Nuevos lazos

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Donghae
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La cita que nos tomó por sorpresa tanto al señor Lee como a mí, terminó siendo un tranquilo paseo en el parque frente al centro comercial donde nos vimos por primera vez.

Algunas personas lo reconocían (me di cuenta por la manera en que lo veían), pero nadie se acercó a nosotros. Él no se percató, y si lo hizo no le importó.

Ambos nos habíamos comprado un smoothie en la heladería del mall.

A pesar de cómo se dieron las cosas, y de lo sonrojado que yo pudiera estar, la verdad era que me encontraba muy a gusto. El sol caía agradable sobre nuestras cabezas, el aire olía a hierba, y los sonidos a nuestro alrededor estaban invadidos por las risas de los niños y el repiqueo del agua cayendo desde una de las fuentes.

Sentía una paz que no tenía comparación.

El señor Lee me tomó del hombro izquierdo a fin de llamar mi atención. Cuando clavé mis ojos en él, pude ver el brillo dorado de la luz reflejarse en sus ojos negros. Su rostro se iluminó con una sonrisa que yo no pude evitar corresponder.

—¿Nos sentamos allá? —Apuntó a una mesa que estaba debajo de un árbol del cuál caían pequeñas flores rosas.

El verano era hermoso, pero nunca antes lo noté porque estaba muy ocupado quejándome del calor. Ahora me encontraba tan feliz que no había cabida para incomodidades.

Asentí y nos dirigimos allá.

—Gracias por... aceptar salir conmigo —le dije porque lo creía justo. Estaba pensando una de las mejores tardes de mi vida y apenas llevábamos media hora fuera de mi casa.

—Gracias a ti por mandarme ese mensaje. —Sonrió y sacudió la cabeza—. Espero que no te moleste que agregue tu número a mi agenda.

—En lo absoluto —me reí bajando la mirada. La imagen frente a mí era... preciosa. El señor Lee estaba ahí sentado, con la pajita del smoothie entre sus abultados labios rojos, parecían, incluso, una fresa fresca. Su cabello negro bailaba a causa del viento y las flores que caían lo adornaban.

De verdad quise dejar de mirarlo como un bobo, pero no podía por más que lo intentara. El paisaje era tan bello que deseé tener una foto.

Saqué mi teléfono y activé la cámara ¿qué más daba?

—Discúlpeme —le dije cuando miró extrañado mis acciones. Apunté el teléfono hacia arriba de mi cabeza, tratando de obtener una imagen de las flores cayendo—. Es que soy aficionado a la fotografía... Tengo una cuenta en instagram y yo... bueno, no pude evitarlo.

—¿Escribes, actúas y tomas fotografías? —me preguntó —Eres una caja de sorpresas, Donghae.

Me sonrojé más aún, aunque eso sonara imposible.

—No se haga muchas expectativas sobre mí —reí—. Aunque hago un montón de cosas, no me considero un experto.

—No tienes que ser un experto para disfrutarlo —obvió—. Si dejáramos de preocuparnos por lo que los demás piensen de nosotros, podríamos gozar sin límite todo lo que hacemos.

Y al terminar de hablar me sonrió sin despegar los labios. Se puso recto e hizo una "V" con sus dedos.

—Usted... ¿usted quiere que le tome una foto? —pregunté desconcertado.

—Naturalmente —respondió sin moverse un centímetro. Me dio mucha gracia y apunté mi cámara hacia él. Incluso antes de presionar el botón para capturar la imagen, ya sabía que iba a ser una obra maestra.

•La vida es un libro [Eunhae]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora