Capítulo II: Estrafalaria

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Habían pasado 5 días desde la entrevista y ya me estaba arreglando para irme a la casa en donde vivía con mis padres que era prácticamente a las afuera de la ciudad por eso mismo me estaba quedando en una especie de hostal por el momento, cuando de pronto sonó mi móvil, era un número desconocido y por las dudas, solo por las dudas, decidí atender la llamada, quiza mis dudas era más grandes y no debí haber atendido la llamada.

— Hola buenos días la llamo desde las oficinas Gregsons Corp. ¿Usted es Lara? — yo me quede atónita e idiotamente asentí con la cabeza — ¿Hola? — dijo la voz a través del teléfono.

— Si con ella ¿en que puedo ayudarla? — trate de ser formal pero creo que mi voz sonaba muy entusiasmada.

— La señorita Adelina Gregson la quiere citar para mañana a las 10 de la mañana ¿Tiene algún inconveniente? — mañana era sábado pero por conseguir el trabajo haría lo que fuera.

— No ninguno... — iba a mencionar el hecho de que era sábado pero la voz al otro lado del teléfono me interrumpió.

— También me dijo personalmente que le dijera y cito "dile que no me derrame otro café en la blusa y que ni se le ocurra traer café a la oficina, no quiero café derramado en el suelo" — sentí como las mejillas me ardían por la vergüenza y nuevamente me encontré asintiendo con la cabeza — Bueno, eso es todo que pase una linda tarde, la esperamos mañana a las 10 — cortaron.

Me quede mirando la nada, no entendía lo que acaba de pasar, baje a hablar con la recepcionista del lugar en el que me hospedaba y le expliqué que me quedaría un par de días más, ella no tenía problemas, es más estaba emocionada por eso, me quede el resto de la tarde en estado automático, aún no terminaba de procesar lo que acaba de pasar, cuando por fin me entro en la cabeza ya eran como las 12 de la noche.
Inútilmente me entraron los nervios así que mis planes de dormir se fueron a la basura, me quede al menos dos horas mirando el techo, llegue a la conclusión de que el techo realmente necesitaba una pintada, hasta que me quede dormida.

La alarma al día siguiente sonó a las 9 de la mañana y me levante, me asegure de levantarme para poder irme con calma a las oficinas de Gregsons Corp. ya que no quería cometer el mismo error del día de la entrevista, ahora que tuve tiempo para vestirme me puse pantalones color beige, una blusa celeste y un saco azul, se supone que eso era lo que me pondría el día de la entrevista pero bueno, es lo qué hay, lo más informal fueron mis zapatillas blancas ya que había olvidado los zapatos en casa de mis padres, que pena por mi.

Salí del edifico en el que me hospedaba y me fui caminando con tranquilidad eran las 9:50 cuando llegue al edificio de oficinas e hice el mismo recorrido que la vez anterior: recepcionista, ascensor. Cuando llegue al último piso estaba misma secretaría y me acerqué a ella.

— Hola — nuevamente los nervios, pero por dios era mi jefa y estaba claro que si me mataba algun día entonces sería porque tendría un buen motivo como por ejemplo... ¿Otro café? — Tengo una cita con la señorita Adelina Gregson — ella me miro, tal vez ya no tenía esa mirada de superioridad que ayer o quizá era que estaba trabajando un día sábado.

— Tu debes ser Lara ¿no? La del café — comentó como si realmente fuera un hecho digno de comentar y me puse nerviosa, miré a otro lado y asentí con la cabeza— Bien, déjame avisarle — ella fue al intercomunicador y hablo — Señorita Adelina, la niña Lara está aquí — esperamos respuesta. Me dolió que me dijera niña ya que tengo 25 años, preferí no comentar nada.

— Disculpa ¿quién? — dijo la voz al otro lado del aparato.

— La chica del café señorita — volvió a decir y yo sonreí levemente, creo que me iba a quedar como la chica del café para toda la vida.

— Que pase — fue una voz cortante, fría y dura la que sonó por el aparato ¿Era siempre así?

— Ya sabes donde es — dijo señalando la puerta.

Entre a la oficina y ví a Adelina parada detrás de su escritorio, llevaba un traje completamente azul y una blusa negra, cuando digo completamente azul me refiero a todo azul, el saco, el chaleco que eh de admitir me pareció raro ya que nadie en la actualidad usaba trajes chapados a la antigua y pantalones azules, no voy a decir de que color eran los zapatos porque no los vi pero seguramente eran azules o negros, ese traje hacía que se viera flaca, más flaca de lo ya era y cada parte de ella gritaba "mírame soy una empresaria exitosa y respetable" ¿Sería prudente irme y correr del lugar como alma que lleva el diablo? 

— Siéntate — comentó de forma autoritaria y sin mirarme oh "Hola para ti también", para el colmo estaba con sus lentes mirando unos papeles que se encontraban sobre su escritorio, esperé un momento y ella se sentó frente a mi y se sacó los lentes para mirarme con esos ojos verdes que, si así quería, te podían matar con la mirada — ¿Sabes porque estás aquí? — yo negué con la cabeza — leí tu currículum, estudiaste en el MET de Londres y tienes dos profesiones, Licenciatura en informática y un doctorado en mercadotecnia ¿es eso correcto? — mantenía el tono de voz y yo asentí ¿Tenía acaso otros tonos de voz? la verdad es que lo dudaba considerablemente — Además tienes las mejores notas de tu clase — hizo una pausa que de pronto no sonó tan amenazante como uno podría pensar que lo era en realidad — déjame felicitarte, para ser tan torpe te fue bastante bien — no sé si debía ofenderme o que ¿Quizá me estaba alagando?, ella retomó la palabra — te voy a dar una pasantía — comentó como si fuera lo más normal — ¿eres de por aquí? — ella no despegaba su mirada de mi y eso me puso tan nerviosa que en el momento me vi incapaz de formular una pala bata finalmente negué nuevamente con la cabeza — bien, este es el contrato — me pasó el papel que estaba leyendo hace unos momento — y como no eres de esta ciudad tienes que firmar esta también, más que nada dice que la empresa está dispuesta a darte alojo mientras estés trabajando y/o haciendo la pasantía con nosotros — me entrego una segunda hoja — te vamos a pagar la pasantía y quiero que los leas con calma, tienes hasta el lunes para entregar los papeles — yo asentí con la cabeza — ¿Alguna pregunta? — esta vez tomo otro papel de la pila de papeles y le hizo unas rayas.

— Usted es Gregson, de la hija del dueño ¿o me equivocó? — ella soltó una leve carcajada que para mi gusto sonó forzada.

— No hay tantos Gregsons en el mundo — comentó casi con simpleza  — ¿Algo más? — yo negué «Dios niña ¿Ya se te olvidó hablar?» — Bien, largo tengo que trabajar — dijo sacándome de la oficina — Recuerda tienes hasta el lunes y si los firmas te quiero aquí en el edificio a las 8 el martes, no tenemos códigos de vestimenta y mi secretaría Samantha te dará el resto de información cuando le entregues los papeles — todo esto lo dijo mientras caminábamos a la puerta y cuando terminó de hablar cerró la puerta de un portazo, para luego abrirla otra vez — casi se me olvida, nada de cafés cerca mío — Yo ingenuamente volví a asentir.

Me fui al edifico en el que me hospedaba y me puse a leer los papeles, al menos en darían alojamiento, cuando estaba terminando de leer todo y creí que todo estaba en orden leí el párrafo en el que decía que trabajaría directamente con la señorita Adelina, casi me da un infarto pero eso no quitaba el hecho de que realmente quería el trabajo así que firme los papeles y el lunes temprano iría a entregárselos a Samantha.

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