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Sobresaltada me giré para mirar que estaba haciendo Iván y definitivamente estaba quitándose el cinto y bajando la bragueta de su pantalón. - ¿Que me vas hacer? .— Cuestione incorporándome en mi cama y tratando de alejarme un poco de el .—
- No te hagas para allá de nada te va a servir. —Dijo para después jalarme de el pie hasta el. — A si te hagas la difícil. Sabes que me gusta lo difícil. —Comenzó a atacar mi cuello a besos dándole leves mordisco y jadeando levemente, pero esto no duró por mucho tiempo.—
- ¿Iván estás ahí adentro? Ya llego la hija de esta ... Melissa.— Informó Ovidio de el otro lado de la puerta.— Y yo no quiero estar solo con ellas, me están tragando con la mirada. —
-Como enfadas Ovidio, ahí voy. —Iván se alejó de mi a regañadientes y se alineó la ropa .— Ya te dije Michelle, despídete bien de tu madre porque no la volverás a ver. A partir de ahora solo seremos tú y yo .—
Solo asentí y me puse de pie alineando mi ropa al igual que Iván, aunque no me haya desvestido estaba un poco desacomodada por los movimientos que hice en la cama. Iván arregló su reloj de mano como de costumbre y camino hasta la puerta, camine detrás de él y me dejó salir primero mostrando uno de sus tantos modales, aunque aveces se le olviden en momentos llenos de lujuria por su parte.
Bajamos por aquellas escaleras y en cuanto nos giramos hacia la parte de la sala de estar observamos a aquellas tres hembras, Mellisa, y otras dos muchachas de mi edad, pero una de ellas me miraba con cizaña. A ella la había visto anteriormente, Amy si no mal recuerdo. Mientras que Ovidio estaba detrás de el sofá recargado sobre sus codos sobre el respaldo de aquel sofá y con una mueca de disgusto.
- Ella es mi hija Clarissa, y ella es su amiguita Amy ¿verdad mi vida? .—Hablo Melissa señalando prudentemente a las dos chicas, las cuales de estar observando a Ovidio pasaron a observar a Ivan.—
-Mucho gusto Don Ivan.—Saludó Clarissa con una sonrisa maliciosa.—
-Bueno pues tú ya me conoces Iván, ¿Y Alfredo?.—Pregunto Amy de una manera muy descortés.—
Solo negué recordando aquella noche en la que le dio "un cumplido" a Alfredo, no se si preocuparme porque se puede meter con Iván o porque se puede meter con Alfredo. La sangre comenzó a hervirme cuando observé como Iván miraba a Clarissa casi desvistiéndola con la mirada, sus ojos estaban negros pero con un tipo brillo, sus venas se resaltaron y sus labios se hincharon.
-El no está.—Respondió Ovidio. Justo en ese momento se escuchó la puerta principal abrirse, acto seguido se observó entrar a Alfredo,Vicente, y otro hombre .—Bueno, estaba.—
-Wey nos encontramos al Nini en el camino. Y lo trajimos para echarnos un billar.—Hablo Alfredo llegando hasta nosotros.— ¿Y ellas? ¿ahora vas a ser orgía Iván? .—
-Claro que no Alfredo.—Iván lo miro mal.— Bueno ella es Clarissa, hija de mi amiga Melissa.—
-Si Chuy, si.—
-Alfredo no empieces como el Ovidio.—Se quejó Iván negando molesto.—
-¡A mi no me metas!.—
-Bueno ya.—Interrumpió Vicente.—¿Cuando va a ver un día en el que no se peleen? Siempre que vengo se agarran de el chongo.—Musito con su mirada perdida, parecía estar ebrio.—
-¿Y este cabron que trae?.—Iván lo miro raro con el ceño levemente fruncido acercándose un poco a el.—
Alfredo se carcajeó y lo tomó por el hombro.—Anda pedo el wey. Pero ósea ¡casual! .—
-¿Y tú también verdad?.—Cuestionó Iván observando a aquel tipo al que le habían llamado "Nini" hace unos minutos.—
-Una madre.—Respondió este.—
-¿Y tú hermoso, no tomaste, estás bien?.—Amy se acercó a Alfredo y lo abrazó levemente fingiendo preocupación.—
-Estoy bien, yo no tome no es necesario que dramatices.—Dijo Alfredo alejando a la chica.—
-Alfredo no seas grosero.—
-Iván no soy un niño, no me controlas,
¿Que onda nos vamos a echar el billar que dijimos?.—-Yo quiero estar con Michelle.—Dijo Vicente, lo mire sorprendida y el solo me lanzó una sonrisa causando que me sonrojara.—
-¡No! Tú no puedes estar con ella.—Hablo Iván tornando su semblante a uno serio y frunciendo su ceño por completo.—
- No seas a si Iván, vallan.—Dijo Ovidio, yo solo mire con temor a Iván y sentí como Vicente me agarro de la mano y comencé a caminar junto a él.—
【 ∞∞ 】
Estaba en mi habitación, sentada en la orilla de la cama junto a Vicente, quien no paraba de hablar. No le prestaba atención a lo que decía, solo estaba concentrada en el, en su rostro , en sus facciones, por alguna extraña razón lo comparaba con Iván, y el no me causaba la misma lujuria que Iván me causaba. Me generaba otro tipo de sentimiento, era un tipo muy distinto a Iván, por momentos se me cruzaba por la mente la ilusión de que algún día Iván pudiese ser como Vicente, o pudiese cambiar y no ser mujeriego y menos amargado, solo me imaginaba en cómo sería el día en el que Iván y yo nos amáramos como una pareja.
- Ya di que te gusta morilla.—Hablo Vicente sacándome de mis pensamientos.—Te me quedas viendo mucho.—
-Que cosas dices.—Negué bajando mi cabeza para que no viese que estaba sonrojada.—
-Ando bien pedo la neta, y quiero decirte que te miras bien buena con lo que traes puesto.—En cuanto escuche eso abrí mis ojos como platos.— ¿No quieres portarte mal conmigo?.—
-Vicente como tú dices estás pedo, no sabes ni lo que dices.—Me quede en silencio a sentir como Vicente me abrazo hundiendo su cabeza en mi cuello comenzando a besarlo salvajemente dejándome sin habla y totalmente atónita.— Vicente...-gruñi.—
Abrió mis piernas y se metió entre ellas dejando que estas rodearan su cintura mientras que seguía con sus besos por todo mi cuello hasta el punto de casi llegar a mis pechos, echaba mi cabeza hacia atrás disfrutando pero a la ves sintiéndome culpable, como si solo pudiera hacer esto con Iván. Vicente comenzó a mover sus caderas generando placer en nuestras partes íntimas, jadee levemente cuando sentí su bulto crecer chocando con mi feminidad y este solo sonrió.
La puerta de abrió de golpe y Vicente se movió un poco dejándome ver quien era, Iván estaba desde la puerta con el ceño fruncido y rojo de el coraje. Por mis adentros maldecí una y mil veces este momento, aleje a Vicente rápidamente rompiendo el acercamiento tan comprometedor que teníamos y me incorporé en la cama ruborizándome por completo.
-¿Que haces aquí?.—
-Como que que hago aquí pendejo.—Iván entró y cerró la puerta molesto.—
-¿Quieres un trío?.—Pregunto Vicente, valla que si estaba ebrio. Iván solo bufo y desfajo su arma mostrándonos que esta tenía tiro arriba.— Espérate wey...
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