Chapter 2

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—¡Lalisa Manoban! Todavía no me crecieron tentáculos multifuncionales en el cuerpo, ¿sabes? ¡Ayúdame con esto! ¡De verdad pesa mucho!. —Gritó la peli-roja.

Rose tomaba entre sus brazos las maletas de ambas y los seis bolsos que habían traído, observando cómo su mejor amiga le daba la espalda y bajaba del avión soplándose las uñas como toda una diosa.

—¡Rose, esto es hermoso! ¡Mira! —Chilló la rubia observando un hermoso rosedal a lo lejos y dos faroles que sostenían un cartel con las letras "Bienvenidos" rellenando cada mínimo espacio.

Las verdosas hojas de las palmeras danzaban alegres y vivaces al sentir las leves y frescas brisas que el cálido clima les otorgaba.

Las gafas de Rose resbalaron por el puente de su nariz. Observó a la rubia como si tuviese ganas de revolearle todas las maletas por la cabeza.

Escuchó una risa. Sin tener el tiempo de voltearse, un par de dedos volvieron a acomodar sus gafas, y en cuanto estuvo a punto de murmurar un "gracias" en respuesta, observó detenidamente cómo el azabache la detallaba de arriba a abajo con su característica risa burlona que la peli-roja tanto odiaba.

—Tranquila, de seguro algún gorila te reconoce y vuelves a donde perteneces. Dime algo... ¿No extrañas tu verdadero hogar?

El azabache se carcajeó aún más al ver la expresión llena de odio que le regalaba la peli-roja. Amaba tanto hacerla enojar que hasta podía jurar que era su pasatiempo favorito y que lo haría todo el día sin cansarse.

—No hay gorilas en esta isla, idiota. —Sentenció la peli-roja entre dientes. —Y si quieres seguir conservando esa lamentable cosa enorme que tienes por cabeza y que no sirve para nada, apártate antes de que te revuele alguna de las maletas de tu novia.

—¿No te gusta, lindura? Por lo menos no parece que una manada de unicornios me vomitó hasta el cerebro, ¿sabes?.

En cuanto Rose estuvo a punto de arrancarle esos patéticos y aburridos mechones negros de su cabello, un peli-rojo con expresión divertida se colocó justo en frente de ella, dándole la espalda mientras enfrentaba al burlón azabache que no dejaba de molestarla.

—Es el vómito de unicornio más lindo que conocí nunca, ¿sabes?. —Taehyung se acercó a su novia y dejó un corto y tierno beso en sus labios mientras le ayudaba a cargar las maletas.

El azabache rodó los ojos y se dispuso a ignorar a la empalagosa pareja a su costado, mientras buscaba con la vista a su novia.

La rubia se alejó de sus amigos sin siquiera darse cuenta. El aroma que desprendía aquella isla le recordaba tanto a su hogar...

Allí habían infinidades de flores de distintas especies que le recordaban al enorme jardín que visitaba con su abuela en Tailandia. Adoraba tanto las flores, sentía enriquecerse cada vez que su aroma llegaba a rodearla.

Se acercó a una pequeña palmera rodeada de distintas especies de flores; pero hubo específicamente una que le llamó la atención de todas ellas.

Una margarita.

Sonrió anonadada. Recordó cómo a su abuela le encantaba coserle vinchas de margaritas para sus disfraces, o incluso para presumirlos con sus amigas en la escuela. Aquellos eran recuerdos tan bonitos que la tenían completamente sumida; tanto, que ni siquiera se había dado cuenta de que alguien la observaba, sonriendo.

—No sabía que a las princesitas les gustaban las margaritas...

Lalisa rodó los ojos, no tardó demasiado tiempo en darse cuenta de quién se trataba.

𝑾𝒓𝒐𝒏𝒈 𝑷𝒂𝒓𝒂𝒅𝒊𝒔𝒆 (𝑹𝒐𝒔𝒆𝒌𝒐𝒐𝒌&𝑻𝒂𝒆𝒍𝒊𝒄𝒆)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora