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Alejado de todos, en un cuarto oscuro, el frío lo envolvía y sus lágrimas lo abrazaban... Aún podía escuchar los gritos de su hermano
"!A-ayudame!"
"¡No te vayas!"
"¡No me abandones!"
Golpeaba su cabeza con sus puños tratando de eliminar aquellos pensamientos pero ellos no se iban, la desesperación lo consumía y solo pensaba una y otra vez "Soy un cobarde, merezco la muerte por mís acciones" Abandonó a su compañero, a su hermano... Abandonó a su amigo.
Dejó de llorar al escuchar como abrían la puerta dejando entrar la única luz frunciendo el ceño al instante, pudo ver a Miguel sosteniendo un pergamino. Caminó hasta el nuevo custodio y le extendió lo que traía.
- ¿Que es..?
- Tu humano
- Ya tengo uno
- Ya no podrás cuidar de el, te convertiste en custodio y tu registro está en cero por ende ese humano-
- ¡No pueden! ¡Jongho me necesita!
- Debiste de pensar en ello antes de cometer tal pecado, ahora, lee con cuidado... Algo me dice que estarás aquí por unos largos años
No lo dejó responder cuando éste caminó hasta la puerta cerrando al salir, la oscuridad volvió a cubrir sus ojos. Quitó el listón enrollado en el pergamino, abrió con cuidado revelando el papel en blanco y eso significaba una cosa "Aún tu humano no te necesita" Con razón Miguel dijo aquel dato...
Un año después y el custodio se mantenía en espera de su humano
Dos años y la desesperación le tomó la mano
Trece años y el Ángel ya se había rendido "¿Ésta es la vida de un custodio?" Se preguntaba cada día "¿Esta es mi condena por mis pecados?" Se cuestionaba cada mes "Debería solo... ¿Morir?" Fue su última pregunta ese año pues gracias a la misericordia de los cielos el pergamino que aún permanecía abierto iluminó la habitación con letras doradas
El custodio se asustó después de trece años en ese cuarto oscuro al presenciar tal acción, se acercó con cautela al verificar que el pergamino termino de escribir, lo tomó en manos contemplando la letra y el mensaje
Park Seonghwa
No tenía datos, solo un nombre sin imagen ¿que se supone que haría con ésto? Aventó el pergamino que aún brillaba lejos de el "Aún no está completo" Pensó, estaba a punto de volver a dormir pero la puerta al abrirse lo alteró, era Miguel.
- Ven conmigo
No respondió y solo obedeció, cualquier cosa era mejor que estar ahí, vió el pergamino en una esquina y gateo hasta llegar a el, lo guardo en su ropa sucia y salió, sus piernas temblaron al caminar más de dos metros en trece años y casi pierde el equilibrio al sentir otra superficie diferente
