3. Clase de educación física

464 47 0
                                    

Mierda

Mierda

Mierda.

Es lo único que digo. Y literal puedo decir. Tengo puesto el uniforme de educación física. Y es una gran mierda.

La blusa está hecha de una tela demasiado gruesa que hace que mis pechos se vean tres tallas más grande.
Los short están demasiado largos y ajustados. Que hacen resaltar demasiado mi enorme trasero.

Y para lo único que sirve es para recibir miradas de chicos pervertidos que lo único que quieren es sexo. Joder.

-¡ugh!, ve esto- Gruño en frustración mientras señalo mis pechos. Que ahora se ven tres tallas más grandes.

-Ay vamos, ni que fuera para tanto, yo quisiera que mis pechos se vieran así- contesta Samy giñandome un ojo.

-Tiene razón Samy, Hera, aprovecha lo que tienes!- exclama Natalia.

-Bufo- La observo pintarse los labios de color rojo potente. Natalia es muy diferente a Samy, ella es sensual por así decirlo. Aunque le cuesta trabajo tener una relación, la más larga fue de tres meses, en cambio, nunca está soltera. Ella es más baja que nosotras, guera de ojos claros y cabello rubio, es robusta, pero aún así no pierde su encanto de atraer a los chicos que quiere.
No logró entender porque ella es nuestra amiga, siempre suele estar en su mundo, nunca cuenta nada de lo que le sucede pero aún así ella siempre te va a escuchar y te apoyará en lo que puede.

Y bueno Samy no suele ser de relaciones su única relación fue hace un año y duro ocho meses, fue con un chico que conoció en un campamento, con el perdió su virginidad, después terminaron porque la engaño con una de otro campamento. Desde ahí Samy cambió por completo y se dispuso a la cacería, sin compromisos, solo sexo.
Aún así da los mejores consejos del mundo. Y siempre guardara tus secretos si es que le llegas a contar uno.

En cambio yo, nunca he tenido novio, tampoco es algo que realmente me interese, lo único que quiero es poder graduarme y irme lejos de aquí.
Yo suelo ser la que escucha, observa y analiza la situación de las dos.
Aunque no tenemos cosas en común, ni nos parecemos en absolutamente nada, somos las mejores amigas y siempre nos apoyaremos.

-Bien, vámonos- Samy sale del baño, mientras me lanza un beso. Nunca cambiará.

Segunda parte

-¡Estoy muerta!- Exclamo mientras me tiro exageradamente en la cancha de futbol de la escuela. Mi corazón está palpitando en mis oidos.

-Joder! y, ¿cómo no estarlo?, corrimos diez vueltas por toda la cancha- dice Samy gruñendo y respirando pesadamente, igual que yo.

-¿Qué mierda?, solo dieron dos vueltas!, y las demás las dieron caminando mientras hablaban como comadrejas- Nos contesta furioso Alex.

Qué

-En mi defensa, fueron tres vueltas, y no íbamos caminando, estábamos trotando- indignada, pongo los ojos en blanco.

-Sí claro, Hera- Alex sonríe de lado.

Alex siempre ha sentido algo por Samy, aunque a veces lo niega, yo sé que es verdad ya que en una fiesta la cuál estaba ebrio me lo contó. Alex es guapo, un poco bajo, pero al fin de cuentas está guapo, cabello oscuro y piel canela igual que la de Samy, tiene los ojos cafe claro y unas pestañas enormes. A decir verdad lo envidio por eso.

Sin embargo nunca le declarará su amor hacía ella.

-Dios! Hera tus hermanos están jodidamente buenos!- Samy los mira abobadamente con una sonrisa.

-Alex bufa- claro que le gusta.

-La verdad no se que le ven, no están tan guapos, sin ofender Hera, pero tú si estás bonita- lo dice Alex mientras me da una linda sonrisa

-Gracias- Le agradezco, aunque más bien sono como pregunta. Le sonrió de vuelta.

-¿Qué no sabes que le vemos? Joder, si que estás ciego, que a caso no ves lo sexy que son, o sea son altos, dotados y con unos ojos que joder, están divinos!-Samy explica su clara obsesión con mis hermanos, mientras sonrie enbobada.

-Y solo pensar que yo los veo como dos grandes idiotas arrogantes.

Alex se ríe fuertemente.

-Oh, ¡mierda!- Exclama Natalia, viendo atrás de mi, sin despegar la vista de ahí.

-Joder!, Hera no voltees por lo que más quieras- ruega Samy.

-¿Qué? ¿Por qué?- suelto. Y eso me hace querer voltear.

Y me arrepiento profundamente de haberlo hecho.

Oh
¡santa mierda!

Joder, ¿Por qué?.

¿Qué no se suponía que vendría dentro de una semana?.

Me quedo paralizada viendolo.
Mi corazón palpita desesperadamente en mi pecho.

Porque justo ahí, está él.

Para describir a Boggi me faltarían palabras y aliento. Es el chico más guapo que mis ojos hayan visto y créanme que he visto bastantes. Es alto, atlético, unas piernas perfectamente definidas y un culo para morirse, una nariz perfectamente perfilada, sus labios son carnosos y lucen mojados todo el tiempo.
Sus ojos me quitan el aliento cada vez que los veo, son de color verde profundo. Su cabello es castaño oscuro el cual hace constraste con su piel bronceada y cae despreocupadamente sobre su frente y orejas. Tiene un tatuaje en su pierna derecha justo detrás de su rodilla. Todo sobre Boggi grita misterio y peligro. Pero aún así es jodidamente perfecto. Sin embargo al igual de lo perfecto que es, es un jodido idiota, arrogante y mujeriego como el jodido infierno. Y eso le quita el encanto de todo. O al menos para mi.

Lleva puesto los short de el equipo de basquetbol de la escuela. Y una camiseta igual del equipo de basquetbol. Lo observo abobada mientras está concentrado en lo que dice el entrenador, mordiéndose el labio inferior. Joder.
¡Que sexy es!

Y entonces sucede.

Sucede lo que menos quería.

Boggi levanta la vista y me ve, sus ojos conectan con los míos y mi mundo se detiene. Me penetra profundamente con su mirada.
Sus labios mojados se curvan hacía arriba en una pequeña sonrisa pícara.

Retiro la mirada rapidamente.
Mis cachetes se ponen calientes de solo pensar lo que le pude mandar sin pensar que era él.

-¿Qué no se suponía que vendría en una semana?- pregunta Natalia mientras dirige su mirada hacia mi.

-Se suponía.

-Yo... yo me tengo que ir- Rapidamente me levanto y salgo corriendo de ahí.

Escucho que gritan mi nombre pero no me detengo.

Hasta que siento una mano jalarme fuertemente y me estrello contra esa persona.

-¡Au!- me sobo mi nariz suavemente.

-Lo siento- Dice una áspera y ronca voz.

Me congeló en mi lugar y mi corazón se acelera a mil. Trago en seco y levanto la mirada. Mierda.

Bogdan Gnatovich está parado frente a mi con una sonrisa pícara y coqueta.

Basquetbol-BGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora