Playita with you and marmalade

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Había tenido una corta velada con amigos, quedamos en vernos en el parque donde solíamos encontrarnos cada fin de semana para después ir a nuestra cafetería favorita, porque a pesar del calor de Julio, no podíamos negar nuestro amor por una deliciosa taza de café caliente.
Estábamos ya de vacaciones, por fin después de un largo curso escolar teníamos tiempo libre para disfrutar del sol. Yo fui el primero en llegar, María y Javier llegaron minutos después, pero tuvimos que esperar un rato más a que Niko y Emilio llegaran.

-¿Y si hacemos algo estas vacaciones?- sugirió Mari.

-¿Y si vamos a la playa?- apoyó Niko.

-¿Y si rentamos casa un finde?- sugerí yo.

-Yo tengo casa en la playa, bueno no yo, pero mis padres sí y podría pedirla para nosotros- habló Emilio, yo lo miré de inmediato, no por su idea, no por su hermosa voz ni su preciosa cara, sino porque en toda la hora que llevamos aquí él no había dicho una sola palabra. 

-No sabía eso amor- mencionó Niko pasando un brazo alrededor de sus brazos.

-Sí, ellos la adquirieron el año pasado cuando mi hermana se casó, ese sería su regalo de bodas.

-¿Y no se la dieron o qué?- cuestionó mi pelinegro amigo, aún rodeando a Emilio por los hombros.

Yo abrí los ojos enormemente, ¿era enserio la pregunta de Nikolas? La hermana de Emilio había fallecido horas después de su boda en un accidente en carretera, él me lo había contado hacía ya tres meses.

-Ella murió horas después de su boda- dijo algo tímido y triste- te lo conté hace mucho ¿no lo recuerdas?

Todos en la mesa nos quedamos en silencio, fue un momento en verdad incómodo y no quería ni imaginar la manera en que Emilio se sentía en ese momento, Niko era su novio y no recordaba ese detalle de la vida de mi chico choque, me sentía enojado por eso, pero no podía demostrarlo, así que hice algo que pensé que que ayudaría.

-¡No mames Joaquín!- gritó Javier cuando un poco de mi café, recién derramado, llegó a sus pantalones.

-Perdón, perdón, fue un accidente, perdón enserio.

-Ay no seas mamón Javier, solo es un poco de café y ya ni caliente estaba- María, como siempre, salió en mi defensa.

Acompañé a Javier al baño para que se limpiara los restos de café, cuando volvimos a la mesa María estaba sola, Emilio y Niko se habían marchado ya con la excusa de ir por la madre de Niko al centro comercial, igual que ayer, igual que el miércoles pasado.

Había llegado a casa hace una hora, media hora después y a punto de dormir, mi móvil sonó con ese tono que todas las noches, desde hace un mes, me acostumbré a oír.

-Hola chico mango- yo reí bajito.

-Hola chico choque- saludé un poco tímido- ¿todo está bien?

-Sí y gracias por lo que hiciste en el café, sé que lo hiciste para deshacer la tensión creada por lo de mi hermana.

-Ni me recuerdes eso, me da un poco de coraje que Niko no recordara ese enorme detalle.

-No tiene importancia...- hubo un corto silencio- en realidad Niko suele olvidar muchas cosas.

-¿Enserio?

-Ajá, pero no hay que hablar de eso, mejor dime ¿irás a la playa verdad?

-No me lo perdería por nada.

Y ahí comenzó otra de nuestras largas pláticas nocturnas, nos dormimos o más bien me dormí casi a las tres de la mañana, esta vez me tocó a mi dejarlo en la línea. Esa noche soñé que estábamos en la playa, recostados en la arena, justo en la orilla del mar, mirábamos el cielo estrellado y soltábamos pequeñas risas por alguna plática tonta.

El novio de mi mejor amigo|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora