Savage [One Shots] - Daniel Seavey

02; Jealous ( ! )

«Jealous»

(!)

Adaptación
Créditos a su respectivo autor

La primera fiesta de las vacaciones fue un éxito. Bailaste con Zach como si no hubiera un mañana y ganaste dos juegos de cerveza con Jack. 

Algunos turistas intentaron coquetear contigo durante la noche, lo que solo aumentó el lado posesivo de tu novio, Daniel. 
Los chicos sabían que si se acercaban a ti firmarían su sentencia de muerte, pero los turistas no. 

Sabías que a Daniel no le gustaba cuando otros chicos estaban a tu alrededor y es posible que hayas aprovechado un poco la situación para provocarlo. 

No pasó mucho tiempo antes de que él viniera detrás de ti y te agarrara por la cintura mientras estabas en medio de una conversación con un chico de cabello rubio de California. 

Daniel ni siquiera se excusó por interrumpir su pequeña charla cuando te colocó sobre su hombro.  Alejándose del chico despistado, le dijo a Jack que iban a regresar al hotel.

—Necesito castigarte, cariño—susurro Daniel en tu oido. 

Con dificultad, abrio la puerta de la habitación, para despues empujar la puerta con su pie para cerrarla.

Te dejo sobre la cama, sus manos agarraron el borde de su camiseta negra sin mangas, deslizándola a lo largo de tu silueta. 
Un par de ojos color azul caen instantáneamente sobre tu cuerpo medio desnudo.  El deseo emana de ellos mientras se deslizan a lo largo de cada una de tus curvas.  Una pequeña sonrisa se desliza sobre tus labios rojos al ver el efecto que tienes sobre él. 

Sensualmente deslizas las yemas de tus dedos sobre tu estómago desnudo hasta que alcanzas el botón de tus jeans. 
Daniel traga con dificultad al ver tus bragas que combinan con tu bralette de encaje negro.

Sabiendo muy bien lo que estás haciendo, le das la espalda y te agachas para quitarte los pantalones de los tobillos, dando una buena vista de tu trasero a Daniel.
Das unos pasos hacia la cama hasta que te arrodillas sobre el colchón. 

Tus ojos vagan por sus musculos apenas cubiertos una delgada playera blanca.
Sin romper su mirada, te mueves hacia él y te subes a sus muslos.

Sus caras están cerca, puedes sentir su cálido aliento chocando contra tu piel. 

Sus grandes manos agarran instantáneamente tus caderas y te sujetan al colchón para que pueda acostarse encima de ti. 

—He sido una niña mala, daddy—susurras mordisqueando el lóbulo de su oreja. 

Acercas tu cara a la de él, tratando de atrapar sus labios, pero él no se inclina.

—¿De verdad crees que te voy a dar lo que quieres después de haber sido tu burla?—Él te sonríe. Tu pones mala cara. 
El calor comienza a ser incontrolable y solo él puede solucionarlo.  

—No te muevas— Ordena, abriendo su cajón de la mesita de noche con una mano. 
—De ninguna manera.—susurras. Te quedas sin aliento al ver las esposas—¿Dónde los conseguiste?
—Se los robé a un policia cuando nos arrestó a Jack y a mí—contesto sonriendo—Dame tus manos.

La frialdad del metal te hizo temblar. 

Te muerdes el labio inferior, admirando la cara concentrada de tu novio mientras él bloquea una de tus muñecas. Tu respiración se acelera cuando pone las esposas entre los barrotes de la cama antes de atarla a tu otra muñeca. 

Se sienta de rodillas, quitándose lentamente la camisa para revelar su cuerpo. Una sonrisa en su rostro se produce cuando ve la forma en que aprietas los muslos, con los pezones endurecidos bajo las finas telas de encaje.

—¿Qué quieres que te haga, pequeña?— pregunta Daniel, deslizando su mano entre tus muslos. 

—Te quiero ...—Gimoteas mientras su mano se desliza más cerca de tu calor.  Una sonrisa tiene lugar en su rostro mientras desata el pañuelo azul alrededor de su cuello y cubre tus ojos con él.
En la oscuridad total, jadeas cuando finalmente sientes sus labios sobre los tuyos.  El beso es áspero y necesitado, su lengua se desliza hacia tu boca para encontrarse con la tuya.