Especial familia Lee

287 34 8
                                    

–Jiseol, MinJae, ¿Están listos?– preguntó el Lee mayor a sus hijos.

–Si capitán, estamos listos– respondieron ambos niños a la vez, haciendo una pose militar de paso.

Los cuatro integrantes de la familia soltaron una carcajada luego de tal momento. Aunque luego volvieron a lo que estaban haciendo anteriormente.

Terminaron de empacar todo lo necesario y salieron de su hogar cerrando la puerta con llave tras ellos.

Ese día se dirigían a una pista de baile que había en el centro de la ciudad, a petición de Minho.

No tardaron mucho en llegar allí, ya que en auto solo tardaron unos quince minutos hasta poder estar frente al lugar en donde se ubicaba la pista.

Sacaron todo lo necesario del auto y se adentraron a la pista, la cual estaba casi vacía a excepción por una pareja que se encontraba a lo lejos.

Dejaron todas sus cosas en un rincón de la pista, mientras se iban formando en el centro de esta para comenzar.

–Bien mis amores, hoy es un día que vamos a compartir en familia, y que mejor que haciendo algo que nos gusta a todos– el mayor les sonrió a su familia, los cuales le correspondieron la sonrisa.

Hace tiempo que el mayor había realizado una coreografía para la canción favorita de los cuatro, y por eso los había llevado a aquella pista, quería enseñárselas y que conocieran el lugar en el que pasó gran parte de su juventud. 

–La idea de hoy es enseñarles la coreografía que creé para la canción de "Boxer" de nuestro grupo favorito Stray Kids– tanto Jisung como los niños se emocionaron por la idea del mayor.

Luego de eso, los cuatro comenzaron a calentar para poder empezar con la coreografía que el mayor les tenía preparada. 

El mayor empezó a enseñarles la coreografía de a poco, y había que admitir que ambos menores heredaron el talento de su padre para el baile, ya que se les estaba facilitando bastante aprender la coreografía que había hecho su padre, aunque no podíamos decir lo mismo de Jisung. 

El de mejillas abultadas no estaba logrando hacer los pasos que le enseñaba su esposo, porque aunque en su juventud Jisung era el que solía acompañar a Minho a esa misma pista y de vez en cuando bailaba con el, debía admitir que ya estaba bastante oxidado en eso.

Jisung intentaba dar lo mejor de si para no decepcionar a su esposo y tampoco a sus hijos, pero en un brusco movimiento que hizo, tropezó con sus propios pies ocasionando que perdiera el equilibrio, así que solo cerró sus ojos y esperó el fuerte golpe que sería ocasionado por la caída, pero este nunca llegó.

Al abrir sus ojos se encontró con el rostro de un hombre muy cerca al suyo, el cual lo había sostenido de la cintura antes de que cayera y ganándole a Minho, quién tenía la misma intención.

Se separó rápidamente de la otra persona y dirigió la vista a sus hijos quienes se veían confundidos, y a su esposo quien lanzaba llamas por los ojos.

–Ten más cuidado a la próxima, bonito– y luego de guiñarle un ojo a Jisung aquel desconocido desapareció de su vista.

Jisung no respondió nada y con un leve sonrojo por la vergüenza fue directo a dónde se encontraba su esposo, quien aunque estaba enojado también estaba preocupado al ver que su esposo casi cae al piso.

–Sungie, ¿Estás bien?– el mayor acunó la cara de su esposo entre sus manos.

–Estoy bien, Minnie. No te preocupes– le dedicó una tierna sonrisa a su esposo, la cual derritió el corazón del mayor.

–Papá Sung, ¿Te sientes bien?, es que estás todo rojito– el mayor sólo soltó una risa y le dijo a su hija que se encontraba bien.

Minho rodó los ojos, aún un poco celoso por la cercanía que aquel hombre tuvo con su amado esposo.

Luego de eso siguieron practicando, pero esta vez Minho estaba más alerta y ayudaba a Jisung con el más mínimo detalle.

Y así pasaron la tarde, bailando y divirtiéndose entre ellos como una hermosa familia.

Luego de unas horas decidieron que era tiempo de volver a casa y acordaron volver otro día a seguir practicando coreografías. Al llegar a su casa los niños fueron directo a sus habitaciones para darse un baño y quitar todo el sudor de sus cuerpos, mientras que los mayores se quedaron sentados un rato en el sofá.

–Gracias por este día, Minnie– el mayor sonrió y besó las mejillas de su esposo con ternura.

–No debes agradecer nada, Sungie– tomó las manos del otro entre las suyas, dando suaves caricias en estas.

Se quedaron un rato así en lo que sus hijos terminaban de bañarse y iban a dormir, ya que se había hecho bastante tarde.

–¿Nos bañamos juntos, Honnie?– susurró en el oído de su esposo.

–No seas muy ruidoso, cariño– el mayor cargó al de mejillas abultadas y fueron directo al baño, para "tomar una ducha".

Ventajas de tener mellizos [HyunIn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora