Valeska era la hermana menor de Niklaus y la media hermana de los demás Mikealson, ella junto con sus hermanos habían vivido por mucho tiempo en Nueva Orleans hasta que todo cambió.
Marcel Gerard le dió una última opción a Valeska, huir y jamás volv...
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Valeska estaba en el centro comercial comprando cosas para su nueva casa, llevaba algunas cosas compradas, como camas y algunos electrodomésticos pero le faltaba mucho.
Estaba en el apartado de lámparas y espejos; estaba viendo unas lámparas colgantes de metal rosado cuando en el reflejo vio un par de ojos azul eléctrico.
—¿Qué haces aquí, Derek?— le preguntó mientras caminaba hacia otras lámparas colgantes que tenían un aspecto más abstracto.
—Ayer desperté solo en tu casa.
—Tenía escuela. Y continúa mi pregunta, ¿qué haces aquí?— dijo y se movió a otras lámparas.
—¿Te estás cambiando?— preguntó pues el día anterior no había notado las cajas cuando salió.
—Sí. Disculpe, también voy llevar tres de estas, por favor.
—En seguida— Valeska encontró unas lámparas colgantes que se asemejaban a unos tubos color negro, y terminaban en un círculo de luz blanco.
—Gracias...
—¿Puedo invitarte un café?
—No, gracias— ella caminó hacia la caja para pagar.
—Por favor. Solo un café— Val casi lo ignoró y pagó, dejó sus datos para que lo fueran a dejar y continuó caminando con el hombre detrás de ella—. Yo no soy de tomar cafés, ni de hacer esto. Por favor— pedía un poco serio y a un paso detrás de ella.
—Hmm, te acepto un té, no me gusta el café— respondió volteándolo a ver seria.
—Lo que tú quieras— respondió con una gran sonrisa.
Ambos salieron de la tienda y se fueron a una pequeña cafetería que estaba en el mismo centro comercial. Él pidió un café americano y ella pidió un té de naranja con especias.
Ambos caminaban por el centro comercial en silencio pero dirigiéndose miradas divertidas cada tanto tiempo y aún era temprano así que no había mucha gente.
—¿Por qué invitarme un té, Derek Hale?
—Tal vez porque me agradas, demasiado— dijo desviando la vista pero aún con una sonrisa.
—No te creo— dijo desviando la mirada y entrando a una tienda de muebles.
—¿Por qué no?— preguntó siguiéndola.
—Veamos... soy una Mikaelson, una original. No sigo sus reglas. Y no me conoces lo suficiente para decir que sabes que soy más que eso.
—Si pones atención te das cuenta de cosas.
—¿Me has estado observando?— le preguntó por fin volteándolo a ver con una sonrisa coqueta—. Bien, ¿qué cosas?
—Te preocupas por los demás aunque no sean tu familia, eres autosuficiente y eres fuerte, decidida y bastante ocurrente...
