Llegamos al hotel y subimos a la habitación, yo continuaba mirando el mensaje que me había enviado mi madre, luego miré a Adelina la cual estaba contenta mirando su móvil y yo me moví por la habitación de forma nerviosa decidí ir al supermercado que había visto cuando fuimos a la pizzería.
— Voy a ir al supermercado — le informe a Adelina y ella asintió — ¿Quieres que te traiga algo? — ella negó con la cabeza y yo me dirigí a la puerta — Que bueno porque yo no creo ser capaz de mantenerme sobria en este momento — susurré casi inaudible antes de salir o tal vez no tan inaudible al fin y al cabo.
— Te escuché — dijo ella y yo rodé los ojos y decidí ignorarla pues de momento no me apetecía tener a mi jefa diciéndome lo poco profesional que podía llegar a ser eso de beber frente a ella.
Cerré la puerta de la habitación y mientras caminaba al ascensor me saqué la sudadera para ponérmela bien, baje y salí a la calle, camine con calma hasta llegar al supermercado donde compré un sixpack de cerveza y una botella de tequila barato que encontré en la sección de licores, lleve todo a la caja y pague, me dieron una bolsa que realmente no agradecí y cuando estuve en la calle otra vez abrí la botella de tequila y la comencé a beber directo de la botella, cuando llegue a la habitación del hotel ya iba por la por la mitad de la botella, entre y Adelina me miro, me dedico con una sonrisa poco amable y yo me reí, ella negó con la cabeza y yo deje la botella en la mesita.
— Se que no te agrada, no soy tonta — comenté mirándola y dejando el sixpack de cervezas en la mesa junto a la botella — pero en este momento no quiero estar sobria — ella puso sus ojos en blanco — me alegro por el negocio que hiciste el día de hoy, creo que lo manejaste bastante bien — termine de decir para luego tomar una cerveza.
— ¿Qué ocurre? — era obvio que pasaba algo, no cualquier persona iría a comprar licor para luego emborrachase y sentir placer por eso.
— Necesito que mañana — Me senté en la cama mientras que intentaba no hacer algun tipo de movimientos bruscos para no marearme — Me pases a dejar a la casa de mis padres yo puedo manejar hasta la casa y luego manejas tu el resto del camino — me di cuenta de lo que estaba diciendo e internamente lo ultimo que quería era estar lejos de ella y estuve a nada esbozar una sonrisa por eso pero me contuve, la situación no lo ameritaba — Mi padre piensa que ya se va morir — ella se sentó al lado mío y yo apoyé mi cabeza en su hombro.
— Bien, no hay problema — Nuevamente estaba sacando su lado amable y comprensivo conmigo — pero si vas a beber, por lo menos que sea para celebrar — ella me quito la cerveza que tenía en la mano y tomó un sorbo — Lo hiciste bien en la reunión, la mayoría de la gente que me acompaña a estas cosas — ella comenzó a hacerme cariño en la espalda con sus manos heladas que traspasaban la tela de la sudadera pero lo hacía de tal manera que el gesto podía llegar a considerarse como cálido si es que así se quería — por lo general dicen cosas que no debería decir — La que se rio fue ella no yo, a mi en lo personal no me generaba gracia alguna — si te terminas ese tequila mañana te va a dar una resaca espantosa — moví la cabeza para mirarla y le sonreí.
— Lo se — reí levemente por la ridiculez del comentario — pero no venden whisky escocés en cualquier supermercado — solté recordando la botella de whisky que había visto en su oficina, Adelina soltó una carcajada delicada.
— Oye — fue el tono suave el que ocupó el que me hizo mirarla — no te hagas esto ¿si? — me quede mirándola — estoy segura de que a tu padre no le gustaría verte así — yo asentí.
— No es por mis padres es por mis primos — termine cambiando el tema — llegan hoy en la noche a la casa y como aborrezco a esa gente — no sabía porque pero ella se rio.
ESTÁS LEYENDO
La CEO
RomanceAdelina es una chica de 27 años que es dueña de unas de las empresas más grandes y multimillonarias del país. Por otro lado Lara solo es una chica de 25 años que esta buscando un lugar en donde trabajar y hospedarse. - ¿Quién te levanta a las cinco...