Capítulo 8

240 27 12
                                    

La directora del Psiquiátrico, conducía de manera frenética por la carretera rumbo al centro, sus manos sudaban por el nerviosismo que se apoderaba de ella, sintiéndose observada por algo que no podía ubicar claramente, giraba su cabeza de un lado a otro, miraba por el retrovisor sin ningún resultado.

La imagen de la cabeza cercenada venía a sus pensamientos una y otra vez, comenzaba a llorar, abrumada por la situación, cuando claramente sintió una respiración en su cuello, pudo ver como los vellos de sus brazos se erizaban y un escalofrió recorrió su espalda, levantó su vista al retrovisor que le regresaba un asiento vacío tras de ella. Ya completamente asustada, acelero aun más para llegar a donde encontraba Rick y pedir explicaciones, no podía darse el lujo de creer en fantasmas, todo menos eso.

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>><<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

Rick se encontraba maravillado por la vista; su paciente, completamente desnudo, yacía frente a el, como una dulce fruta esperando ser degustada, era lo que en todo este tiempo deseo tener entre sus brazos. ─Eres tan hermoso─ le decía a Morty mientras estiraba sus manos para alcanzar sus muslos. Su miraba viajaba de arriba a bajo, grabando la imagen en su mente para después satisfacerse así mismo en otro momento. La sensación de la mano fría y rugosa de Rick, hizo temblar a Morty cuando toco una de sus piernas. --Rick, por favor-- el pequeño comenzó a suplicar que lo dejará marcharse, la sombra tras de Rick era cada vez más visible dejando ver una larga sonrisa burlona.

A lo lejos se podían escuchar unos pasos muy apresurados acercarse a la oficina, Rick como pudo escondió al chico debajo del escritorio, acomodándole entre sus piernas. Morty agazapado y con miedo se movía incómodamente en el reducido espacio, cerrando sus ojos con fuerza y sollozando levemente.

Unidad entraba al recinto a toda prisa junto con los encargados de vigilar al doctor --¡Ahora que hiciste, Rick!-- grito la directora, golpeando el escritorio con ambas manos --¡Te dije que ibas a arruinarlo todo maldito necio!-- Seguía gritándole mientras Rick no decía ni una palabra, tampoco podía levantarse ya que su erección aún no se bajaba. --¡Porque motivo, la cabeza cercenada del enfermero muerto y los restos de su cuerpo estaban esparcidos por todo mi estúpido departamento!-- Ahora él era el sorprendido --De que carajos me estás hablando -- dijo Rick cruzándose de brazos y mirando fijamente a Unidad.

La mujer entonces comenzó a controlar la respiración, recobrando su compostura y devolviéndole la mirada al doctor. --Rick, necesito que me digas en que mierda de experimento te metiste-- dijo, dejándose caer en uno de los asientos que le acercó el hombre con lentes oscuros y cuerpo músculo a su derecha. El de su izquierda, un joven de cabello amarillo y piel bronceada se acercó a su oído para susurrarle unas palabras, volviendo a su lugar. Unidad hecho un vistazo a hacía una lado del escritorio y regreso la mirada al frente rápidamente.

--Estoy investigando sobre la falta sueño y sus efectos nocivos para el cerebro humano-- dijo finalmente Rick seriamente extendiéndose un expediente. Ella lo tomo con su mano derecha y comenzó a hojearlo. Su mirada era totalmente de sorpresa; había fotos, bitácoras, escritos sobre procedimientos de seguridad, entre otras cosas. Las imágenes fueron lo que más le preocupo de todo esto, había rostros desfigurados, personas azotando su cabeza a la pared, comiéndose pequeños insectos y hasta fotos donde la persona se comía sus propias heces.

Aterrorizada dejo caer el expediente sobre la mesa y miro de vuelva al lunático del doctor. --Co-como? -- su voz temblaba, ella sabía que los procedimientos para recolectar información sobre los avances médicos que hacía Rick, eran muy extraños pero jamás había dudado de el, por lo que no se metía tanto en el asunto, haciéndose de la vista gorda mientras el Hospital ganaba prestigio en la comunidad médica.

Rick esbozo una sonrisa --Que pasa, jefa, tu sabías hasta donde puedo forzar los límites del hospital, tu siempre haz estado de acuerdo-- el tenía razón, ella nunca reparo en las muertes de los enfermos, ni le importaba en que circunstancias habían muerto, ingenuamente pensaba que así se mantendría a salvó pero el desastre era completamente inminente. 

En el Psiquiátrico te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora