Engloba a diferentes tendencias que proponen el desarrollo de la mujer en el marco de una contracultura de lo femenino. Considera a la mujer moralmente superior al hombre, y ve en ella un vínculo con la naturaleza especial por su condición de madre.
Este feminismo iguala la liberación de las mujeres con el desarrollo y la preservación de una contracultura femenina.
Las feministas liberales expresan que el feminismo cultural permite autoafirmar a las mujeres, ver muchas características femeninas como positivas ya que deben minimizar las diferencias entre mujeres para entrar al mundo masculino en plano de igualdad con el hombre.
Además, las feministas culturales creen que hay diferencias fundamentales, biológicas entre hombres y mujeres, y que las mujeres deben celebrar estas diferencias (parecido al Feminismo de la Diferencia). Las mujeres son intrínsecamente más buenas y apacibles, según las feministas culturales quienes creen que si las mujeres gobiernan el mundo ya no habría más guerra y el mundo sería un lugar mejor.
Por el contrario, se considera que la sexualidad masculina es agresiva, irresponsable, orientada genitalmente y potencialmente letal, y que los hombres representan la cultura, mientras que las mujeres la naturaleza.
El feminismo radical temprano contribuyó de forma importante a poner en cuestión la "institución de la heterosexualidad": Koedt (1970) distingue entre "heterosexualidad" e "institución heterosexual" mostrando la heterosexualidad como una opción y, por tanto, abriendo la posibilidad de cuestionar sus fundamentos y de evidenciar el lesbianismo como una posibilidad más. Sin embargo, el feminismo cultural apunta hacia el cuestionamiento de esta distinción, considerando a la heterosexualidad en sí misma como el origen de la dominación masculina.
NOTA: Sin embargo, antes de esta acepción, la expresión feminismo cultural hacía referencia al feminismo despolitizado.
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