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Lukas entregaba lo mejor de sí mismo al tocar cada tecla del piano, sus dedos presionaban con una delicadeza y precisión que solo la práctica constante y la pasión verdadera podían otorgar. Cada nota resonaba en la estancia con una pureza que solo alguien completamente entregado a la música podía lograr. Sus sentimientos se deslizaban a través de las teclas, transformando el momento en algo más que una simple interpretación. Lukas no tocaba el piano; él y la música eran uno solo, una sinfonía de emociones que fluía libremente desde su corazón hacia el instrumento, creando una atmósfera envolvente y mágica.

Jessica, su novia, lo observaba con una admiración silenciosa, su mirada fija en cada uno de sus movimientos. No podía apartar los ojos de él mientras tocaba Imagine de John Lennon, una canción que ella misma le había enseñado a interpretar en aquel mismo piano, en su hogar. Cada vez que Lukas se sentaba frente al piano y comenzaba a tocar, el mundo alrededor de Jessica se desvanecía, quedando solo él y la música que nacía de sus dedos.

Desde que comenzaron su relación, nunca había ocultado cuánto lo amaba ni cuánto disfrutaba verlo perderse en la música. Para ella, no había nada más hermoso que verlo así, completamente absorto en su arte. Y aunque adoraba cada nota que Lukas tocaba, lo que más la fascinaba era él, su rostro sereno, su cabello dorado como el oro bajo la luz del sol, y esos ojos azules que siempre lograban hacerla sonreír, incluso en los días más oscuros.

Lukas era su refugio, su musa, el fuego que mantenía viva la llama en su corazón. Había algo tan prístino y sincero en él que hacía que su pecho ardiera con una cálida, pero intensa llama de amor, un sentimiento que sabía que era completamente mutuo e inevitable.

Han pasado cuatro meses desde que decidieron hacer pública su relación, y aunque no les molestaba mostrar pequeñas muestras de afecto en público, ambos preferían guardar esos momentos más íntimos solo para ellos dos. Era en esos instantes, cuando estaban solos, que realmente podían ser ellos mismos, sin máscaras ni reservas, dejándose llevar por la ternura y la pasión que compartían.

Lukas dejó de tocar las teclas, concluyendo la canción, pero la mirada de Jessica no se apartó de él. Seguía observándolo con la misma intensidad, como si quisiera grabar ese momento en su memoria para siempre.

—¿Qué tal lo hice, linda? —preguntó Lukas con una sonrisa, dejándole un espacio en la banca del piano para que se sentara a su lado.

Jessica se acercó a él, riendo suavemente antes de besar tiernamente su mejilla.

—Me encantó. Lo hiciste genial, Lukas.

—Pues aprendí de la mejor —respondió Lukas, con una leve sonrisa, viendo cómo un ligero rubor coloreaba las mejillas de Jessica.

Era imposible no notar la expresión de historia en su rostro.

—Aunque te vi más concentrada contemplando mi belleza que en la música —añadió con un tono travieso, sabiendo que había captado su atención de una manera diferente.

Jessica, sorprendida, no pudo evitar sonrojarse aún más, atrapada en su propia fascinación por él.

—No puedo evitarlo... —admitió con una mezcla de vergüenza y honestidad. Se declaró culpable mientras Lukas rozaba su mejilla derecha, acercando sus labios a los de ella para un beso suave y prolongado. No había prisa, solo el deseo de estar cerca, de compartir ese momento tan íntimo que parecía hecho solo para ellos dos.

El beso se prolongó hasta que la falta de aire comenzó a hacerse notar, obligándolos a separarse lentamente. Ambos estaban sonrojados, pero ninguno de los dos podía negar lo mucho que disfrutaban de esos momentos juntos. Eran los pequeños detalles los que fortalecían su relación, y aunque aún se estaban acostumbrando a ser completamente abiertos el uno con el otro, cada día sentían que ese amor se hacía más fuerte.

𝓜𝓒𝓢𝓜 𝓛𝓾𝓴𝓮𝓼𝓼𝓮 𝓕𝓪𝓷𝓯𝓲𝓬 - 𝓘𝓯 𝓘 𝓭𝓮𝓬𝓲𝓭𝓮 𝓼𝓽𝓪𝔂...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora