Meme coqueteo

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Yuu: Psst~

Yuu: Mika, Mika.

Yuu: Paso a recordarte que te ves igual de lindo serio que sonrojado y avergonzado.

Mika: Yuu-chan... Gracias por decir eso.

Mika: Pero admitamos que lo que sucedió incluso dio pena ajena.

Yuu: Yo creo que a todos nos llega a pasar algo así.

Yuu: Bueno... Algo muy vergonzoso.

Yuu: No te dejes llevar por los comentarios de los demás, ni las risas de los demás.

Yuu: ¿Sabes?

Yuu: Creo que tu seriedad no es por más que el miedo a hacer el ridículo.

Yuu: Mika, no existen personas que no sean ridículas.

Yuu: Todos lo somos de alguna manera o en algún punto.

Yuu: Yo soy un ridículo por no decirte esto antes.

Yuu: Te quiero.

Yuu: Solo fue una caída.

Yuu: Y solo te llenaste de comida.

Yuu: ¿Quién no se ha caído?

Yuu: ¿Quién nunca se ha manchado?

Mika no pudo evitar abrazar el teléfono con fuerza mientras se aguantaba las ganas de llorar.

Poco después escuchó la puerta del baño en el que se encontraba, ser tocada.

—¿Mika? ¿Puedes salir un momento?

El rubio admiró su camisa escolar aún manchada de salsa de tomate, y suspirando, salió. Antes de poder decir algo o hacer algo, su crush se lanzó a abrazarlo.

Mika sonrió abiertamente aferrándose al azabache con fuerza.

—Tambié te quiero —susurró escondiéndose en el cabello oscuro de su contrario.

Yuu sonrió por ello, apretando más al rubio entre sus brazos.

Quizá hacer el ridículo cada vez que veía los preciosos ojos verdes de Yuu no era tan malo si este en vez de criticarlo, le abrazaba y consolaba de esa manera. Quizá Yuu tenía razón en que no era algo verdaderamente grave.

Porque, apenas se encontraba formado para comprar algo en la cafetería escolar cuando verde y azul hicieron contacto y Mika en el medio de su impulsividad, y aprovechando que acababa de tomar lugar en la fila, iba a dirigirse con su crush pero se tropezó, chocó con una bolita de sus compañeros y algunos de sus alimentos cayeron en su persona.

Bueno, sí hubo risas pero tampoco había sido tan malo. No lo señalaron ni le dijeron cosas hirientes. Y al final, Yuu le había consentido y le había dicho que lo quería, además de que fue a por el rubio en cuanto abandonó la cafetería escolar. ¿Qué mejor que eso?  Nada.