Capítulo 17

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Larisa

No dormimos nada en la noche, en la mañana temprano decidimos ir a un laboratorio, me tomaron una muestra de sangre y esperamos unas horas.

Desayunamos y hablábamos de mi proyecto para distraerme, Alessio y yo caminábamos de la mano hasta que lo llamaron del laboratorio y fuimos a recogerlos.

El bajo y volvió con rapidez, en el auto yo no podía abrirlo, no me sentía capaz de abrir el sobre.

—Lo abriré— me dijo y yo asentí, Alessio al leer, se le cristalizaron los ojos por segundos y no necesite respuesta alguna.

Tome mi cabeza entre mis manos y él me abrazo, comencé a llorar y Alessio me besó los labios.

—Óyeme, pequeña, si tu decisión es tenerlo, me vas a tener a mi, para apoyarte y ayudarte siempre, si tu decisión es no tenerlo, también seguiré aquí amándote igual— susurro.

—Llévame a Gianicolo, por favor— pedí quitándome las lágrimas de los ojos.

Cuestión de minutos y llegamos, me senté ahí a mirar todo, mi cabeza maquinaba muchas cosas, tenía muchas cosas que pensar, pero ya una decisión tomada.

—Voy a tener a ese bebé— susurré—, comodidades, amor y atención nunca le van faltar— dije sería—, con un padre con cuentas repletas de dinero, un abuelo y una familia rica, amor no le va faltar, nunca, ni de ti ni de mi, atención, menos.

—Bueno, cariño entonces, vamos con mi tía, nos debe estar esperando— asentí.


Elena

Stefano y yo pedimos almuerzo para todos en mi casa, hablábamos de intereses en común, de él y de mi papá.

—Suegro, quiero invertir en su negocio— mi papá asintió.

—¿Qué tanto quieres invertir?— pregunto mi progenitor.

—¿Qué tal le suena un millón de dólares?— fruncí el ceño.

—¿Por qué en dólares, amor?— pregunte con curiosidad, él alzó los hombros.

—Porque el dinero que quiero invertir lo tengo en dólares y no en euros, amor, tengo comercio en Estados Unidos también— me explico.

Stefano sabía demasiado de finanzas, me encantaba oírlo hablando, se me hacía fascinante.

Pasaron alrededor de dos horas cuando Larisa y Alessio llegaron, la cara de mi hermana me hizo saber que algo pasaba.

Saludaron a todos y se sentaron, esperaron a que mi mama se sentará también y mi hermana suspiro.

—Bueno, papá, mamá, sé que esto no es nada bueno para ustedes, pero tengo que decírselos — fruncí el ceño—, tengo un mes de embarazo y planeo tener a este bebe— se me hizo un nudo en el estomago.

No quería ni mirar a mis papás.

—¿Qué demonios estabas pensando, Larisa Kozlova?— pregunto mi papá alterado— ¡tienes solo dieciséis años!— dijo molesto.

—¡Lara por Dios!, ¿sabes la gravedad de esto?— dijo mi mamá con lágrimas en los ojos.

Tome mi cabeza entre mis manos, no quería que le hablaran fuerte, ella ya suficientes preocupaciones tenía como para ese drama.

—Padrino, madrina, me voy hacer cargo de ese bebé, le voy a dar un hogar, amor y todo lo que necesite porque yo puedo hacerlo— dijo Alessio con seriedad.

Amor Extremo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora