de algún modo, y las interrogaciones no dieron más resultados que una lista interminable de sospechosos —declaró Annabeth.

—¿Al final qué vamos a hacer? —preguntó Piper. La rubia suspiró.

—Creo que será mejor no decirle nada.

—¡¿Qué?! —exclamó Jason. Todos lo hicieron callar.

—A este ritmo se dará cuenta solo antes de que logremos decirle —declaró.

Los demás la miraron, pero estuvieron de acuerdo con sus palabras. ¡Percy era demasiado despistado! ¡¿Cómo llegó a la conclusión de que era Will el embarazado?! ¡Casi mataron a Nico!

Todo el problema los llevó a hacer lo que estaban haciendo. ¿Qué era eso? Espiar detrás de los arbustos la interacción entre Will y el retoño distraído.

—Insisto, esto es asqueroso —dijo Reyna, haciendo una mueca de absoluto disgusto.

—Era peor ayer, créeme —dijo Leo, mirando a Percy con admiración—. ¡A eso le llamo talento!

—Solo tú podrías decir algo así, Valdez —regañó Clarisse.

—Tus hermanos son peores... —susurró el hijo de Hefesto, y la chica le dio un puñetazo en el brazo—. No seas mala con el pequeño Leo —lloró.

—Estoy con Leo —dijo Frank, mirando al semidiós con asombro—. Yo nunca podría estar comiendo una barra de chocolate bañada en mayonesa... Eso es... ¿ají? ¿Le puso ají?

Y los vigilantes rezaron por Will, para que tuviera paciencia y fortaleza.

—Lo va a matar —dijo una voz detrás de todos, haciendo que se sobresaltaran.

—¿Nico? ¿Qué haces aquí? —preguntó Annabeth.

El hijo de Hades sonrió con ironía.

—Estaba en el Inframundo y me enteré de que ciertos campistas estaban planeando mi asesinato y que Will era el embarazado y no Percy —dijo, sin dejar de sonreír.

Los presentes se miraron entre sí con cautela.

—¿Y bien? ¿No dirán nada?

Nadie respondió.

—No me interesa que quisieran matarme, a veces yo también quiero matarme, pero al menos quería saber sus razones —dijo.

—Nico... —llamó Hazel con preocupación—. ¿Estás... bien?

—¿Por qué no lo estaría? —respondió.

—¿Por qué traes una bolsa? —preguntó Leo, ignorando que todos se preguntaban por la salud mental y emocional del hijo de Hades... y por la posibilidad de ser enviados a los Campos de Castigo.

Cuando Nico miró la bolsa, todos la notaron.

—Para impedir que Percy mate a Will con sus asquerosos inventos de comida —dijo.

—¡¿Planeas asfixiarlo con la bolsa?!

—No seas imbécil, Valdez —espetó—. Aunque parece que es mucho pedir...

—¡Hey! —Se quejó el hijo de Hefesto.

—Lo que sea. —Y caminó hacia los dos campistas que estaban a unos metros antes de que Annabeth y Jason lo detuvieran.

¿Quién embarazó a Percy Jackson?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora