Capitulo XXXV

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Llevo mi mano a su cabello, corriendolo de su rostro

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Llevo mi mano a su cabello, corriendolo de su rostro.
Continuo observandola, mientras continua durmiendo.

La luz de la ventana ilumina su rostro. No puedo despegar mi vista de ella. Es hermosa, y parece mentira que este en su cama, con ella a mi lado, sin ningún obstáculo.

Suspira, empezando a estirarse.

Abre los ojos, al mismo tiempo que se queja. Sonrio, mientras frota su rostro.

— Buenos dias, preciosa.— Se vuelve a quejar

— ¿Qué es este infierno?— Parpadea, abriendo los ojos

— Resaca.— Me incorporo, bufa

— No puedo creerlo. —Mira hacia el techo— Rompí una de mis reglas.— Frunzo el ceño

— ¿Reglas?— Me mira

— Resaca es para festividades y cumpleaños. —Se incorpora rápidamente

Detallo su cuerpo en su pijama, mientras toma su bata. Suspiro, coloco mis manos por detras de mi cabeza.

— No importa. Tomare una pastilla y seguire.— Me mira— Tengo planes para hoy.— Sonrie

Se levanta y camina hacia el baño, continuo mirandola.

— ¿Eso incluye una cama?— Se detiene en el umbral, antes de adentrarse

— Cerca.— Entrecierro los ojos, se adentra y cierra la puerta

Suspiro, mientras miro hacia adelante.

Estoy seguro que tiene una tabla con una hoja con las actividades que haremos hoy. Me gustara mucho ver eso.

Sera un buen dia, y más cuando le diga las buenas noticias.

Mi mirada baja al baul, en la punta de la cama. Miro la puerta de baño, para luego incorporarme. Me acerco a el y tomo el candado, frunzo el ceño.

¿Porqué tanta seguridad?

Me siento en la cama, al mismo tiempo que escucho la puerta abrirse. La miro, sonrie y corre hacia a mi.

Rodea mi cuello, para luego besarme. Rodeo su cintura, mientras se sienta en mis piernas.

— ¿Sueno muy ridícula si digo que me siento mejor ahora?— Acaricia mis mejillas— ¿Con solo besarte?

— No. Dices la verdad. Soy tu mejor medicina, ricitos.— Rueda los ojos, aún sonriendo

Vuelve a besarme, jugando con mis labios. Acaricio su cabeza, alejando su cabello de su rostro.

— Estoy curioso.— Acaricia mi pecho— En ese baul.— Me mira— ¿Tienes cadáveres o algo?— Rie levemente

— No.— Rodea mi cuello— En ese baul esta la película de mi vida adolescente.— Sonrie, frunzo el ceño— Mis diarios intimos.— Arqueo mis cejas

La Actriz del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora