Pero está prohibido

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Un beso. Era un beso. Un beso de Emilio. ¡De Emilio! ¡Para mí! ¿Acaso en algún momento de la plática me quedé dormido? Porque esto tenía que ser un sueño, un sueño hecho realidad.

-¡¿Qué está pasando aquí?!

Oh no, María había regresado.

-Y-yo, yo...- Emilio estaba nervioso.

-Yo lo besé- dije enseguida- no, no debí. Perdón Emi, Emilio. Yo, tengo que irme- me levanté lo más rápido que pude de la arena y me fui.

Corrí hacia la casa, subí las escaleras y entré a mi habitación. Coloqué el seguro encerrándome dentro y me tumbé en la cama. Los ojos me picaban, tenía ganas de llorar y no fui capaz de retener las lágrimas. Me sentía tonto, ni siquiera sabía porqué estaba llorando. ¿Por el beso? ¿Por Emilio? ¿Porque María nos había visto? ¿Por lo asustado que se veía Emilio? No debí seguirle el beso, por más enamorado que estuviera de él, es el ex de mi ex mejor amigo. Su relación acaba de termina y aunque él no esté seguro de si aún quería no a Niko, yo no debí...

Limpié mis lágrimas y me levanté, caminé hacia el balcón, desde ahí pude ver a María y Emilio, seguían a la orilla del mar. Ella lo abrazaba por los hombros mientras él hablaba. Regresé a la cama, miré a mi alrededor, mis ojos se centraron en la maleta mal hecha de Emilio y entonces supe lo que tenía que hacer.
Comencé a empacar las cosas que había sacado, metí todo en mi maleta, la cerré y bajé con ella. Tenía que irme, necesitaba tiempo, tiempo para asimilar el hecho de que Emilio sabía que lo amaba, el beso que nos dimos, el que María nos hubiese visto, todo.

Dejé mi maleta al pie de las escaleras, me acerqué a la puerta que daba al jardín, ellos seguían entretenidos en su plática. Pensé en ir a despedirme, pero también en que quizá ellos me pedirían quedarme y si ellos lo hacían, si Emilio lo hacía, no podría decir que no y yo necesitaba un poco de espacio para mí. Así que regresé a la sala, busqué papel y lápiz, y dejé una nota para cada uno. Doblé las hojas y las dejé sobre la mesa de la cocina, estaba seguro de que las verían al entrar por comida. Después tomé mi maleta y salí en busca de un taxi.

Caminé alguna cuadras, por suerte pronto un taxi cruzó por mi camino y subí en él. Le pedí que me llevara a la central de autobuses, ahí conseguiría un boleto que me llevara de vuelta a la ciudad.
En todo el camino no pude dejar de pensar en Emilio y sus labios sobre los míos ¿lo había hecho porque quería? ¿Acaso había alguna posibilidad de que sintiera algo por mí? O simplemente se había dejado llevar por el momento, por mis palabras... Tal vez debí quedarme, hablar con él y preguntarle acerca de todas mis dudas, pero era tarde ya. Había llegado a la central y tenía un boleto que comprar.

[...]

-Su boleto, por favor- pidió el señor en la puerta del autobús. Le mostré mi ticket y le entregué mi maleta.

Encontré rápido mi asiento, me había tocado del lado de la ventana. Miré por ella, perdiéndome en la nada, me imaginé a Emilio llegando a buscarme hasta aquí diciendo que no me fuera porque me amaba, como solía suceder en las películas románticas o en las telenovelas.
Pero no pasó.
El conductor tomó su lugar cuando todos los pasajeros estuvieron dentro y arrancó el autobús camino a la ciudad.


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Hola!

Pues aquí está el capítulo... Nos leemos muy pronto.

Los amo💜

El novio de mi mejor amigo|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora