— Killua, Killua, Killua, Killua, Killua.
— ¿Que carajos quieres?
— Puto.
— ... Espera ¿Como que puto? Alluka, estamos en una malparida casa cristiana, la que te pario, no seas una puta grosera, a ver, reza y disculpate.
— ...
— ...
— Disculpame esta — La menor... Hizo algo inapropiado...
— ... A TU CUARTO SEÑORITA
— YA ESTOY EN MI CUARTO ¿SERAS PELOTUDO?
— PUES AFUERA
— NO ME PUEDES HECHAR
— Mira como lo hago — El peliblanco cargo a su hermana en estilo princesa, la llevó hasta la entrada y la dejó delicadamente en frente del marco de la puerta para después cerrar de un portazo.
— ... Hijo de...
— Dale, nuestra mamá si es puta. — La escuchaba através de la mesa.
— De puta.
— Ahora ponte a rezar y Lee el salmo 8
— Si... No, me largo con Gon.
— AY NO, ESPERA, LLEVAME — El peliblanco habrio de golpe, ya llevaba su ropa arreglada.
— Gracias por abrir — Y sin esfuerzo, la pelinegra entró.
— ¿No vamos a ir con Gon?
— No, ya deja de ser un pinche chicle, ven, debemos hablar.
— Suena serio, no me gusta ¿Me puedo largar con Gon ahora si?
— Dije, ven — Una mirada llena de sed de sangre se poso sobre el ojiazul, de seguro una fase rebelde... Si, debía ser eso.
El ojiazul se dirigió hacia una de las camas que había en el cuarto y tomó asiento, estaba asustado, lamentablemente antes de que se diera cuenta le estaba prestando atención a una mosca.
— Killua, esto se está volviendo más grande.
— ...
— Killua... Killuaaa... Agh, KILLUA, KALLUTO Y YO TE METIMOS A TERAPIA.
— ... ¿Que? ¿Como que terapia? ¿Porque? ¿Como? — No se mostraba enojado, más bien impresionado, claro ¿Como le explicaría que había tenido que pedirle el dinero a sus padres? Killua entraría en furia y pánico si llegaba a enterarse, eso sería malo.
— Mira... Ve a terapia, por favor, después de eso te lo explicaré, te diré como conseguí el dinero y todo eso pero por favor, necesitamos que lo hagas, esto me lleva preocupando desde pequeña... Quizás no se note pero me preocupa tu salud, así que... Por favor.