Casada con el príncipe de la oscuridad

capitulo 80

Epílogo

Después de la noche en Port Cressida, Luc y yo nos mudamos de la ciudad. Le explicamos lo que le había pasado a Celia y cómo henrietta era la villana real y no Casper. La corte aceptó gustosamente a Casper como su rey. Creo que no estaban demasiado dispuestos a aceptar a Luc, que casi los había matado.

Nos despedimos de Casper, Jacques y Nico, que se comprometieron a ayudar a Casper a encontrar a su compañera.

Mientras tanto nos dirigimos hacia las montañas y los bosques, permaneciendo en la casa real de monjes hasta que nuestros gemelos nacieron en la primavera:

Ahora tengo dos bebés hermosos, una niña llamada Ariana y un niño llamado Christian. Estoy completamente enamorado de ambos, al igual que Luc.

Los mantenemos lejos del palacio y de la ciudad. Es lo que tenemos que hacer hasta que el peligro haya pasado. Desde esa noche, recuerdo lo que el demonio me había dicho, la edad del hombre está llegando a su fin.

No sé lo que significa, pero sé que no es nuestra lucha. En este momento Luc y yo hacemos lo que podemos para mantenernos bajos y proteger a nuestros hijos hasta que el todopoderoso compañero de Casper aparece.

Trato de no preocuparme por estas cosas y simplemente disfrutar de los pequeños momentos. Hoy Ariana rió por primera vez, y Christian vomitó en la camisa de Luc (otra vez). Son todas estas pequeñas cosas las que me mantienen en marcha y me dan esperanza para un futuro maravilloso.

Veo a Luc limpiando los trozos de comida blanca de su hombro y trato de no reír.

Me ve observándolo y frunce el ceño, "esto no es gracioso. Esta camisa es Armani ".

"Bueno," respondo despreoculista, "tal vez no deberías usar ropa de diseño mientras eructas a tu hijo."

Luc aparece y desaparece para cambiar su camisa.

Vuelvo a mirar por la ventana de la cocina. Un momento más tarde Luc se une a mí.

'¿Qué pasa?' pregunta.

'Una tormenta se acerca, puedo sentirla'. Respondo.

Me acaricia el pelo y me pone un beso en la nuca. "No te preocupes, mi amor. Estaré aquí para protegerlos a ti y a los niños cuando llegue el momento."

Le sonrío, pero en lo profundo de mí, sé que algo grande está en el horizonte, algo terrible.

Él desliza su mano dentro de la mía y me aleja de la ventana. "Ven conmigo, Mia."

Lo sigo y me recuerdo disfrutar de las pequeñas cosas.

Pero me detengo y miro hacia atrás por encima de mi hombro.

Puedo sentirlo.

Está casi aquí.