|P r o m e s a|

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— Señorita Evans, por lo que parece le disloco el brazo a su compañera. — Levantó mi vista y miro al director, mueve sus dedos de arriba abajo, golpeando la madera de su escritorio.

— Eso parece. — Vuelvo mi atención a mi teléfono, me quedan siete niveles para desbloquear un nuevo dragón.

— Sus padres vendrán. — ¿Quiere intimidarme con eso? ¡Ja! Quisieran, mueve los dedos sobre el dragón, alimentándolo.

— Ajá.

— ¿Qué hizo? — No levantó la mirada y continuó tocando la pantalla, provocando que el dragón mueva la cabeza, atolondrada.

— ¿Yo? Solo alimento a mis dragones.

— Pase por favor señorita. — Dice cuando tocan la puerta, levanto la mirada y veo a Lea cabreada, no puedo evitar reírme. — ¿Qué le parece gracioso?

— Ella.

— Te voy a matar. — Susurra con los dientes apretados.

— Calmada, ya sea por que terminan así. — Dice lo último por lo bajo, pero logro escucharlo. Un carraspeo llama la atención del director.

— ¿Podemos pasar? — Se rompe el silencio que había en la habitación, descontando mi risa, la cual muere con el tiempo.

— Adelante señores.

No me molesto en levantar la mirada, sé qué hay dos pares de ojos mirándome fijamente, unos observan a Lea quien está más que nerviosa en estos momentos, aprieta sus labios, mirándome fijamente.

— ¿Nos pueden explicar para que nos llamaron? — La madre de Lea es la primera en hablar, vistiendo sus habituales faldas formales.

— Tenemos casas más importantes que hacer, así que por favor sea rápido. — Trueno mi lengua, es algo que me gusta hacer.

— Entonces no hubieran venido. — murmuró, pasando mis ojos por las palabras en la pantalla de mi celular, me aburrí de los dragones, ahora leo algo de misterio y suspenso.

— Bien, están aquí porque ambas señoritas se pelearon y ella terminó con el brazo dislocado, ahora nos pueden explicar ¿quién comenzó?

— Fue ella director, le hecho jugo a mi proyecto el cual vale la mitad de la calificación, lo arruinó completamente mire. — Guardó mi teléfono y miro lo que saca, esperen ese es mi proyecto, podría reconocer esa tediosa y perfecta letra en cualquier lugar.

— ¡Maldita mentirosa! ¡Ese es mi proyecto! ¡Te lo encarte para recoger unas cosas y cuando regrese le vaciaste tu jugo con probablemente tú saliva!

— ¡Mentirosa! ¡Me echaste tu sopa en la cabeza! ¡Y este es mi proyecto! — Me levanto mi lugar hecha una furia, la voy a matar.

Levanto mi puño y lo estiro para dar en su rostro, pero me sostienen fuertemente, miro sobre mi hombro, corroborando que es mi padre,

— ¡Suéltame! ¡Dije que me sueltas maldito! — Miro la cartulina y en letra grande veo mi nombre en ella. — Además esa cartulina tiene mi nombre.

— Es cierto, aquí está escrito el nombre de Katherine y Jace, señorita Lea, díganos qué pasó en realidad.

— Bien. — accede de mala manera. — Yo le vacíe el jugo a su proyecto cuando me lo encargo, después ella me hecho su sopa en la cabeza y jugo a mi proyecto, le estire el cabello cuando se iba a ir, y me dialogo el brazo.

— ¡Miente! — exclamó cuando termina de hablar. — ¿Dijo la verdad? Eso fue lo qué pasó.

— Suspendidas por una semana, ambas. — ¿Que no la acaban de decir que son inocente? Achacó los ojos pero no digo nada. — Pueden retirarse.

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