CAPITULO 7

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Cuando Jeongin vió llegar a su hija no pudo evitar que su corazón se rompiera al ver sus mejillas llenas de pequeñas lágrimas reflejando la tristeza con la que su princesa se encontraba.

Así que lo primero que hizo al ver que Hyemin cruzaba la puerta fue atraerla hacia su pecho en un fuerte abrazo, haciendo que con esa acción su pequeña se desahogara completamente entre sus brazos.

–Princesa, ¿Que sucedió?– preguntó el mayor limpiando con sus pulgares las lágrimas que seguían resbalando por las mejillas de la niña.

–T-tzuyu terminó conmigo, dijo que le gustaba Sana y que prefería dejar todo hasta aquí para no lastimarme después– la niña ya se había calmado y solo soltaba suaves suspiros que se ahogaban entre el pecho de su padre.

El mayor atinó a cargar a su hija para que se sentaran en el sofá que por obvias razones era más cómodo que el piso en el cual se encontraban anteriormente.

–Princesa, sé que es difícil un corazón roto, pero, aún te falta mucho por conocer y explorar, y la persona indicada llegará en su momento.– besó la mejilla de su hija con ternura y comenzó a repartir suaves caricias por su sedoso cabello– ¿Que te parece si hablo con papá Jin para que vaya por helado y hacemos maratón de películas en familia?

La niña asintió con cierta emoción dándole un fuerte abrazo a su papá, el cual se levantó del sofá para ir a la habitación donde se encontraba su esposo.

–Hyung, necesito que vayas a comprar unos cuantos tarros de helado, por favor– el menor se acercó a su esposo sentándose junto a él en la cama.

–Claro que iré Innie, pero, ¿Podría saber para que necesitas helado?– dijo el pelinegro un poco confundido levantándose de su cama para colocarse una camiseta y sus zapatos.

–Larga historia, cariño, te la contaré cuando vuelvas con los helados– el menor se acercó a su esposo y depósito un dulce beso en su mejilla– Ve, ve, antes de que se llene el supermercado, y tú no eres muy paciente que digamos– soltó una pequeña risa y empujó a su esposo fuera de la habitación.

Cuando Hyunjin salió para comprar lo que su esposo había pedido, el menor fue al cuarto de su hijo para comentarle lo que harían esta tarde. Al entrar vió a su hijo haciendo lo que el suponía un trabajo de la escuela ya que se veía muy concentrado en lo que hacía.

–Hola Minnie, ¿Que haces?– preguntó y se puso de pie al lado de su hijo mirándolo con una sonrisa.

–Hola papi, hago una tarea pero ya me estrese, ¡las matemáticas son muy difíciles!– MinHoo hizo un puchero que causó ternura en el mayor.

–No te haría mal descansar un poco Minnie, además, Hyemin llegó algo triste y por eso haremos un maratón de películas familiar para subirle el ánimo– dió una suave caricia en la mejilla de su hijo y seguido a esto tomó su mano para que se levantara del escritorio.

El menor solo asintió y salió junto a su padre de la habitación para poder ir con su hermana. Al llegar a la sala encontró a su hermana con una mirada triste que lo hizo sentir mal, porque a pesar de sus peleas y desacuerdos, era su hermana y el la amaba.

–¿Que sucedió Hyenie? ¿Debo golpear a alguien?– el niño hizo la mímica de un golpe sacándole a su hermana una suave risa.

–No te preocupes por eso Minnie, mejor ven a darme un abrazo– la mayor extendió sus brazos en la espera del chico que no dudó ni un segundo en lanzarse hacia ella para estrecharla entre sus brazos.

El rubio los miró enternecido y justo cuando estaba apunto de tomar una fotografía para capturar el hermoso momento, su adorado esposo entró a la casa haciendo que sus planes quedaran arruinados sacándole un gruñido de por medio.

–Volví familia, ¿por qué esa cara larga amor?– el menor solo soltó un suave bufido que en pocos segundos fue reemplazado por una leve risa.

Se acercó a él mayor y tomó las bolsas que el traía en manos para guardar el helado en el congelador, volviendo hacia donde estaban los demás en poco tiempo.

–No es nada cariño, no te preocupes. Ahora, niños vayan a ponerse ropa cómoda porque hoy será una larga tarde– le sonrió a sus hijos los cuales salieron de la sala para ir directo a sus habitaciones.

–¿Ahora me dirás qué fue lo que pasó como para pedir tanto helado, precioso?– preguntó el mayor tomando la cintura de su esposo con delicadeza y colocando su cabeza sobre su hombro para estar más cómodo.

–Tzuyu terminó con Hyemin, y le dijo a Hyemin que le estaba comenzando a gustar Sana, y por eso no quería hacerle más daño en un futuro. Fue una desición sabia, pero, aún así me duele mucho ver a mi princesa así, es su primer amor y también su primer corazón roto.– suspiró poniendo sus manos sobre las de Hyunjin dando suaves caricias en estas.

–Vaya... No podemos culpar a Tzuyu por eso, nadie decide a quien querer y bueno, lo único que podemos hacer en esta situación es darle mucho amor a nuestra princesa y hacerla feliz– el pelinegro dió un beso en la mejilla de su esposo para luego separase lentamente.

–Si que eres un papá sabio, Hwang Hyunjin, me siento orgulloso de lo bueno que eres y siento que cada día estoy más enamorado de ti– sonrió y plantó un tierno beso en los labios de su esposo para dirigirse a la cocina y llevar los tarros de helado a la sala.

El mayor solo pudo soltar un suspiro de enamorado y sonreír tontamente, sentándose en el sofá a la espera de sus hijos y esposo. Cuando toda la familia ya estuvo reunida se acurrucaron sobre el sofá los cuatro integrantes de aquella familia con algunas mantas y almohadas.

–Bueno Hyenie, ¿Que película quieres ver?– el rubio tomó el control del televisor en espera a que su hija respondiera.

–Mmm... Quiero ver A todos los chicos de los que me enamoré– la pequeña era gran fanática de aquella película, que siempre lograba sacarle suspiros por lo hermosa que la consideraba, podría verla 10.000 veces y jamás se aburriría de esta.

El rubio solo asintió y se dispuso a buscar la película que tanto quería ver si hija, y al encontrarla solo dale dio en reproducir y toda la habitación se sumió en un cómodo silencio que de vez en cuando era interrumpido por los suspiros de Hyemin, o las suaves risas de MinHoo, acompañado también por el sonido que hacían los labios de los mayores al juntarse en suaves besos.

Y así pasó su tarde en familia, llena de alegría uniendolos un poco más y alegrando el corazón de su pequeña, la cual ya no parecía tan triste como hace unas horas.

Sin duda, su familia era lo más preciado que tenían aquellos padres y jamás la cambiarían por nada.

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Hola mis amados lectores😊 lamento haber descuidado la historia, por favor no me maten unu

Espero les gustara el capítulo y le den mucho amor.

Nos leemos luego❤️

Ventajas de tener mellizos [HyunIn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora