♥️ S e i s ♥️

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Estaba nervioso, ¡Muy nervioso!

Iba en su limusina a la casa de Katherine, ¿Y si ya no estaba invitado? Y el de idiota yendo con su traje negro hecho a medida.

No tenía certeza de la invitación, pues había Sido hace una semana, y cada vez que miraba a Katherine esta simplemente lo miraba mal o le gruñía. Bajó de la limusina en cuanto le abrieron la puerta, iba a empezar a caminar, pero la puerta fue abierta bruscamente.

Oh dios, era el señor Julius, su aura asesina y aterradora hizo tragar a todos saliva.

Era alguien realmente imponente.

—¿Qué mierda? ¿Quién putas eres tú?

Preguntó arqueando una ceja de mala gana. Volteó su mirada a la casa. —¡Kathy! ¡Aquí afuera hay un idiota! ¿Es tuyo?

Al no recibir respuesta de su hija, volteó a ver al muchacho, quien estaba temblando del miedo. Ya era tarde para decirle a su conductor que lo lleve de vuelta a casa, pues ya se había ido.

—¿Quién eres, eh? ¿Eres una especie de acosador que descubrió donde vivimos?--

—Oh, eres tu, idiota.

Julius volteó a encarar a su hija y se devolvió adentro de la casa revolviendo el cabello de la menor.

Tobías jr recuperó el aliento, preguntándose cómo Katherine podía pasar desapercibida por semejante demonio. Acomodó su traje, y le extendió la mano a la pelinegra que tenía enfrente.

—¿Qué carajos haces?

—¿Saludándote?

Katherine rodó los ojos. —Solo entra, llamas la atención.

Nervioso la siguió dentro de su casa. Era un hogar mediano, de segundo piso. Al entrar notó de inmediato el olor dulce que predominaba en el hogar, era agradable.

—¡Papáaaa! ¡El idiota ya está aquí!— exclamó Katherine en un tono dulce, que hizo abrir con sorpresa los ojos a Tobías jr, esa chica sin dudas era una caja de sorpresas.

El recién nombrado bajó por la escalera rápidamente, traía una polera grande negra de Julius y unos shorts, al llegar, el peligro le extendió la mano.

—Tan amable cómo Tobías.— comentó el tomando la mano del menor. El se quedó embobado viendo las manos de Darwin, eran tan bonitas, tan finas... Podría apostar que eran más finas que las de su madre.

Salió del trance en cuanto vio a Katherine abrazando a su papá desde atrás cómo un gato uraño y celoso, y a Julius viéndolo fijamente desde arriba de la escalera.

Dos demonios lo estaban intimidando...

...Y estaba funcionando, porque soltó la mano del pelinaranjo de inmediato, Julius simplemente bajó de la escalera, ignorandolo.

—Perdón, a Julius no le agradas mucho.— aclaró Darwin sonriendo.

Katherine interrumpió. —Te traje aquí para que me ayudes con matemáticas, y después podemos descansar. Tu casa está horrible, por eso te traje a la mía.

De nuevo el pelinegro se quedó sin palabras, ¿Cómo que esa casucha era mejor que su mansión?

Miró a otra parte incómodo ante la mirada de Katherine, estaba en territorio enemigo después de todo.

Explicó cada ejercicio, y resolvió cada pregunta, sin duda fueron 4 horas agotadoras.

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¿Quieren algún dulce?— preguntó Darwin. A Tobías jr no le dió tiempo de responder cuando Katherine ya había gritado "si".

Sin duda ese hogar era un lugar hipnotizante, especialmente la escena que se presentaba frente a el. Darwin con la polera grande y gastada y sus shorts sentado en el sofá, y el aterrador Julius estirado, apoyando su cabeza en los muslos de su esposo. Este estiró su brazo quedando justo en el cabello de Katherine para hacerle cariño, el cual ella disfrutaba, cómo un gatito.

—Aún no entiendo por qué Peralta no acepta sus sentimientos por Santiago.— dijo Darwin, robándole un dulce a Katherine.

—¡Hey!— se quejó la pelinegra.

—No lo sé, es un idiota. Cómo yo cuando éramos jóvenes.— complementó Julius al comentario de Darwin.

Tobías al sentirse excluido de la conversación, habló. —¿Qué serie es?

—¿¡No la has visto!?— chillaron Darwin y Katherine al mismo tiempo.

—Es Brooklyn Nine Nine— gruñó Julius.

—¡No puedo creer que no la hayas visto! Desde ahora en adelante comenzarás a verla con nosotros, Idiota.

Darwin con una sonrisa la indicó que se acercara a Katherine. Así que se sentó junto a ella, quizás su traje no se maltrataría mucho.

Katherine le pasó una galleta. —Podrás tener cortinas de la India, tazas importadas de Inglaterra, pero tú mamá nunca te hará una galleta porque se le cae el esmalte.

Se sintió gravemente insultado, más cuando escuchó a Darwin tragarse una risa, y a Julius soltar una carcajada.

—Katherine, no te permitiré referirte así a--

—¿Acaso miento?— dijo la pelinegra afilando la mirada. Miró directamente a los ojos de ese imbécil. —La gente se ofende cuando les dicen la verdad, ¿Estás ofendido, idiota?

Indignado aceptó el concurso de miradas desafiantes, al final el seguía siendo mejor. —Para empezar, me llamo--

—No me importa en lo absoluto.— interrumpió. —Para mi eres idiota y ya.

Estaba apunto de defenderse de la muchacha hasta que Darwin gruñó.

—Katherine.— dijo en seco, deteniendo la palabrería de la menor.

Una sonrisa burlona se formó en el rostro de su enemigo, y en su mente se rió. “Jaja, te regañó tu papá”.

Katherine solo infló las mejillas con frustración.

La puerta fue tocada y Darwin se levantó a abrir.

Los tacones sonaron elegantes y Masamie miraba indignada a su hijo sentado en el suelo.

—¿Por qué estás sentado en el suelo?— cuestionó.

—Estabamos viendo una serie, 'samie.— defendió Darwin educadamente.

—No es excusa, no es un comportamiento de etiqueta— dijo neutra. Un chasquido de lengua hizo voltear a Masamie, indignada. Darwin, el mismo Darwin le había tronado la lengua.

Explotó. —Vámonos.— ordenó.

La pelinegra más joven vio como el otro se levantaba y habló. —Ven aquí más seguido, estoy segura de que es más divertido que estar con la vieja bruja esa.

Recibió una mirada asesina en dos colores.

P u d r e t e ;

Fue lo que pudo leer en los labios del chico, tenía ganas de romperle la cara en ese instante, pero si algo había aprendido de su padre, es que un depredador siempre espera el mejor momento para atacar a su presa.

Guía para ser padres. ┊BOMBWINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora