A su vez, los muchachos seguían en la espera de los demonios, con ansias de su presencia.
- ¿Quién primero? –intercambiando miradas preguntó Caín.
- Pienso que lo justo sería que lo prendiera el individuo que forjó el rollito. –contestó Judas.
- Yo sólo sé que no quiero. –dijo Jesús.
- No seas marica…–le dijo Caín-…un poco de veneno no hace daño…
- …sino te mata te hace más fuerte… -le dijeron Judas y Caín a Jesús.
Jesús. Pensativo. Miró el porrito y le preguntó si no le haría daño.
- No lo sé… –contestó-…parece muy estúpido, y arriesgado.
- Si nomás será un baise, mamón… -dijo Caín-… ¿o te aculonas?
- La neta simón me aculono, ¿o qué verga, algún problema?
- No, pos yo nomás decía pa’ ver si estás seguro.
- Ya no estés chingando, Caín… -le dijo Judas-…si el morro no quiere, pues que no lo haga y zan se acabó. A nosotros nos vale verga por eso lo haremos, ¿sí o no, Jesús?
- Tú mismo lo has dicho. –así pues contestó Jesús.
Caín lo miraba con desprecio, aparte de no soportar sus críticas sarcásticas, lo envidiaba por pretenderse el más noble de los tres.
- ¡Aaah pues a la veeerga! –dijo Caín a todo esto, acomodándose el porrito entre sus labios y soltando una enorme llamarada desde la consumación por la nariz, ardiendo de ganas la punta en bocanada que soltaba.
La dopamina estaba por desbordar el cortical en su cráneo, en derrame por sus ojos.
- ¡Por la Verga de Satanás! ¡Estoy bien drogado! –vociferó Caín.
Pálido como las páginas de un libro, con dificultad babeaba de su lengua.
- Pues a causa de éste, la verga nos lleva. –dijo Jesús.
- ¡Caín! ¡Chingada madre! ¡Debemos llevarte con un doctor!
- ¡Qué doctor ni qué la verga! ¡Ando al chingazo! –azotando de cabeza por las hojas de los arboles desparramadas por el terreno.
- ¡Mierda! ¡¿Pero qué hicimos?! ¡Demonios! ¡Vamos Jesús! ¡Ayúdame a levantarlo! ¡Tenemos que llevarlo a la clínica!
- ¡¿Estás bien pendejo, verdad?! ¡Si lo llevamos a la clínica los hermanos se van a enterar de éste desmadre!
- ¡Tienes alguna mejor idea!
Ahora la espuma de su garganta salía por la boca.
- ¡Verga! ¡Se está convulsionando!
- ¡No podemos llevarlo a la clínica! ¡Allí trabaja el hermano Cuamea!
- ¡¿A que le tienes miedo?! ¡¿A que unos legos con corbata te quiten los privilegios?!
- ¡A mi Padre le tengo miedo, porque si se entera, es capaz de marcarme 40 azotes en la espalda! ¡Y yo no voy a ser el mártir de ningún idiota a causa del sufrimiento de otro!
- ¡Ya entendí! ¡Verga!
- Judaaaass… –llamaba cortante a su hermano.
- ¡No te mueras Caín! –dijo Judas. -¡Ya sé que hacer! ¡Lo llevaremos con el brujo Madrid! ¡Él lo sanará!
- ¡¿Es enserio?!
- ¡¿Conoces a un curandero confiable?! ¡Él es el único que no abrirá el hocico a nadie sobre esto! ¡Ahora! ¡Ya estás aquí! ¡Y creo que estamos obligados a salvarle la vida a mi hermano!
- ¡¿Qué acaso somos los guardaespaldas de tu hermano?! ¡Si no se muere ahorita, se hará más fuerte!
Sin dudarlo más, Judas tumbó a Jesús de un putazo en la sien.
- ¡Eres un pinche joto maricón! ¡Y creo que los estoy ofendiendo por llamarte así, pero una cosa si te voy a decir! ¡Llevaremos a Caín con el brujo Madrid, y me vas a ayudar a cargarlo porque si no lo haces te voy a lanzar al maldito lago donde fuimos bautizados, y voy a purificar tu espíritu, hundiéndote en la superficie, hasta que Jehová me pronuncie con sus propias palabras: “Levántalo”!
- Creo que después de esto no nos volveremos a hablar.
Judas por poco lo lanza por las aguas como una caña de pescar.
- ¡Ayúdame a levantarlo! ¡O tendré que llevarme a los dos arrastrando! –respondió encabronado.
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El Colmillo de un Santo
General FictionUna vez más vuelvo a mostrar el tema de la religión en otros sucesos basados en hechos reales pero cuya desgracia se muestra la dicha de prevalecer en las mentes de los ingenuos en la lucha espiritual entre el bien y el mal, interpretado en elaborad...