|R o t a|

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|Rota|

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Katherine

Y ahí estaba él, presenciando como asesiné a un hombre, se acerca a mí, su cabello rojo brilla por la luz de la luna, escuchó un débil gemido de dolor.

Giro mi cuerpo y entonces lo veo moverse, no lo asesine, su cuerpo se arrastra hasta salir del callejón, no hago nada por detenerlo, solo lo observo irse. El shock no deja mi cuerpo hasta que sale de mi campo de visión.

— Lo siento, de verdad lo siento. — Y entonces me abraza, no puedo evitar llorar con más fuerza, entierro mi cara en su hombro, abrazándolo con fuerza. Siento como me tiembla el labio mientras sollozo. — ¿Qué pasó, Katherine?

— No... no me llames así. — le pido en voz baja. — Creo que tú puedes sacar tus conclusiones. — Murmuró en vos baja, no quiero hablar de lo ocurrido. No puedo.

— Él te... te intento asesinar. — Dice en el mismo tono que yo, me separó un poco, pero me sujeta aún más fuerte, como si intentara protegerme, evitar que me rompa en miles de fragmentos. Pero ya lo hice, estoy rota desde hace mucho tiempo.

Mis ojos viajan inconscientemente al lugar donde dispare el arma, donde el cuerpo se encontraba hace unos pocos minutos.

Tenía miedo hasta en los huesos, temí por mi vida como no me lo imaginaba que en algún momento lo haría. De alguna manera con este abrazo me siento reconfortada, segura y me voy tranquilizando poco a poco.

Lo abrazó más fuerte, largos minutos pasan, no me separo ni un segundo, no hablamos, solo nos fundimos en el abrazó.

— Perdóname por dejarte sola, por no haber llegado tan solo unos minutos antes. — se lamenta en voz baja, pone su barbilla sobre mi cabeza, sobándome la espada de arriba abajo.

— No fue tu culpa... — digo en un susurro. — Hay... hay que irnos, es lo mejor para ambos. — le pido después de unos segundos, ya no quiero estar aquí.

—Va... ― Lo interrumpe una voz, volteamos a ver y es un oficial, intento decirle lo que paso, pero él me interrumpe.

— ¡Alto ahí! Soy el agente especial, Ernesto Moreno, usted está bajo arresto. — ¿Que mierda? Intento hablar, pero solo sale un sollozo, mi visión se vuelve borrosa y vuelvo a llorar.

— ¿Por qué? — Se me adelanté Jace, el agente me pone las esposas aun cuando intentó resistirme. Siento mis mejillas húmedas, mi labio tiembla y me pego a Jace, pidiéndole en silencio que haga algo, yo no puedo.

— Todavía preguntan por qué, Gordon Gordillo fue agredido físicamente por la señorita, según lo que él nos dijo. Además, tiene una herida de bala, demasiado grave. — me giro hacia él, intentando verlo, comienzo a gritarle entre llanto.

— ¡Déjeme decirle que usted está defendiendo a un potencial homicida! ¡A un maldito asesino! ¡Un asesino! Me defendí de él, puede ver las marcas de sus manos en mi cuello, la patada en mi estomago — Veo como a otro agente se acerca, sosteniendo una libreta en su mano.

— Todos los conocidos de la víctima coinciden en que es buen hombre. Donaba a la caridad, iba a voluntariados y en resumen está limpio. — me quiebro aún más, los miro a todos. —Es algo ilógico.

— Él me iba a hacer daño... Me apunto con esa cosa. — hago un leve ademán de señalar el arma. — Solo me defendí. No iba a dejar que me arrebatara la vida, yo no... yo no podía irme.

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