Capítulo XI: El día del sol negro [la invasión y el eclipse]

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Azula, al igual que su hermano, estaba comenzando a perder la cabeza o quizás estaba pasando por algo mucho peor que eso, donde sea que mirara, donde sea que estuviera solo podía tener alucinaciones del Avatar apareciendo para atacarla y acabar con ella en cualquier momento, o también podía ver como su hermano se reía de ella diciéndole lo ingenua que era. Las noches que siguieron previo a la invasión las paso en completo estado de insomnio, cada vez que cerraba los ojos e intentaba dormir, tenía pesadillas recurrentes en las que era derrotada por el Avatar el día del sol negro y eso era la principal causa de desvelo. También comenzó a sospechar del extraño comportamiento de su hermano, la princesa de la Nación del Fuego recordó que se había comportado de esa manera durante la batalla en las catacumbas de cristal cuando intentó atrapar al Avatar, luego de que ella lo atacó con su rayo, como si estuviera tratando de salvarlo o al menos protegerlo, pero afortunadamente esa campesina de la Tribu Agua logró atrapar el cuerpo del niño justo antes de que cayera al suelo y frente a sus ojos. Pudo ver incluso que había estado pasando tiempo con Mai, pero no compartían el típico momento de pareja, solo pasaban tiempo juntos como amigos, Mai le había contado una tarde que la princesa la fue a visitar a su casa y no estaba Ty Lee presente, lo que había pasado entre ella y Zuko, le contó que Zuko decidió que ambos siguieran siendo solo amigos porque le confesó que estaba enamorado de otra persona, pero lamentablemente no le había dicho quien era, luego de esta conversación, la princesa de la Nación del Fuego estaba más que convencida de que el Avatar estaba vivo, acechándola, observándola entre las sombras, esperando a que ella perdiera la poca cordura que aún le quedaba en su mente.

Oh, pero ella no haría eso, no caería sin pelear, obviamente era la heredera legítima del trono, estaba destinada a convertirse en Señor del Fuego antes que su estúpido hermano porque ella era hermosa, poderosa y temida, era inquebrantable, ninguna pesadilla recurrente del Avatar lograría arrebatarle la poca cordura que aún le quedaba en su mente. Solo para estar segura, la princesa de la Nación del Fuego enviaría a alguien para eliminar al Avatar si es que todavía estaba vivo y luego, después de eso, eliminaría a su hermano, por lo que no habría forma de que él pudiera quitarle el trono.

Azula sonrió y rió con malicia de su plan mientras caminaba por las zonas bajas de la capital de la Nación del Fuego, se había contactado con un hombre misterioso, un hombre en quien podía confiar y que no tenía moral ni deseos de poder, solo le gustaba matar personas... por un determinado precio.

En la noche profunda, la niebla y el viento fresco se arremolinaban alrededor de Azula mientras lo esperaba, él apareció con un ruido metálico, tenía un brazo y una pierna de metal, así como un tercer ojo tatuado en la frente, sus ojos dorados y salvajes se abrieron triunfalmente, no había dudas, ese hombre era el indicado para el trabajo que ella tenía en mente.

-Tengo un trabajo para ti-susurró mientras caminaba hacia adelante, su cuerpo se balanceaba seductoramente pensado que de esa forma podría aflojar la fría y penetrante mirada en el rostro de ese hombre, Azula posó sus manos sobre su musculoso pecho, frotando los duros músculos y pestañeo de una manera coqueta como su amiga Ty Lee hacía siempre cuando estaba coqueteando con un chico lindo al azar-he oído hablar de ti, tienes un instinto asesino y sabes guardar secretos-el hombre no dijo una palabra, solo miró a la princesa de la Nación del Fuego sin quitarle la mirada fría-sospecho que el Avatar está vivo, quiero que descubras si mis sospechas son ciertas, si lo encuentras... elimínalo a él y a cualquiera que viaje con él. Después de eso quiero que mates a mi hermano, hazlo durante el día del eclipse, porque nadie estará allí para ver su desaparición-

La chica acercó más su cuerpo contra el de aquel misterioso hombre, pudo sentir cómo el poder y la ferocidad corrían por su cuerpo, eso casi la excitaba, pero él no era un pretendiente digno de ella, no importaba cuánto calentara su sangre. El hombre simplemente se separó de Azula, giró sobre sus pasos y desapareció rápidamente en la noche, dejando su calor en la palma de sus manos y las yemas de sus dedos, su mirada fría y su mal comportamiento se grabaron en su memoria. Una sonrisa apareció en la cara de la princesa mientras caminaba de regreso al palacio, ahora estaba segura de que nadie se interpondría en su camino de dominar el mundo, sonrió porque su hermano no tenía ni la menor idea de la sorpresa que muy pronto iba a recibir.

Chang Ai [zukaang/ zuko x aang fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora