Miel es la prima de Ema, debido a que tuvo problemas con su madre, decide pedirle un favor a su tío Rintarō, si puede vivir con él.
Aceptaba de que pueda vivir con él, ella va a Tokyo y se da la noticia que se quedará en la residencia Asahina, dond...
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—El tiempo pasó rápido, quería estar más tiempo contigo. –Le confiesa el peli blanco mientras estaciona el auto en el garaje de la residencia. — ¿Qué te parece si cancelas tus planes y pasamos la noche juntos, Miel-chan♡?
La menor lo mira y ríe. —Jajaja, ya quisieras. –Dice desabrochando el cinturón de seguridad.
—Sí~ quisiera, ¿No lo harías? –Pregunta dándole un tono a su voz aguda, como un niño.
— No, hoy es noche de divertirme y ver cómo Yusuke y Ema se dan besitos.
—¿Yusuke y Ema? –Pregunta Tsubaki saliendo del auto, lo rodeó y le abrió la puerta a Miel. Ella asintió. —Vaya, quien diría que el conflicto tendría un ganador. Aunque ella dejó claro que nos quería como hermanos... –Tsubaki puso un rostro pensativo y Miel luego suspiró.
—¿Aún no la superas? –Preguntó curiosa, mientras acomodaba su top y se ponía la campera, ya que la tarde estaba fría. Sus frías manos fueron puestas en el cálido bolsillo del abrigo y luego miró al muchacho. —Porque parece que aún tienes sentimientos por ella.
—¡NO! –Gritó con frenesí. Miel abrió los ojos sorprendida y un poco asustada por el grito repentino del chico. —Lo siento... No quería gritar de esa forma.
—¿Y de qué forma querías gritar? –Se burló Miel. —Está bien si sigues sintiendo cosas por ella, fue la primera chica en gustarte, supongo que es normal. –Le sonrió de lado, su sonrisa no era sincera, era una sonrisa para calmarlo. —Entraré, me muero de frío el viejo Kyo-san tenía razón. –Avisa Miel, dejando sólo a Tsubaki.
Tsubaki le vió entrar y ahora desaparecer de su vista. Se rascó la cabeza con furia y luego se maldijo.
—Eres el estúpido más grande, Tsubaki ¿Cómo puedes dejar que decida tus sentimientos? ¡No sientes nada para Ema, eso es pasado! –Se gritó con euforia a el mismo. Su pecho bajaba y subía con fuerza y con su mano aún en la cabeza agarra un mechón grande de su pelo y cierra los ojos con fuerza. —La tarde iba tan bien, tenías que reaccionar por Ema, estúpido. –Finalizó, golpeando la rueda del auto con la pierna derecha.
Miel, quién estaba apoyada en el borde de la puerta, escucha de espaldas y luego suspira.
—Sí, eres un tonto Tsubaki. –Susurra, y luego al fin entra a la residencia.
—Oh, bienvenida Miel. –Saluda Subaru ella asiente. —Tu cara está roja, ¿Hace mucho frío afuera? –Dice bebiendo su bebida energética.
—Lo está. –Respondió colgando su abrigo en la percha de la entrada. —No deberías beber eso, toma un té o un café. –Le dice arrebatando su bebida y luego bebiendo un sorbo de esta, causando un leve sonrojo en el chico.
