Hoy tienes que decidir

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Después de la plática que tuve con Emilio, ambos terminamos recostados sobre mi cama. Nuestras manos no se soltaron ni un solo momento. Estaba feliz de que él me diera esa oportunidad, ahora solo nos quedaba enfrentar a Nikolas. 

Una semana, había pasado una semana entera en que no había tenido noticias de Emilio o de Nikolas. Él había quedado en terminar su relación al día siguiente en que nos vimos y buscarme cuando eso pasara, pero había pasado una semana y él no había venido.
El pensamiento de que se hubiese arrepentido me inundó por completo, llamé a María para preguntarle por Emilio, pero me dijo que ella tampoco había hablado con él. Se había alejado de ambos.
La semana siguiente no fue diferente, las noticias no llegaron y las ganas de ir a buscarlo se hicieron presentes. Él dijo que lo haría, entonces ¿qué si algo había salido mal? ¿y si Nikolas lo había atacado? Deseché todo pensamiento en cuanto el timbre de la puerta resonó en la casa. Bajé a toda prisa las escaleras, tanto que casi caigo al bajar los últimos dos escalones. Mi corazón se detuvo por un momento al pensar que Emilio estaba tras la puerta, pero latió deprimido en cuanto vi que solo era mi mejor amiga. 

-¿Supiste algo?- ella negó- ¿le habrá pasado algo malo?

-No lo creo, las noticias malas viajan más rápido que las buenas. 

-¿Entonces? ¿crees que se haya arrepentido?- la vi encogerse de hombros.

-Quizá solo no ha encontrado el momento oportuno.

-¿Después de dos semanas? 

-Tranquilo Joaco, seguro que está bien.

-Me estoy volviendo loco pensando en el porqué no ha venido.

-¿Vamos por un café?

Un café. María pensando en un café cuando yo solo quería saber que estaba mal con Emilio. Pero no la juzgaba, ella solo quería que dejara ese tema por un momento. Un café estaría bien.
Esta vez decidimos que no lo tomaríamos en la cafetería, así que lo pedimos para llevar y en cuanto los tuvimos salimos para caminar un poco. Llegamos al parque cercano y nos sentamos en una de las bancas frente al arenero. 

-Hola chicos- era Javier, a él tampoco lo había visto desde la noche de la pelea.

-Hola Javi.

-Miren, él es Francisco- señaló al chico que venía con él- un amigo. 

-Hola- saludamos ambos.

Estuvimos ahí los cuatro hasta que se hizo tarde y antes de marcharnos intercambiamos números para mantener contacto, Francisco resultó ser un tipo divertido y amable. 
Dos días después él me invitó a ir por un café, no estaba de ánimos para salir pero no quise ser grosero, así que acepté. Él había llegado primero, así que pidió por ambos antes de que llegara. Le agradecí el gesto y me senté a su lado. Era muy fácil mantener una conversación con él, tenía una opinión para cada tema que tocábamos y compartíamos algunos puntos de vista. El ambiente fue agradable hasta que al salir de la cafetería lo vi. Emilio estaba a punto de entrar con Nikolas de la mano. Mi pecho dolió, mi garganta ardió y mis ojos picotearon. No habían terminado aún. 

-Hey- la voz de Francisco me sacó del trance- ¿estás bien?- asentí y tomé su mano. 

-Vamos.

Comenzamos a caminar lejos de ellos, o bueno, a casi correr lejos de ellos. Francisco sin embargo, se dejó llevar por mí hasta que llegamos al parque. Sentía mi corazón bombear fuertemente. Quería golpear algo. Llorar incluso. 

-Hey, ¿enserio estás bien? 

-Están juntos, siguen juntos- susurré más para mí que para él. 

-¿Hablas de los chicos del café?

-Dijo que terminarían, que me daría una oportunidad.

-Joaco- susurró a mi lado.

-¿Me mintió?

-¡Joaco!- un grito a lo lejos. 

Emilio. Emilio venía a nosotros. No pensé mucho en mis actos, solo lo hice. Besé a Francisco.

-Joaco- su voz era más cercana ahora, me separé lentamente del beso y lo vi. Su respiración agitada por correr, sus ojos levemente brillosos- ¿estás saliendo con él?

-¿Por qué?- pregunté agresivo- ¿algún problema?

-Dijiste que...

-Ambos dijimos muchas cosas, pero al parecer todo quedará en palabras.

-Eh, yo creo que ustedes necesitan hablar- interrumpió mi amigo- estaré por allá- señaló algún lugar y luego se alejó. 

-Joaquín yo...

-¿Por qué no terminaste con él?- lo interrumpí.

-Yo, no lo sé. Cuando fui a hablar con él no pude hacerlo.

-¿Y después?

-No supe cómo hacerlo. Ahora dime ¿estás saliendo con él?

-¿Te importa?

-Tú me importas.

Me permití reír- no parece Emilio. 

-Tú sabes por qué volví con él.

-Te dije que no tenías que hacerlo, quedamos en enfrentar esto juntos, pero aquí el único que siempre está soy yo. Ya habíamos quedado en algo, te dije que no le tenía miedo, que tú no tenías porqué temer, pero al parecer tú no quieres dar fin a su relación. 

-¿Eso piensas?

-Eso parece. Pudiste hacerlo cuando quedamos, pero no lo hiciste. Ni siquiera me llamaste o me buscaste para decírmelo. Pero si ya tomaste tu decisión ¿por qué tengo que seguir esperando? Que esté enamorado de ti no quiere decir que voy a estar esperando toda la vida. 

Él se quedó callado mirándome. Era el fin. Busqué con la mirada a Francisco y en cuanto lo encontré me di la vuelta para marcharme. 

-Chico mango.

Tenía tanto sin llamarme así, que al escucharlo mi corazón casi brincó en mi pecho. Me detuve esperando a que continuara, pero no dijo nada más. Así que simplemente me marché.





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¿Qué les pareció?

Tengo miedo.

Esperemos media hora más para el final:)

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El novio de mi mejor amigo|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora