Capítulo 2

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Las manecillas del reloj giraron y el tiempo trascurrió rápidamente, ya habían pasado 2 horas y el omega pelicastaño no había regresado

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Las manecillas del reloj giraron y el tiempo trascurrió rápidamente, ya habían pasado 2 horas y el omega pelicastaño no había regresado.

Jack daba vueltas de un lado a otro pensando en lo testarudo que es Evan que tan siquiera le dejo curarle su herida en los labios; además se fue a la empresa donde trabaja su novio sin siquiera conocer su nombre y lo peor no alcanzó a darle dinero para su taxi.

Se sentía desesperado y a la vez asustado por su amigo, el omega pelicastaño era alguien rebelde y testarudo que defendía sus principios sin temer lo que pudiese sucederle. Sin pensarlo más tomó su bolsa con algo de dinero, salió del negocio cerrando con llave y poniendo el cartel de cerrado. Era consciente de que la señora Freya le mataría pero no me importaba, no podía quedarse quieto sin tener noticias de lo que estaba sucediendo.

 Era consciente de que la señora Freya le mataría pero no me importaba, no podía quedarse quieto sin tener noticias de lo que estaba sucediendo

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Narra Jack:

Tomé un taxi hacia el centro de la gran ciudad para llegar lo antes posible antes de que sucediera una desgracia por mi pequeño amigo. Viendo por la ventanilla note que ya salimos del pueblo donde vivo y ahora debía esperar unos tardados minutos, pues vivíamos en un pueblo civilizado y a solo dos horas de la gran ciudad.

En ese camino recordé como nos conocimos hace más de 5 años cuando yo tenía 15 y el tenia 12 años. Ocurrió mientras estaba en un callejón sin salida siendo intimidado por un sujeto que quería propasarse conmigo. Recuerdo que me salvó, cual ángel de la guarda, a pesar de su corta edad supo como hacerlo y darle una lección a aquel idiota. En verdad Evan es como el hermano que nunca tuve siempre a sido testarudo y no se deja de nadie, algo que admiro demasiado.

Ya casi llegaba a la ciudad pues nouy lejos se veía los grandes edificios y el tráfico se hacía mayor a medida que avanzaba el auto. Me acomodo mejor en el asiento trasero y cierro mis manos en puños intentando relajarme aunque el viaje a sido incómodo puesto que el viejo taxista me mira raro. Llegado a mi destino baje del auto y pagué ppr los servicios, el taxista con atrevimiento me pidió mi número y yo solo le ignoré.

Camine unos minutos buscando el lugar, andaba algo desorientado pero rápidamente llegue a esa empresa donde veo a mi amigo afuera de está con un Alfa, con el cual discutía mientras otros dos miraban la escena con asombro. Fui acercándome hasta que vi como mi pequeño amigo le dada menuda cachetada al Alfa frente a él y debo confesar que hasta a mi me dolió el golpe.Corrí donde estaban, tome a Evan del brazo y lo coloque detrás mío.

Cruelmente Destinados|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora