Reflexiones nocturas

Another night

Estoy en otra de mis noches reflexivas y tristes. Una de esas noches donde se me anegan los ojos de lágrimas y simplemente siento pena por mi existencia.
No dije nada ayer pero mi almohada olía a ella, cuando me dormí simplemente sentí que seguía aquí.
Se que dije que podía con esto, y puedo, tiene que estar en mi vida o si me volveré loca, pero tengo derecho a que duela a veces. A echar de menos muchas cosas que no van a volver, algunas confianzas y emociones que ya no están.
El amor es complicado. Siempre dije que no existía, que no quería creer en él porque nunca lo había sentido por mi misma. Luego descubrí el amor y el dolor del amor roto y luego perdí otro tipo de amor que nunca había asumido que también era amor. Amor. Reacciones químicas ante estímulos. Tus labios quizá, tu mirada, tu risa, tus manías. No sé.
El estómago decide hacer piruetas y la cabeza me dice que vamos a meter la pata otra vez y que no estamos para tonterías.
No quiero irme.
El punto de escribir esto es que no quiero irme y ver que mi vida es un desastre. Quiero detener el tiempo y darme unos meses aquí, contigo, darnos unos meses para recuperar todo lo que hemos perdido.
Mierda no quería usar la segunda persona, porque esto no quiero dirigirlo a ti. Este texto es para mí, para poder dejarlo salir ya que nadie más quiere escucharme enamorada de ti.
Volvamos un poco atrás.
Detener el tiempo, para que ella y yo volvamos al punto antes de la partida, para quizá así conseguir eliminar el amor. Pero me sobra de todo menos tiempo. Mi vida, mi puta mierda de vida, mis malas decisiones, mis errores.
¿Si me hubiese quedado aquí? Qué habría pasado si Madrid no hubiese sido la elección, si me hubiese quedad cerca.
No tengo hogar, no tengo casa, nunca he sentido la facilidad de llamar casa a algo emocional, simplemente la palabra designa el sitio donde vivo en el momento.
Pero ayer, en mi antigua cama (que tantas cosas ha sentido, oído y visto) con ella y un pequeño momento atemporal quizá me sentí un poco más en un hogar, en un lugar en el que quedarme para siempre.
Soy una persona errante, sin un lugar al que volver siempre, me gustaría tenerlo otra vez por favor, encontrar de nuevo el hilo rojo para ir a casa.