NO ES UNA TRADUCCIÓN, ES UN FANFIC
Está novela no interfiere a ninguna regla privada, sólo entretenimiento, sin ofender a nadie, de fan a fan. Además, esta historia contiene relaciones homosexuales y contenido explícito (sólo es poco). Se recomienda...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al pagar el taxi, krist se dió cuenta qué no traía en su billetera la cantidad suficiente para pagarle al anciano, y le entregó su reloj cómo forma de pagó. Terminó por ir hacía el departamento de singto en lugar de ir a casa de sus padres. No quiso molestar a Iwan sobre su salida, mucho menos a Toptap.
Le estaba pegando duró todo ésto y profundamente se sentía frustrado.
Entró a la edificio, subió lentamente las escaleras como debatiéndose si estaba bien entrar. Sabía qué singto no se encontraba en casa, pero si no está, tal vez no sea malo ir a verla, de todos modos le entregó la tarjeta a toptap.
Titubeó un rato, su mano casi tembló en el aire, pero después de meditar, deslizó la tarjeta sobre la puerta inteligente y un aromatizante a canela de impregnó en sus fosas nasales.
— Muy dulce —hizo un mueca y se talló un poco la nariz.
Una anciana que vestía un floreado vestido color rosa, subió las escaleras en ese momento, y al ver la puerta abierta de su vecino de a lado, se acercó a darle la bienvenida, asomó la cabeza y sonrió:
— ¡Joven, está de vuelta! —krist se asustó y giró los talones para verla de frente, ella frunció el entrecejo—, disculpe, ¿quién es usted?, ¿o me equivoqué de departamento?.
— No, no, no se equivocó —se acercó a ella y hizo una reverencia—, Una disculpa, mi nombre es Krist, mucho gusto.
— Oh, yo soy Mina —le devolvió la sonrisa—, ¿es amigo de él joven Singto?.
— Si, solamente estoy de visita —soltó una sonrisita tímida.
— Oh, pero el no está. ¿quiere dejarle un recado? —preguntó entusiasmada.
— No, no está bien, gracias. Yo... se que está afuera del país, solamente quise pasar un rato aquí —explico mientras bajaba un poco los párpados.
— Ya veo —asintió, bajando la voz, preguntó:—, lo extraña mucho, ¿verdad?.
— Mmm... —se quedó pensativo, luego añadió burlón—, la verdad si, pero con el genio que tiene ahora, no estoy seguro.
La anciana se rió en voz alta, después se cubrió la boca para calmarse.
— Si, es así, pero aquí es muy buen vecino. La mayoría somos personas mayores, el es único recidente jóven, así qué es muy difícil conversar con el. Pero es un buen joven, es muy atento.
— Lo sé, es muy atento con todos —agregó krist, pensativo.
— Bueno, no lo molestó más. Me tengo qué ir.
— No es molesta. Usted es muy amable.
— Nos vemos —la anciana se retiró gustosamente y entró a su departamento.
