Valeska era la hermana menor de Niklaus y la media hermana de los demás Mikealson, ella junto con sus hermanos habían vivido por mucho tiempo en Nueva Orleans hasta que todo cambió.
Marcel Gerard le dió una última opción a Valeska, huir y jamás volv...
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—¿Tuviste problemas con Ikeda?— le preguntó en el alta voz Argent a Deaton.
—Menores, el lobo blanco estaba exactamente donde dijiste que estaría— le contestó el veterinario mirando a Scott y a Allison. Valeska y Dan seguían adentro escuchando la conversación—. Pero ahora tenemos dos problemas. Primero, el liquen no es una cura. Su efecto desaparecerá en unos días.
—Pero mientras funcione los Oni no irán tras Stiles, ¿cierto?
—Eso espero. La Casa Eichen tiene una historia inusual, tal vez no esté a salvo de los Oni ahí adentro— volvió a contestarle Deaton al cazador.
—¿Cuál es el segundo problema?
—Hablé con tus contactos en Japón. El jefe yakuza asesinado por el Oni nunca encontró el pergamino.
—¿Qué pergamino?— le preguntó Scott.
—Un pergamino Shugendo. Los Shugendo eran místicos ascéticos de Japón.
—El pergamino dice como exorcizar a un Nogitsune— interrumpió Argent.
—Cambiándolo— susurró Valeska para si misma llegando a la recepción aún aturdida.
—¿A qué te refieres?— le preguntó Allison al escucharla.
—Fue algo que dijo la bruja que vimos, para sacarlo de una persona hay que cambiarlo.
—Así que, ¿tenemos que encontrar al pergamino?— las interrumpió Scott.
—Exacto— dijo Deaton—. Y obtuve le nombre del último hombre que lo compró: Kincaid.
—Estaba con Katashi— relacionó Allison—. El que se reunió con Isaac para comprar el arma.
—Suena como si Katashi quisiera el pergamino— dijo Scott.
—Pero Stilinski ya me dijo que no encontró nada así entre sus cosas. Y un paranoico como Katashi lo hubiera guardado cerca. Tal vez lo llevaba siempre consigo.
—¿Cómo luce el pergamino Shugendo?— le preguntó Allison y Deaton se levantó a buscar detrás suyo.
—Es parecido a esto— él le entregó un pedazo de papel enrollado.
—¿Hay de diferentes tamaños?— les preguntó Valeska entendiendo a Allison.
—Cualquier tamaño.
—Creo que sé dónde podría estar— terminó de decir Allison—. En su dedo.
—Tengo que irme. Búsquenlo. Y Valeska, ¿pregunta Derek si estás bien?
—Sí— Val tomó su brazo que estaba terminando de curarse—. Todo está bien— se escuchó que colgaron y la llamada terminó.
—Iré a buscar a Lydia— dijo Allison tomando su teléfono.
