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Kurogiri se encontraba totalmente confundido.
El no poseía conocimiento de su anterior identidad, en si, el era casi una nueva persona. No hay una necesidad de tener recuerdos para su actual deber.
Pero al leer el nombre, ese nombre, Midoriya Inko, algo dentro de su cabeza y corazón se removió.
Amor.
Fue lo que su conciencia casi instantáneamente le recordó.
Midoriya Inko fue la mujer que tú amaste.
Le repetía constantemente su conciencia.
Kurogiri se encontraba aun mas confundido que en un principio, claro, una memoria le asalto de repente en su cabeza, algo que nunca le había sucedido, algo que nunca debía de suceder.
A la vista de los pequeños el hombre-niebla se había quedado completamente inmóvil.
Tomura escudriñaba con la mirada al pecoso.
La camiseta que este portaba no era lo mas, agradable, de ver para el peliceleste, le recordaba al símbolo de la paz, y digamos que a Tomura no le agradaba mucho.
En cambio el pequeño peliverde se encontraba un poco nervioso.
Nunca había estado en un lugar similar a ese, no entendía totalmente porque mamá le pidió quedarse allí.El solo sabia 3 cosas.
-Debía de entregarle la carta que mamá escribio a el hombre-nube que estaría en ese lugar que mamá le indicó.
-No debía de hablar con ninguna otra persona antes de que le entregue la carta al hombre-nube.
Y
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-Escucha bien Izuku- decía angustiada pero imponente a la vez la madre peliverde.
-Por nada del mundo menciones a los héroes aquí-
-¿Porqué no mamá?- replicó Izuku un poco triste, le gustaban los héroes, si bien no los idolatraba, para el son un gran punto de referencia para su moralidad, aunque no estuviera consiente de ello.
El ayudar, apoyar y admirar, ~3A, como le denomino Inko a las aspiraciones de su pequeño~
Además, le es muy entretenido ver todas las tardes junto con su madre, los especiales que dan de algunos héroes famosos. A Izuku le encantaban esos momentos. Los momentos de felicidad genuina y simple con su madre.
No entendía por que su mamá hacia una cara de completa preocupación al pedirle eso. Pero como el buen hijo que es, lo cumpliría.
La mirada de preocupación de su madre era mas que suficiente para convencerlo, no le gustaba verla asi.
-De acuerdo mamá, no hablare sobre los héroes aquí- contesto Izuku, -Pero, ¿y si ellos me preguntan sobre ellos?, Allí si puedo hablarles, ¿Verdad?- contesto con emocion reflejada en sus brillantes esmeraldas.
-Si Izuku, puedes hablar de los héroes, solo, si ellos te preguntan sobre ellos, en cualquier otra situacion no- respondió autoritaria Inko y con una pequeña sonrisita por lo astuto que había sido su pequeño al notar ese detalle.
‹Yo no les puedo hablar sobre ellos, pero nada dice que ellos no mencionen el tema primero›
Inko sonreia orgullosa para sus adentros, su pequeño era bastante inteligente para solo contar con 3 años de vida.
Y esto le daba un poco de consuelo a la peliverde.
Su pequeño no haría decisiones tontas, por lo que no tendría que dejarse consumir por los nervios y preocupación de sus posibles deciciones y acciones.En pocas palabras.
Inko confiaría completamente en Izuku.
Sabia que lo que hacia no era lo mas prudente, o lo mas seguro, pero ella confiaría en Izuku, en que el podria cuidarse, sobrevivir y levantarse ante las posibles dificultades.
Tal vez ella ya no estaría con el en esos momentos, pero no dejaria de apoyarlo desde el fondo de su corazon, desde el fondo de su alma.
Ella era su mamá, y el era su pequeño.
Una madre siempre querrá a su hijo.
Inko no tuvo el hogar mas amoroso, pero aun asi nunca la abandonaron, ella no queria que su pequeño estuviera, o se sintiera solo estando bajo su cuidado.
Inko tambien sabia que probablemente no todas las madres lo demuestren de la misma manera, probablemente no sean las progenitoras mas expresivas, o posiblemente se de el caso de que sean muy cariñosas, o probablemente no tengan la mejor relación con sus pequeño.
Pero, en algún rincón del corazón de una madre, siempre habrá un espacio para su pequeño, puede ser minúsculo, o puede ser enorme, pero existe, después de todo, para bien o para mal, los hijos siempre estarán en la conciencia de las personas que llamamos madres.Inko, sabiendo desde el principio que su verdadera felicidad junto con Izuku no duraría mucho, intento darle lo mejor de ella todos los dias, abrazarlo cuando pudiera, mimarlo por cada buena accion y logro, reprenderlo por las pequeñas travesuras para de un momento al otro llenarle la cara de besos.
Por eso y mas, Inko sentía un dolor inconmensurable por lo que estaba punto de hacer.
Su pequeño abarcaba su corazón por completo.
Ella contaba con 28 años, con 28 años, un 26 de junio tuvo que alejarse de su pequeño.
Hacia lo imposible por no soltar lágrimas, y por que su tono de voz no temblara, no queria que su pequeño sospechara.
Ella no queria irse.
Tampoco queria que el se sintiera triste.Por ello buscó la manera de dejarlo al cuidado de alguien de confianza.
El dia que Inko empezó a preocuparse de quien cuidaría en un futuro de su pequeño se encontró divagando por las calles y callejones Mustafu, por azares del destino en el momento que ella se detuvo para localizar por donde se encontraba, lo vio, el cabello recordaba era tan esponjoso como una nube, no era del mismo color que recordaba, pero ella sentía, sabia, que era el, quien estaba entrando a través de la puerta de un bar nombrado “Stray Cats” según el letrero vintage de madera que se situaba en los costados de la entrada.
Inko no cabía de la impresión.
Su corazón latía demasiado fuerte, ella misma podía escucharlo latir.El que fue su amor de otoño
El único verdadero amor que había experimentado.
Ella había visto a Shirakumo Oboro.
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Necesito leer parte del manga pa' poder acomodar bien en la linea temporal todo lo que sigue y no dejar huecos JAJAJAJA
Entonces, aguantenme un poquito jeje
Si tienes alguna duda hasta el momento dejala aqui!→
NB🌟
Cambio y fuuuera!
ESTÁS LEYENDO
•°←Kumo→°•
Fanfic*Contiene spoilers del manga* Shirakumo Oboro, ahora, conocido como Kurogiri, un villano que tiene el deber de supervisar a Shigaraki Tomura, se ha encontrado con pequeño problema, cuyo nombre es Izuku... Izuku Shirakumo, o al menos eso dice la ca...