Capítulo 8

438 21 8
                                    

Elena 

Me levante a las diez de la mañana el domingo, pero ya con la cabeza más ordenada. 

Me arregle y baje las escaleras, tome mi vaso con mi batido y mi papá me sonrió. 

—¿Sabes la dirección exacta del almacén de Stefano? 

— ¿Crees que te reciba? —dijo después de anotarla en mi teléfono. 

—No lo se, pero soy tu hija y tengo tu inteligencia, así que esperemos que me de un buen resultado—dije riendo. 

Llegar al almacén no fue difícil, en la entrada toque un par de veces el claxon y salió uno de los de seguridad. 

—¿Está Stefano? —él asintió. 

—¿Quién lo busca? —preguntó y yo le alce la mano donde tenía el anillo de la Familia.

—La hija del señor Aleksandro Kozlov— él me hizo pasar. 

Me dirigí a la oficina y toque un par de veces. 

—Pase—lo conseguí con la mirada pegada a una pantalla que controlaba con un iPad—, que sea rápido, salgo a Sicilia en una hora. 

Camine hasta la mesa y el sonido de mis tacones lo hizo alzar la vista. 

Tome el atrevimiento de sentarme en su regazo. 

—Soy muy miedosa— susurre—, es verdad lo que me dijiste aquel día, soy de esas que le tiemblan las piernas y las manos, de las tartamudean, pero no tengo miedo de ti, tengo miedo de lo que causas en mi, Stefano— confesé, poniendo mi cabeza en su hombro—, tengo miedo de ser tuya y que me falles, porque si Stefano, yo no se amar a medias, yo entrego todo o no entrego nada, amo hasta las últimas circunstancias, sin importarme nada— alce los ojos y me encontré con los suyos—, me da miedo que tu pasado y el mío no nos dejen. 

Suspire y tome aire cuando la respiración se me cortaba. 

—Pero, te intente alejar porque yo no se que se siente que te amen así como yo sé que tú lo haces conmigo, no se que se siente que anden tras de ti y pendiente de hacerte feliz, no sé que siente que me amen como yo te amo a ti, Stefano— susurré. 

Stefano me abrazo y me beso acariciándome la mejilla. 

Me abrace a su cuello y profundice más. 

—Arriésgate conmigo— pedí y él sonrió de lado. 

—Ya lo estoy haciendo, amor— me dijo y yo lo abrace. 

—Necesito que me cuentes, Stefano, todo, lo que pasó hace años atrás contigo y conmigo— él suspiro. 

—¿Tu papá te contó? —negue. 

—Dijo que hablara contigo y que después él me contaría su versión de los hechos— Stefano suspiro. 

Me cargo y yo chille, cerró bien la puerta y nos tiramos en el sofá. 

Se sirvió una copa de algo y me sirvió una a mi. 

—Tenías quinces años recién cumplidos cuando comenzamos a salir—frunci el ceño. 

—¿Pero, como? —pregunté. 

—Vas a escuchar, después analizar y no vas a reprocharme nada —asentí, dandole mi palabra—, tu y yo nos conocimos por Dimitri, comenzamos a salir, escondido de tus papás, ya que nadie acepto que tu gustarás de alguien de una mafia contraria.

Amor Extremo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora