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Aaron estaciono frente a su casa, cansado de la chillona voz de la chica quien no paro de hablar un solo segundo en todo el transcurso de la ciudad a su hogar, al poner un pie fuera del vehículo sintió el  delicioso olor del bosque, vio bajar a su...

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Aaron estaciono frente a su casa, cansado de la chillona voz de la chica quien no paro de hablar un solo segundo en todo el transcurso de la ciudad a su hogar, al poner un pie fuera del vehículo sintió el  delicioso olor del bosque, vio bajar a su "pareja" y finalmente tocaron, luego entrarían las maletas.

Su lobo empezaba a moverse de lado a lado saltando de felicidad, confuso y ¿Nervioso?, se mostraba excitado, y él junto a su lobo sentía la necesidad de aparearse y proteger a alguien, con todas sus fuerzas lo empujó dentro de él para que no saliera de imprevisto y causara problemas.

- hola cariño - saludó Leia con una sonrisa la cual se borró a ver a la rubia detrás él.

-hola mam...-

- mucho gusto suegra, soy lizeth-

- hola, mucho gusto - hablo sería, esa mujer no le traía un buenas vibras además de su voz - diosa dame paciencia - pensó al escucharla

- sigan, al comedor por favor -

Ya en la mesa Marcus vio a la chica de arriba a abajo vestía de forma vulgar, para la primera impresión, cosa que odiaba, no tenia problema con que la chica usara lo que quisiera, pero para el primer encuentro con su nuera no le parecía correcto que le vertido que usaba fuera con un escote tan largo como el de Lizeth que llegaba al ombligo, además de que a los costados tenia una cinta que dejaba poco a la imaginación y sobre todo que no llegara ni a la mistad del muslo lo aceptaba en una fiesta u otra celebración, pero no esa precisamente

- hola suegro - saludo Lizeth, no la aceptaba en absoluto.

- buenas tardes joven - saludo serio, ayudó a su esposa y a Liam a llevar la cena a la mesa.

Aaron se sentó al lado de ella en la mesa viendo a sus padres traer los platos, cuando vio salir de la cocina ese pequeño bombón, lindo, tierno y finalmente quedó sin aliento al ver semejante belleza de ese chico que venia con cinco postres.

- que bien, ni siquiera sabía que tenías sirviente - habló alto la falsa rubia, las raíces de su cabello y cejas la delataban.

- no tengo - susurró

- no seas modesto cariño, además viste bien feo - lo señaló

- déjalo no seas grosera - la reprendió en voz baja.

Aaron no podía creer la tentación que la vida le había puesto en frente comparado con su "novia" ese chico era un ángel y un postre que tenia que probar, pidió a la diosa luna lo acompañara para no hacer algo estúpido frente al menor, simplemente hermoso a la vista.

 Sentía una pequeña corriente en su ingle, lo que la mujer al lado suyo nunca había logrado, lo había hecho ese pequeño frente a él en segundos (una erección), cerro los ojos y suspiro fuerte - por qué no me escuchas diosa - grito dentro de sí

- ¿Qué tal su viaje?, Supongo que estaba cansado - hablo su madre

La rubia veía como su novio y el pequeño Liam se miraban, El menor tenia la costumbre de coquetear con quien le gustaba, y analizando la situación se pudo dar cuenta de lo "mucho que se amaba esa pareja" - sí, suegra no creí que el camino fuera tan largo, por fortuna tuve a mi amorcito cerca - decía acariciando el brazo de Aaron y este volteaba a mirarla.

EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora