—Garra Soleada —musitó una voz con suavidad, colándose en la mente del guerrero rojizo—. Garra Soleada, despierta. —volvió a decir la gata.
Un repentino pinchazo en el costado hizo que Garra Soleada diera un respingo y abriera los ojos, esfumando el descanso sin sueño que estaba teniendo. "¿Donde estoy?" se preguntó, levantando la cabeza confundido hasta recordar los eventos que lo llevaron hasta ese lugar.
Una luna creciente brillaba por encima de los sauces, volviendo sus delgadas ramas en hilos de plata que se mecían en el viento, solo el susurro de los árboles alrededor del campamento del Clan del Río interrumpía el silencio sepulcral que envolvía el ambiente.
—Al fin despiertas, pareces un erizo en plena estación sin hojas —ronroneó Ardilla frente a Garra Soleada.
Garra Soleada se levantó a duras penas, de repente sintió todas las heridas que había recibido en la batalla contra el Clan del Viento y el Clan de la Sombra, aunque ahora estaban tratadas y envueltas torpemente en telaraña.
—Esto es horrible... —se quejó al desperezarse, viendo a su alrededor con cautela, como si los enemigos fuesen a brotar de nuevo entre las zarzas y los helechos.
—Estrella de Menta quiere hablar contigo —le indicó la atigrada clara, recargándose en el guerrero rojizo para darle apoyo.
Ambos caminaron con pasos lentos hasta la guarida de la líder, que era un denso zarzal decorado con brillantes objetos que arrastraba la corriente y otros cachivaches Dos Patas que ya no tenían uso.
—Adelante —maulló Estrella de Menta con voz ronca desde el interior de la guarida cuando ambos gatos del Clan del Trueno se acercaron.
Garra Soleada fue el primero en entrar, parpadeando un poco para acostumbrarse a la tenue oscuridad del interior. Al lado de la líder, Flor Granizada se lamía las heridas más leves, aunque tenía un feo corte a lo largo de un costado, cubierto de emplastos y telarañas.
—¿Cómo van las heridas? —preguntó Ardilla cuando entró, sentándose al lado de Garra Soleada.
Estrella de Menta se miró con rapidez las heridas ya tratadas, soltando un resoplido extrañamente receloso, como si admitir que había perdido una batalla le costara todo el esfuerzo del mundo.
—He tenido peores —contestó.
Ardilla asintió y enroscó la cola alrededor de las patas.
—Quiero agradecerles en nombre del Clan del Río por haber ayudado en la batalla —empezó la gata atigrada, sacudiendo la cola ligeramente—. Si no fuera por ustedes tal vez habríamos perdido muchos más guerreros, Estrella Escarchada hizo lo correcto en enviarlos.
Aquello tomó por sorpresa Garra Soleada, que compartió una mirada incómoda con Ardilla, antes de volverla a la de la gata.
—Me aseguraré de decírselo... —contestó el guerrero rojizo antes de tragar saliva, observando que la líder y la lugarteniente se miraron extrañamente confundidas, pero no dijeron palabra alguna.
—Mi clan está en deuda con ustedes —continuó Estrella de Menta, Garra Soleada notó la mirada sorpresiva que le dio Flor Granizada desde su lugar en la guarida—, dile a Estrella Escarchada que si en algún momento necesita ayuda por parte del Clan del Río, estaremos listos para saldarla.
—Por supuesto, se lo diré en cuanto volvamos.
—Dispondría de una patrulla para que los acompañe hasta su territorio, pero hay mucho trabajo que hacer y pocas fuerzas con las que hacerlo. —Estrella de Menta pareció decir esto último con un brillo de tristeza en sus ojos, Garra Soleada comprendió que lloraría a sus compañeros perdidos, aquellos a los que había visto en el claro mientras eran velados. Había reconocido al maltrecho Patas Cortas, uno de los veteranos del clan y también el moteado pelaje de un guerrero que le recordaba enormemente a Garra de Leopardo entre los gatos que habían recostados a su alrededor. —Que el Clan Estelar ilumine su camino de vuelta a casa y espero que no tengan más encuentros con el Clan de la Sombra o el Clan del Viento.
Garra Soleada inclinó la cabeza respetuosamente y acto seguido salió de la guarida con Ardilla a la zaga.
—Será mejor que llame a los demás, tenemos un largo recorrido por delante —maulló la gata y se separó de Garra Soleada para buscar al resto de sus compañeros de clan.
El guerrero rojizo soltó un suspiro cansado, sus heridas aún escocían y se sentía exhausto, pero aún debía enfrentarse a Estrella Escarchada cuando volvieran al campamento.
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Los Gatos Guerreros: La Estrella del Alba - 2
FanfictionUna amenaza se extiende a lo largo y ancho de las aguas del lago, Sombra Diurna se ha convertido en un guerrero digno del Clan del Trueno, pero su dura aventura apenas llega al principio. Luego de que la paz entre los cuatro clanes se deshiciera dur...