Capitulo 4

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Esa noche luego de cenar, de lo único que se hablaba era sobre la fogata que se estaba por hacer. Todos estaban emocionados, va a ser entretenido, comeremos salchichas asadas y malvaviscos.

Jena, Sebastian y yo nos sentamos en un tronco donde el fuego casi nos acariciaba. Hacía frío y estábamos desesperados por un poco de calor.

-¿Quién empieza con las historias?- dijo Monica entusiasmada mientras arreglaba su melena dorada a un costado.

-Yo tengo una- dijo Andy aclarando su voz -¿Quieren oírla?

-¡Sí!- contestaron todos al unísono.

-Bueno, resulta que la llorona existe. Y está detrás tuyo Mackena- dijo rápidamente en risas.

Mackena salto asustada y todos comenzaron a reír.

-Andy, queremos una historia que nos asuste a todos, por favor- aclaró Monica.

-Yo tengo una, y es real- dijo Remington.

-¡Pues que esperas, cuentala!- exclamó Andy.

-Resulta que hace tres años atrás, luego de la epidemia que hubo mundialmente sobre la gripe A, comenzó a mutar un nuevo virus a causa del anterior. Algo extraño estaba sucediendo con las personas que habían sido afectadas por la gripe A, pero que los que habían logrado curarse- comenzó a contar serio. Estaba más concentrado mientras asaba su malvavisco -aquellos que lograron salvarse de la gripe comenzaron a encubar una nueva
enfermedad o supuesta "infección"- aclaró con sus dedos haciendo las comillas -la incubación tardaba solo seis horas. Sus ojos se aclaraban a un tono blanco, haciéndose parecer ciegos, cuando en realidad no lo estaban. Sus manos comienzan a envejecer y su cuerpo a enflaquecer. De repente, a la quinta hora comienzan a sentir la necesidad de
morder, de morder manos, solo manos -todos oían con atención -su aspecto a la sexta hora es idéntica a la de un zombie, cuando en realidad no lo son. Ellos pueden controlarse a la tentación de morder a alguien, pero si estás mucho tiempo a su lado, puede ser que te contagien el virus y te conviertas en uno de ellos: un White.

-¿Qué es un white?- preguntó Sebastian curioso.

-A eso voy, idiota- contestó Remington de mala forma -Bueno- aclaró su voz -un white es una persona que contiene el virus: "Invisiter". Éste virus provoca que con el correr de las
horas, tu cuerpo desaparezca dejando solo tu alma y espíritu desnudos. Es decir que sigues con vida pero sin cuerpo. Es como si te convirtieras en un fantasma, pero sin morir. Ya nadie más te puede ver después de las doce horas porque te convertís totalmente en un white. Te haces invisible, ya no se puede volver atrás, por eso mismo les dan el nombre de "white", y lo peor de todo, es que no hay cura. Los científicos le hacen creer a la gente que sus parientes fueron raptados o
asesinados por alguien. Ellos nunca quisieron decirle al mundo que esa enfermedad puede terminar con todos nosotros convirtiéndonos en fantasmas vivos. Es una enfermedad
mucho más grave que cualquier otra. Es una mutación peor a la de los zombies, estamos hablando de desaparecer, pero seguir estando- todos quedamos boquiabiertas -mi
padre fue mordido por un white. Él aún sigue en mi casa intentando recuperar su cuerpo para volver a la vida real. Lo único que se puede ver de un white después de las doce horas puede ser su rostro, el rostro triste y agobiante de la persona enferma implorando que la ayudemos, que curemos esa enfermedad que tiene.

-¿Pero una vez que un white ya se convirtió en fantasma, puede morder?- preguntó Monica aterrada.

-No, lo único que puede hacer es perseguirte, gritarte al oído y dejarte sordo con sus pedidos. A algunos no se los logra ver porque son totalmente invisibles. Pero a otros solo se les percibir el rostro, y un rostro que verdaderamente asusta. Mi padre siempre se me aparece rogándome que lo cure. Pero jamás lo logré. Pero lo peor es que si un white aún no se convirtió en fantasma estamos en graves problemas. Puede morder a cualquiera. Así que cuiden sus manos, porque eh oído que el dueño de éste bosque fue mordido por un dophie y ahora ronda por sus tierras implorando a todas las personas que vienen a pasar las noches acá a que lo ayuden -todos nos aterramos. Acaso ¿Remington estará contando la
verdad? No puede ser, no lo puedo creer, acaso lo que vi hace unas horas atrás fue ¿un white? ¿Fue el mismísimo dueño del bosque pidiéndome ayuda?

-¿El dueño de éste lugar vivía acá?- preguntó Andy sorprendido. Remington asintió.

-Así es- dijo tragando saliva -vivía en aquella cabaña- señaló a lo lejos. Al instante todas las chicas comenzaron a gritar aterradas y algunos chicos reían.

-Mentira, esa historia no es real- dije amenazándolo con la mirada. Remington rió.

-¿No me crees? Te recuerdo que mañana tenemos que limpiar la antigua casa del dueño. Te seguro lo vamos a ver- sonrió de forma malvada. Yo tragué saliva.

-Si claro, ¡qué miedo! Por favor, que historia tan ridícula- estaba asustada, lo admito creo que Remington dijo la verdad. Después de todo, coincidía exactamente con lo que me había sucedido hoy. Creo que era el rostro de él.

-Piensa lo que quieras, cada uno si lo quiere creer que lo crea. Yo solo se los advierto, así perdí a mi padre, ustedes deben estar alertas, el virus puede estar en cualquier lugar, e incluso cualquiera de nosotros puede contagiarse al volver a casa.

-Es decir, que, ¿hay Whites aún no convertidos en fantasmas por acá?- preguntó Natalia asustada. Remington se encogió de hombros.

-No lo sé. Puede estar en cualquier lugar, yo creo que el virus está en Liana ¿acaso no ven su aspecto? ¿Y lo irritable que siempre está? Creo que ya está encubando- todos comenzaron a reír.

-Cállate imbécil- Sebastian y Jena me sostuvieron de los brazos para que no fuera a golpearlo.

Esa noche, todos fuimos a nuestras cabañas a dormir a las tres de la madrugada. Jena y yo estábamos exhaustas, nos dolían todos los músculos del cuerpo, sentíamos que nos desmayábamos.

-Jena- dije una vez que las dos nos acostamos en la cama.

-Que pasa Lia.

-¿Crees que esa historia que contó el estúpido de Remington sea real? -pregunté inquieta.

-Nah, no creo. Es imposible que nos convirtamos en fantasmas a causa de un virus ¡pff!-contestó acomodándose a un lado.

-Estoy preocupada por mamá- susurré después de unos segundos.

-Lia, tu mamá debe estar muy ocupada con su trabajo. Ella quiere lo mejor para ti, sino no te hubiera pagado el campamento para que vinieras y te divirtieras ¿cierto? Aunque por un lado tienes razón. Tendría que haberte llamado en algún momento, eso es extraño.

-Tienes razón. Voy a esperar unos días más para llamarla- me quedé más tranquila por lo que dijo. Después de todo, no creo que nada malo le haya pasado, podría haberse muerto de hambre pero con la plata que recaudo no creo, ella está bien.

Intenté auto tranquilizarme un poco más.

Jamás volverán (Remington Leith)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora