9 - Contigo

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La semana transcurrió sin que Kunzite mirara a Mina. Todos los días visitaba el departamento para poder verla. Pero nunca lo logro. La llamaba pero no le respondía. Solo los mensajes, pero no decían mucho.
El fin de semana llegó otra vez. Y al no recibir respuesta de ella decidió acudir a Rei. Que gustosa acepto ayudarlo.
Le dio la dirección de Mina, pero primero se cercioraron de que estuviera allí. Así que Rei la llamo y la invito a salir...

-Mina! Amiga lo lamento mucho, mis padres acaban de llegar y no podré ir. Discúlpame.
-No te preocupes Rei. Salúdamelos y nos miraremos después. Adiós. -Mina ya lista se giró en la cama. Solo le faltaba ponerse los zapatos, cosa que siempre deja para ultimo momento. El timbre sonó y fue a atender.
-hola arquitecta. - cierra la puerta. Boquiabierta se queda detrás de ella, no sabe qué pensar. El timbre sonó. ¿Como es posible que él estuviera allí? El timbre sonó de nuevo acompañado de toques en la puerta. Abrió.
-¿qué haces aquí?
-vengó a cobrar el trato.
-¿que trato?
-haaa! así que te haces la olvidadiza. -Kuznite entrecerró los ojos y se acercó peligrosamente a ella. Mina dio unos pasos atrás mordiéndose el labio. -¿me invitarás a pasar?
-No. -Kunzite retrocedió justo antes de que cerrara la puerta de nuevo.
Mina suspira hondo. Su corazón está acelerado. Una emoción la invadió y una sonrisa apreció en su rostro algo emocionada y aunque no sabía porque se tranquilizó.
-pasa. -abrió la puerta después de relajarse. Kunzite entró y le entregó una botella de vino. Sonriendo la mira.
-estaba a punto de salir. -Se dirije a la cocina y toma una copa... dos copas.
-lo se. Pero ya no y ahora saldrás con migo.
-ja! No lo Creeo. -trata de encajar el saca corchos en la botella con algo de dificultad, Kunzite se la quita de las manos y la abre, el puf! Del corcho al salir provocó una sonrisa en Kunzite que no pasó desapercibida en ella. Sirvió las copas y le entregó una a Mina.
-si. Saldrás conmigo hoy y después ya veremos.
-No. y no veremos nada, no te sientas culpable por lo que sucedió. Eso es lo que piensas de mí y ya. No tienes que hacerme sentir bien ni nada, solo no soy tu tipo. A ti te gustan las mujeres como... como Pez.
-¿que? No no. te lo repetí y aún así no me escuchaste. ¿Y él besó?
-eso es lo que me intriga. ¿Porque me besaste? No voy a caer en eso...
-lastima. Yo si caí.... -Kuznite la mira, el silencio se presentó y Mina le dio un gran trago al vino. No podía creer lo que acababa de escuchar.
-bien. Vámonos. Ponte tus zapatos y salgamos.
-no voy a p....
-ha... ¡es una orden esclava! Solo me estoy cobrando. Así que te pones los zapatos o nos vamos así.
-No voy a salir...
-te lo advierto. Si no lo haces te cargaré y te llevaré... -Mina sonrio, fue como un: ja! No te creo! Kunzite enarcó una de sus cejas se acercó a ella y cuando estuvo apunto de cargarla Mina corrió hasta su habitación.
-¡tienes dos minutos! -le grito Kuznite.
-¿Pero que se cree? El no es nadie para ordenarme y y y... ¿porque lo obedezco? -decía Mina para si sola en su habitación mientras se ponía sus zapatos, salió al minuto y medio.
El peliplata la esperaba en la puerta abierta. Le izo un ademán de que saliera y a regañadientes Mina salió.

Por el camino se sumergieron en una conversación de la familia. Aunque Kunzite no dio tantos detalles. Sin duda era reservado.
-¿no contestaras? -pregunta Mina al notar que el celular del chico no dejaba de sonar.
-No. estoy contigo y mi tiempo es tuyo, y solo quiero estar contigo. -Kunzite le responde al mirar que la última llamada era de Pez y antes de esa de su hermana.
Después de conducir horas sin rumbo, se aparcó a la orilla de un risco. allí pasaron la tarde conversando.
-pensé que íbamos a un lugar.
-No tenía idea de adonde ir.
-¿pero como puede ser eso? Haaa! Me duele la espalda de estar sentada. Saldré. -intentó abrir la puerta del carro pero la golpeó contra el muro de contención. No se había fijado lo cerca que estaba. Se giró hacia Kunzite con una mueca de espanto, la de él era de: ¡me las pagarás y te costara muy caro.!
-perdon! Te juro que te pagaré. -le dice suplicante.
-y si Mina Aino, me las pagaras. -la amenaza. -ahora regresemos en unas horas oscurecerá. -durante el trayecto no habló casi la mitad el camino. Mina se sentía mal. Intentaba entablar conversacion con él pero el solo se limitaba a contestar un 'sí' y un 'no' al final se dio por vencida. Al llegar al edificio de Mina bajo al parking y la acompañó hasta la puerta de su departamento.
-Gracias por el paseo, aunque no le encontré mucho sentido, Y discúlpame por lo de tu coche.
-Yo si, aún. tu deuda crece Mina. ¿Como me pagarás? -la encara entrecerrando los ojos.
-lo del coche con dinero Obio y lo otro... -se muerde el labio. -No lo se. -Se coloca un mechón de su largo cabello detrás de su oreja.
-yo si se. -la toma por la cintura y la atrae a su cuerpo. La besa. -no sabes cuánto tiempo espere esto. -le dice y la vuelve a besar. Comienza a caminar hacia dentro del departamento, cierra la puerta y el beso continúa en la obscuridad. Mina no quiere detenerlo. Ella también había soñado con volverlo a besar, y por fin sucede, había esperado días para volver a sentir sus labios. Lo deseaba.
-deja... encender la luz. -se aparta de él y se acerca a la pared, junto a la puerta se encontraba el interruptor, Cuando la luz se encendió Kuznite la giró con brusquedad y la atrapó de nuevo en un beso. Así estuvieron por varios segundos. El calor del beso subió de tono. Besó su cuello. Mina sentía ese calor emanar desde su interior.
-No te alejes. -le ordenó en un susurro cuando ella intentó apartarse. La apretó más contra el. Mina de puntitas se aferró a su cuello, Kunzite la levantó haciendo que ella lo abrasara con las piernas a su cintura. Camino hasta el sofá y allí se dejó derrumbar sobre ella. Cuando él acarició su pierna por debajo de la falda color naranja que llevaba Mina se sobre salto. Apartándolo.
-No.! espera. Huffff ! -se abanicó con la mano. Kuznite quiso besarla pero ella se lo impidió. -No. no estoy lista... para esto.
-¿como que no estás lista? ¿A que te refieres.... hoooo! Mina tú eres...
-Virgen. -agachó la mirada. -nunca he tenido intimidad. -valla sorpresa! Pero Kunzite lejos de sentirse decepcionado le sonrió tiernamente. Y comenzó a besarla otra vez. Mina le siguió. El noto que ella también sentía esa ganas de experimentar esa sensación de estar los dos... desnudos.
-Mina. ¿Quieres? -le pregunta mirándola fijo. -ella traga saliva, sabía a lo qué se refería. Pero como decirle que si, sin sonar atrevida o desesperada. Sin saber cómo, solo asintió con la cabeza. -confía en mi. No te dejare sola. -le dijo y ella volvió a asentir. Mina miró como se quitó la camisa azul cielo y la arrojó al suelo. Miró su cuerpo. Acercó su mano queriendo tocarlo pero sin atreverse, Él tomó sus manos y las posó sobre su pecho, las deslizó hasta el cinturón le pidió que se lo desabrochara. Así lo iso. El se lo quito y se acercó a ella, de nuevo la besó, La sujeto fuerte por su cintura provocando un ligero gemido en ella. Le comenzó a subir la blusa blanca hasta que se la quito. Dejando al descubierto su sostén blanco. Mina sonrojada evitó mirarlo. Se acercó de nuevo a su boca, bajando por su cuello hasta llegar a su sostén que desabrochó hábilmente con su mano. Lo retiro contemplando los blancos senos de la chica, que apenada y sonrojada intentó cubrirse sin mirarlo.
