Valeska era la hermana menor de Niklaus y la media hermana de los demás Mikealson, ella junto con sus hermanos habían vivido por mucho tiempo en Nueva Orleans hasta que todo cambió.
Marcel Gerard le dió una última opción a Valeska, huir y jamás volv...
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Casa Eichen En el futuro
Lydia estaba bajo el delgado chorro de agua que caía de la regadera de la Casa Eichen. Una mirada impaciente la observaba desde atrás. La enfermera revisaba una y otra vez su reloj, impaciente de esperar a la pelirroja.
—Bueno ya, suficiente. Basta— dijo la enfermera cansada—. No me trago ese acto de catatónica. No creas que voy a bajar la guardia. Se que puedes oírme— la enfermera comenzó a desesperarse y caminó agresiva hasta la pelirroja—. Mírame cuando te hablo. ¡Dije que me mires!— la pelirroja continuo si reaccionar—. Lydia— la llamó con hartazgo. La tomó de las mejillas y movió su rostro, agresiva. La soltó al ver que en verdad no reaccionaba.
La enfermera junto a otro compañero encaminaron lentamente a Lydia por los pasillos del psiquiátrico. El enfermero pasó la tarjeta por el identificador. Todos los otros pacientes en el pasillo se acercaban a observarla con una mirada tétrica.
—¿Está bien?— preguntó el enfermero asomándose un poco frente a ella para verla.
—Lo está— contestó brusca la enfermera—. Solo es un acto— la mujer se acercó al oído de la pelirroja casi gritándole pero Lydia no se inmutó—. Solo es una actriz dedicada.
Llegaron a la habitación perteneciente a Lydia, estaba acostada y con la mirada en el techo, perdida, igual que su mente. El enfermero estaba alistando la jeringa con el medicamento de Lydia.
—Sube la dosis a tres mililitros— le ordenó la enfermera desde la puerta—. ¿Quiere catatonía? La tendrá— la mujer cerró la puerta con mal humor dejándolos solo.
—Perdón por esto, Lydia— se disculpó el enfermero sentándose a un costado de la cama mientras la tomaba del brazo—. Ella no es la enfermera más gentil. Pero yo puedo ser gentil. Prometo ser gentil— el hombre clavo la aguja en el brazo de la chica—. ¿Estás bien, Lydia?— sacó la jeringa con rapidez y suspiró—. Perdón por eso. No podía encontrar la vena. Lo haré otra vez— volvió a introducir la aguja con una respiración pesada y con placer. Sacó la jeringa de nuevo—. Yo... yo tendré que... buscar una vena más grande— movió su rostro con delicadeza y ella continuó sin reaccionar.
Dirigía la jeringa al cuello de la chica cuando ella se levantó de golpe junto a un fuerte grito que lo hizo volar hacia atrás y estallar las luces. El grito era fuerte y profundo, se podía escuchar desde muy lejos el desgarrador grito de la Banshee.
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