Capítulo 10

126 14 0
                                    

Elena

La mañana de mi cumpleaños empezó con mi papás casi encima de mi dándome besos por todo el rostro.

—¡Felices dieciocho, mi corazón! —dijo mi papá tendiendome unos panqueques con Nutella.

Mi mamá me sonrio y yo tome algo de agua, cuando me voy a mover, siento algo duro.

Tenía la cama llena de regalos.

Chille emocionada y no sabía que hacer.

—¡Gracias, gracias! —mis papás sonrieron.

Comí y mientras comí abría los regalos, era maquillaje, ropa, perfumes, sonreí y los fui acomodando mientras comía.

—Realmente nadie puso nada ahí— mencionó Larisa riendo y me abrazo—, bañate, vamos a ir a la peluquería— me dijo y yo fruncido el ceño.

—¿Y mi teléfono? —Dimitri entro y me abrazo.

—Mi chiquita, ya no esta chiquita— susurro y me dio un beso en la frente.

Me puso algo en el bolsillo del pantalón de pijama y al sacarlo vi que era un teléfono nuevo.

—Te amo, idiota— le dije y él me lanzó un beso.

Revise los mensajes y vi unos de mi adorable novio.

En eso me entró una llamada de él.

—Hola, mi vida hermosa, feliz cumpleaños— sonreí.

—Gracias amor— respondí—, ¿ya estas aquí en Roma?

—Mi niña, aun no, te prometo que al medio día te voy a buscarte, voy de camino— asentí—, te amo un mundo— me dijo y yo sonreí.

—Y yo a ti— me despedí y colgué.

En la peluquería me cortaron el cabello y me lo pusieron más oscuro, pero se me veía muy bien.

Me hicieron unos rulos, las manos y los pies, además de que aproveche de depilarme.

Larisa se lo dejo de su color normal, rubio y se lo alisaron.

—¿Debería depilarme? —preguntó pensativa—, creo que si— dijo riendo y yo menee mi cabeza borrando cualquier pensamiento de porque se estaba riendo.

Salimos de ahí y entramos a una tienda, ya que Larisa quería que nos compramos un vestido.

Vi uno negro de mangas largas y sin espalda, a los muslos, negro, asentí y Larisa tomó uno azul sin hombros.

Pagamos y seguimos dando vueltas un rato, al ver que ya era medio día entramos a McDonald's.

—¿Que quieres? —me pregunto Larisa y yo pedí una hamburguesa y ella nuggets con bastantes papas.

Nos sentamos y yo decidí hablar de Larisa.

—¿Tu ya te acostaste con Alessio? —pregunte y ella negó—, no me mientas, Lari.

—Fui al ginecólogo porque quiero sexo con el, pero no ha pasado nada aun— me dijo y yo asentí.

—¿Te estas cuidando? —pregunte y ella asintió sonrojada—, ¿que te pusieron?

—La inyección— dijo y yo asentí—, ¿por qué el interrogatorio?

—El chupon del seno— comente.

Ella se sonrojo y yo reí.

—¿Tú también te cuidas? —asentí.

—Pero yo me cuido desde que tengo tu edad, empezó por cuestiones hormonales— conteste mirándola con cariño—, después me cambié las pastillas por la inyección por cuestiones de comodidad— asintió tranquila.

Amor Extremo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora