Savage [One Shots] - Daniel Seavey

01; Tejano (♤)

«Tejano»

—¿Enserio? Este lugar parece tan, tan viejo. Además, ese nombre no le ayuda, “El Tejano”—dijo Daniel leyendo el nombre del lugar.

—Esta vez me tocaba escoger a mi—dijo Corbyn tomando lo por los hombros—, así que deja de estar de amargado y entra.

Los tres chicos entraron al lugar. Daniel parecía que iba a la fuerza

El lugar estaba un poco viejo y en la entrada mostraba un gran letrero luminoso.

Andrea extrañaba a su abuela, así que convenció a sus padres para que la dejaran ir a visitarla, a lo cual tardaron en acceder.
La mujer era dueña de uno de los bares más conocidos de la frontera con México, ellos creían que ese no era ambiente para su pequeña hija.

—Abuelita, ¿por qué decidiste abrir un lugar como este? —Pregunto Andrea secando un vaso.

—Ay hija, pues desde joven me encantaba salir de fiesta, pero los lugares de antes carecían de sabor y ritmo, así que quise crear un lugar con más ambiente.
—Y eso resulto muy bien—dijo Corbyn acercándose a la barra

—Corbyn, volviste chamaco—dijo la mujer.
—Traje a unos amigos para que conocieran este gran lugar, Katherine.

—Catalina, niño, Catalina—corrigió. Corbyn rio—Por cierto, te presento a mi nieta, Andrea.

La chica le sonrió y el correspondió con el mismo gesto.

—Dame tres tragos—pidió sonriendo.
Andrea ayudo a su abuela y entrego los vasos.
Corbyn los tomo y fue hasta donde estaban sus amigos.

—¿Quién es ella? —pregunto Daniel.
—Se llama Andrea, es nieta de la dueña del lugar—contesto Corbyn—, lo se por que me la acaban de decir.

—Deberías sacarla a bailar—sugirió Corbyn, había visto como Daniel no dejaba de mirar a la chica.
—Estás loco, ni siquiera hacerlo—dijo Daniel.

Andrea ayudaba a su abuela limpiando algunos vasos y acomodándolos en los estantes.

—Aquel chico no te deja de mirar, hija —dijo Catalina.
Andrea miro hacia donde su abuela había señalado con la mira y miro a Daniel.

—Abuelita, es solo un güero que va de paso, no me parece interesante—dijo Andrea sonriendo.
—Eso lo hace más interesante, niña—dijo Catalina.

—Si tu no lo haces, lo hare yo—dijo Jack a Daniel y comenzó a caminar hacia Andrea.

—Hola—dijo Jack—, oye mi amigo quiere bailar contigo.

Andrea miro a Jack y después a Daniel.

—Si eso quiere que venga el a pedírmelo—contesto Andrea pareciendo desinteresada.

Jack miro a Daniel y le hizo una seña para que se acercara hasta donde estaba el.

—Pues no creo que tu amigo este muy seguro de hacerlo—dijo Andrea.

—Es un poco tonto a veces, perdónalo—Andrea comenzó a reír ante el comentario.

—Es un idiota—dijo Daniel bebiendo lo último que quedaba de bebida en su vaso—Jack está coqueteando con ella.
—No puedes quejarte, perdiste tu oportunidad. Además, sabes cómo es Jack, el no pierde ninguna oportunidad para ligar.

Daniel solo veía como Jack hacia sonreír a la chica, lo cual por alguna extraña razón lo hacía sentirse celoso.
Andrea sonreía, miraba a Jack y después a Daniel, asintió a algo que le dijo Jack, salió de la barra y comenzó a caminar en dirección a Daniel.

—¿Quieres bailar? —dijo Andrea extendiendo su mano hasta él.
Daniel se quedó en shock, no sabía que hacer.
—Ve, idiota—susurro Corbyn empujando a Daniel.

Daniel asintió y tomo la mano de la chica. Andrea lo llevo hasta la pista de baile, pero Daniel la detuvo un momento.

—Yo, yo no sé hacer muy buen esto—dijo refiriéndose al baile.
Andrea asintió sonriendo.

—Está bien—Andrea se puso frente a el—, esta mano va aquí—dijo Andrea tomando una de las manos del chico y poniéndola en su cintura—. Mira mis pies.

Daniel hizo lo que ella pidió.
Andrea comenzó a mover sus pies lentamente, mostrándole los pasos a Daniel. Movía sus caderas al compás de la música, mientras guiaba al chico.

—Debes de soltarte un poco más, Daniel—dijo Andrea.

Poco a poco, Daniel comenzaba a sentir más la música, haciendo que su cuerpo se relajara.

—Muy bien—dijo la chica contenta.

A ella le parecía lindo la manera en la que el trataba de seguirle el paso, no entendía muy bien cómo hacerlo, pero lo intentaba.

—“No sé si mañana me arrepienta, pero realmente me comienzas a gustar, me gusta lo malo que eres bailando”—pensó Andrea