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-Mira Ovidio si tú no hubieras estado escuchando todo, no estuvieras chingando ahorita.—Dijo Iván mientras le añadía mas jugo de piña a su Buchanan's.—
-Mira wey ese no es el pedo, y Michelle no vallas a pensar que tengo algo contra ti.—Elevo su mano mostrando su palma.—Pero ahora que te deshiciste de la mamá te vas a querer meter con la hija.—Dijo Ovidio sin poder creer sus propias palabras.—Y deja eso, deja que mi papá se entere. Y mas que es hija de él mencho.—
-Bueno yo tengo derecho de hacer lo que yo quiero. No quiero alegar ¿Okay? Mejor hay que celebrar , fácil pudimos haber muerto y tú preocupado por pendejadas ¡ya ni la chingas Ovidio!.—
-¿Y ahora ustedes por que pelean, eh?.—Cuestionó Don Joaquín sentándose en nuestra mesa, habían hecho una pequeña fiesta para celebrar que todo había salido bien y que Don Joaquín estaba de regreso a el cartel y fuera de prisión.— Hasta allá se escucha la alegadera que traen ustedes dos.—
-Pues tú hijo que se altera de volada.—Dijo Iván murándolo mal.—Se enoja porque le digo las cosas como son.—
-¿Y usted mija? La veo muy callada.—Hablo Don Joaquín refiriéndose a mi.—
-Pues si porque a si la tiene el pinche Ovidio, no se calla el cabron.—Interrumpió Ivan mirando a Ovidio retante (algo que el odiaba).—
-¿A si de mamon eres? Pues dile a mi apá' que está plebilla es hija de tu ex prometida y sobre todo hija de el Mencho.—Soltó Ovidio sin rodeos a lo que Don Joaquín solo me miro de golpe.—
-¿Como a si eh? ¿cuantos años tiene Iván?.—
-Apa' no te enojes a si conmigo. Tú también hiciste lo mismo con la Emma..—Dijo Iván en su defensa.—
-Eso es lo que menos me importa, aquí el problema es que ella es hija de el pinche Mencho, aún no se me olvida que ese pendejo los secuestró. ¿Sabes cuanto me desespere al estar en Juárez a punto de ser extraditado sin saber nada de ustedes? Pinche Iván no te bastó lo qué pasó en Zapopan, ahí vas a Puerto Vallarta como si fuera territorio tuyo.—
-Era mi cumpleaños, aparte no estaba haciendo nada solo estaba comiendo con mis amigos.—
-Callate Ivan deja de que mi apá hable.—Dijo Ovidio incorporándose en su asiento listo para escuchar los regaños de Joaquín.—
-Y tú cabron.—Golpeó el hombro de Ovidio levemente.— Ya supe el desmadre que se armó en Culiacán todo por no pelarte con Iván.—
-En esa si tengo una gran razón. Ahí estaban mis hijas y mi suegra, ni empieces con eso.—
-Iván me siento incómoda.—Trate de hablar lo más bajo posible pero Don Joaquín y Ovidio me escucharon.—
-¿Y por que?.—Preguntó Ovidio y Iván rodó sus ojos.—