-No, nunca te cubras ante mi. Eres muy hermosa. -se acercó a ellos y comenzó a besar uno, el juego erotico se volvió más morboso, Mina se dejaba llevar y comenzó a experimentar sensaciones que nunca había sentido antes. Kunzite la cargo de nuevo como antes y guiado por su instinto se dirigió a una puerta. Mina extendió la mano cuando la abrió y encendió la luz. Si, esa era la habitación. entró con ella sobre él, se sentó en la orilla de la cama sin dejar de besarla. Su hereccion creció tanto que Mina podía sentirla sobre su feminidad y eso la excitaba más. Los labios hinchados por los besos exigían más. Kuznite la puso de pie, frente a él, le besó el abdomen. Firme, sin duda se ejercitaba, aunque no tanto como para marcar músculos. Sus manos recorrieron sus muslos y bajaron el cierre de su falda que apresurada resbaló hasta el suelo. Sus manos siguieron con sus bragas deslizándolas por las piernas hasta perderlas de vista. Mina no podía mas con su exitacion , sentía que iba a explotar, y más cuando Kuznite bajo sus besos hasta casi llegar a su clitoris. La sujeto de la mano y tiro de ella para recostarla en la cama. El se deshizo de su pantalón y de sus zapatos quedando en bóxer que sin duda dejó de lado al poco tiempo. Se situó sobre ella, besándola y tocando su suave piel. El aroma de ella, su perfume, lo envolvió cálidamente nublando cualquier pensamiento de dejarla. Unos mordiscos en sus pezones duros le provocan unos ligeros gemidos. Kuznite ya no poda más, necesitaba sentí su calor interno, así que la miró fijo.
-entraré despacio...
-me dolerá
-un poco, pero desaparecerá. Confía en mi. -le dijo. Y comenzó a entrar en ella. Mina se quejaba aferrándose a él con sus cortas uñas  pues el dolor se hiso presente, pero los besos de Kunzite en su cuello la volvían loca. Por fin entró por completo, Mina tardó unos segundos en sentirse cómoda, y por fin comenzó a sentir el placer provocado por las suaves embestidas. Unos gritos sonaban en los oídos de Kuznite. Su espalda sentía más las uñas aferrándose a él. Pero eso lo ponía más duro. Trataba de controlarse pues no quería lastimarla. Seguía besándola.
-haa Mina. Si sigues gimiendo en mi oído y arañándome me correre pronto. -Mina lo soltó rápidamente y se mordió los labios. -No, no dejes de abrazarme. Y sigue gimiendo, me gusta escucharte. -le dice tomando sus manos y haciendo que lo abrace de nuevo...
-eres una tramposa, te corriste antes. -le dice mirándola con morbo cuando un grito más alto y un espasmo le indicó que Había llegado a su clímax. Así que aceleró las embestidas un poco más. Mina hundía sus uñas un poco más. Los gestos de placer inundaban las papilas de Kuznite. Y por fin. Él llegó al clímax junto con el segundo de ella, provocando un grito un poco más fuerte. La besó, Se tumbó a su lado y la atrajo hacia el. La abrazó sin decir nada mientras sus respiraciones regresaban a la normalidad. Mina sin poder creerlo, se sentía feliz, un poco adolorida y sin fuerzas, y con una emoción en su pecho qué quería gritar. No podía creer que su primera vez fuera con un hombre al que apenas conocía, y que era su cliente. Pero de no haberse sentido cómoda no lo hubiera echo. Una de las primeras cosas que Serena le dijo cuando la primera vez de su amiga sucedió a los 18 años.
se abrazó a él aferrándose con todo su cuerpo. Sintió su piel, su calor. Su olor. el latido acelerado de su corazón invadía sus oídos y eso la hiso sonreír. Se quedó allí, junto a el, sin moverse escuchando como sus latidos se normalizaban. El le acariciaba el hombro y le sostenía la mano con su otra mano libre, le daba besos en su cabeza, también el se sintió feliz, y complacido. Mina provocaba algo en el que no podía describir. La abrazó fuerte y deseo siempre estar así con ella.

Quiero estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora