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—Yuu-chan, yo... —tartamudeó, levantando su rostro levemente, porque, se encontraba tan nervioso que en cualquier momento su corazón saldría de su pecho.

Por otro lado, el azabache complacido por la acción realizada, se acercó al rubio para besarlo al fin. No obstante, cuando sus bocas se encontraban a escasos centímetros, las piernas de Yuu perdieron su fuerza y cayó del árbol.

Mika por desgracia soltó su cajita donde se encontraba la esclava que el azabache había comprado, pero logró amortiguar la caída de su crush un poco, pues por la gravedad ambos terminaron en el suelo, riendo por tal acontecimiento, ya que Yuu no se esperaba aquello y el rubio mucho menos.

La posición que adoptaron además, hacía las cosas más adorables para ellos, pues Yuu se encontraba acostado en el césped, enredando sus brazos alrededor del cuello de Mika, y este mantenía sus brazos en el suelo para evitar aplastar a Yuu, mirándolo con ternura y gracia por aquella inesperada situación.

—¡Mierda, perdón, Mika! —rió el azabache—. Vale, vale, como sea. Tienes que besarme. Nada interrumpirá, ni nadie. Solo bésame —rió—. O te beso yo. Lo que sea, pero necesito que nos besemos —siguió riendo, jalando además el cuello del rubio.

—¡Espera, Yuu-chan! ¡No puedo dejar de reírme! —farfulló soltando el agarre de las manos del azabache, y era verdad, ambos seguían soltando carcajadas, aunque Yuu seguía jalando un poco a Mika y este por las risas se alejaba hasta calmarse.

Ni siquiera entendían por qué reían, quizá porque se sentían felices al punto de que no eran conscientes siquiera del tiempo que pasaba.

Por otro lado, Mika terminó entrelazando sus dedos con los de Yuu, colocando sus manos a los costados de la cabeza del de ojos jade, ambos mirándose ahora con tal intensidad, que las risas cesaron, y con una linda sonrisa adornando sus rostros, llevaron sus labios torpes y tímidos a los de su contrario.

Yuu había conseguido regalarle a Mika el primer beso más inolvidable y hermoso que hubiese podido desear.

Tierno, cursi, espontáneo, pero, aún sin todo lo anterior, lleno de sentimientos reales y sinceros, porque para el de ojos azules no había mejor persona a quién besar más que al azabache.

Meme coqueteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora