Capítulo XXI: Amenaza latente

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Por fin traigo un nuevo capítulo, espero que haya valido la pena la espera, aviso que será un poco largo

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- Parece que iban rápido – dijo Mérida mientras observaba las huellas, se habían internado en el bosque en busca de su rastro.

Tras unos minutos caminando, llegaron a una zona densamente cubierta por árboles, las huellas que iban siguiendo desaparecieron al llegar a un tramo.

- Esto es imposible – se dijo Mérida deteniéndose repentinamente
- ¿Qué sucede, Mérida? – cuestionó Hipo, al ver que la pelirroja interrumpía su andar
- Las huellas han desaparecido – dijo con cierta frustración, volteando hacia sus amigos
¿Qué? ¿Unas huellas desapareciendo así nada más? – alzó una ceja - ¿Cómo es eso posible? – pasó una mano por su cabeza
- No me preguntes Hipo, que yo también busco una explicación a esto – exclamó con cierta derrota

Hipo quedó pensativo unos segundos, mientras Mérida se sentaba al pie de un árbol, apoyando sus brazos sobre sus rodillas, Vanessa los miró expectante.

- Supongo que no tenemos otra opción, tenemos que buscar en uno de los caminos que continúan – miró el chico hacia adelante, grandes y densos árboles se alzaban ante ellos, con cuatro caminos que se abrían entre las hileras de troncos, todos lucían profundos y oscuros y ninguno mostraba fin. Hipo quedó estático al ver esto - ¿pero cuál? –

- Nada de eso, Hipo – intervino Vanessa, sorprendiendo al castaño – estos bosques ocultan muchos peligros, un paso dentro de la zona y serás hombre muerto – advirtió

- ¿Tienes una mejor idea? – cuestionó el chico, ante lo cual, la mujer llevó una mano a su mentón. No tardó en responder

- Esperar – dijo cruzando los brazos

- ¿¡Qué!? – preguntaron al unísono ambos chicos

- Las huellas que Mérida observó terminan aquí, por lo tanto, es posible que la persona que las haya causado tenga que reaparecer por este rumbo. Hay algo extraño en todo – mencionó rascando su quijada con sus dedos

- Olvídalo – Mérida se levantó sacudiendo sus pantalones – no voy a quedarme aquí, esperando a que algo pase mientras cae la noche – pateó el suelo con enfado

- Mérida – dijo Vanessa tratando de calmarla – piénsalo un momento

- Sólo mira en donde estamos Vanessa, ¡aquí no hay nada! – pateó nuevamente el suelo, descargando su frustración

Al momento en que el pie de Mérida hizo volar la tierra, quedó al descubierto un objeto brillante que al parecer, estaba enterrado. La princesa, sorprendida, se agachó para tomarlo con las manos, se trataba de una moneda dorada con un código grabado en ella, así como el perfil de un rostro.

- ¿Qué es esto? – la miró detenidamente

- Déjame verla – solicitó Vanessa, acercándose y tomando con sus manos el objeto, entre los grabados logró distinguir las iniciales “R.A.” – esto puede ser una pista, y también una señal de que vamos por el camino correcto – miró a Mérida

- De acuerdo, me has convencido – exclamó la pelirroja, derrotada, pero con intriga – esperaremos aquí –

Vanessa sonrió triunfante.

Anna fue sorprendida por Kristoff, tras ser invitada a una cena en un lujoso restaurante que daba la vista al fiordo de Arendelle.

- Felices 3 meses mi amor – dijo Kristoff al tiempo que le entregaba a su novia una caja pequeña de color rojo – esto es algo que no podía dejar pasar

Tú eres mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora