|L o E s p e r a b a D e T i|

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—Y bien... Escuche todos y cada uno de los rumores, Katherine. Cada uno más improbable que el otro. Pero dime, ¿Esos rumores son ciertos? — Miro a Lea quien se pone a mi lado con la sonrisa burlona de siempre.

— Eres tan predecible, Lea. — murmuró con desprecio. — Crees en tontos rumores de pasillo, como si no fuera obvia la respuesta. O no. La verdad, no me importa lo que tú pienses.

— Repítelo hasta que lo creas. — dice con desdén. — Me dijeron que pintaste sus ojos, no hagas ñoñerías que nos perjudiquen a los demás.

— ¿Niñerías? Lo dice quien se encapricho con uno de primero. — le digo, escucho como sus dientes crujen. — No te metas conmigo Lea, no te conviene. ¿Piensas jugar con el pobre niño?

— Debería... Tal vez lo intente alguna vez. Justo ahora no está en mis planes perder a mi "capricho" como tú lo has llamado. — La miro y noto que la pintura verde se está despintando de su cabellera oscura, dejando mechones rubios en las zonas con mayor desgaste.

— Hazlo, es divertido, fingir estar completamente enamorada, aunque no lo parezca, es divertido ver sus reacciones al saber que todo fue una mentira. Muchos simplemente se muerden la lengua y no te dicen nada, tal vez para no perder más su orgullo. — Exactamente eso haré con el pelirrojo. Tal vez no soy tan diferente a los demás a fin de cuentas.

— Parece demasiado fácil, no entiendo como no buscas algo más difícil, tal vez por eso mismo; es demasiado complicado para ti. — se mofa. — Bien, haré lo que dices, solo por esta vez. Jugaré con el nuevo, es demasiado... extravagante. — concluye.

— Baja tu ego Lea, el nuevo es mío. Busca una nueva presa. — Levanta las cejas, incrédula, yo solo la miro seria. — Además. Tu no lo lograrlas enamorar, ni siquiera con un amarre.

— ¿Quieres apostar? — pregunta, agitando su mano, mostrando su manicura perfecta, el color negro brilla.

— ¿Para ver cómo pierdes? Sí. Quiero apostar. — Sonrío, ganare, siempre lo hago. Esta vez no será la excepción.

— Es una apuesta. — me ofrece su mano. — Bien, quien enamoré primero al nuevo gana 200 dólares.

— Es un trato — le doy la mano, agitándolas en el aire, cerrando el acuerdo. El juego acaba de comenzar y yo no seré quien pierda.

— Lo esperaba de ti. — murmura.

— ¿Qué?

— Qué juegues con la gente, lo hiciste con mi prima y mi primo. — me dice con rabia.

— ¿Quién diablos es tu primo? — pregunto molesta. Sus cejas se elevan con burla, mirándome incrédula.

— ¿No lo recuerdas? Mucho vivieron juntos. Dante. — abro los ojos lo más que me es posible. — Se tanto de ti Katherine. Se lo que viviste con él y lo que le contaste, lo sé todo.

— Tú y tu primo se pueden ir a la mierda.

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Repaso mi plan, por segunda vez. Muevo mi cabeza hacía ambos lados, corrigiéndome. Bien, mi plan no es demasiado complejo, mucho menos. Es tropezar con él y dejar caer mis libros. Una táctica bastante gastada y cliché, pero efectiva.

Muevo mis pies rápidamente, sujetando mis libros con fuerza, llevo cinco minutos viendo como camina por el patio, mientras yo, ideaba un plan para hablarle de manera casual. No quiero que sea de golpe y comience a sospechar que todos esos rumores sobre mí eran reales, al menos en su mayoría.

Lea lo estaba rondando, la mire hablar con su capricho de primer año, mirando fijamente a mi presa. Me considero una cazadora en este momento. Lo miro a unos pasos de mí, dijo ir distraída, abro los ojos a más no poder al ver como cae al suelo con todas sus cosas.

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