Capítulo 34

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Narrador

Hikaru parecía que iba a enloquecer antes había estado tan preocupada por del dios de la luna pero ahora solo sentía agotamiento.

¿Cuán terco podía ser?

Solo había pasado media hora, ¡media hora!, y el dios de la luna parecía impaciente por levantarse e irse a estudiar como todos los días sin prestar sumo cuidado a la condición que tenía.

Lo quería la albina era que se durmiera y por fin tranquilizarse, ¿Era tan difícil?

Sujetó la mano de Tsukito por sexta vez con cansancio para detener los movimientos del más alto. No iba a permitirle moverse hasta que pasarán las dos horas como ella había pactado con el dios de la sabiduría.

—Quédate quieto—recomendo.

—Me encuentro bien ahora Hikaru-san por favor dejame regresar a clases.

—¡Me niego!

Ella empujó al dios lentamente para que se tumbará y al parecer rendido por la perseverancia de ella terminó cumpliendo lo que la albina tanto había querido.

Cerró los ojos y fue cuestión de minutos para que se rindiera ante el sueño.

Ella al fin pudo soltar un suspiró aliviado al verlo descansando después de media hora. Ahora solo debía de mantenerse en silencio para no perturbar el sueño del dios. Y ya que no tenía nada que hacer un no pudo evitar levantarse para rondar por la habitación, trato de caminar lo más cuidadosa que pudo paseándose por habitación y de vez en cuando viendo por la ventana del lugar.

Miró en el vidrio como la puerta era abierta con sigilo y al girarse se encontró con el dios del vino.

Ella se quedó ahí sin saber que hacer.

Miró de reojo al dios de la luna para caminar hasta donde estaba el griego y sacarlo para cerrar la puerta tras de si, había tratado de hacer el menor ruido posible y estaba por reclamarle a su novio cuando junto sus labios con los de ella.

Era una beso suave y lento.

Quería separarse para regañarlo de estar ahí mientras habían clases pero se dejó llevar por el dulce beso que rodeó el cuello del joven con sus brazos y él rodeo la cintura de ella.

El beso continuó, Hikaru se sentía tan nublada que perdió la noción del tiempo y recordó que Dionisio estaba ahí mientras habían clases.

Se separó de él y aunque el dios quiso juntar sus labios por segunda vez ella lo rechazó.

—E-espera... ¿Qué haces aquí?

—Simplemente he venido a ver a mi novia, ¿A caso esta mal?

—En pleno horario de clases.

—De cualquier manera pedí permiso para salir de clases—le revolvió el cabello albina a su chica—solo vine a verte un rato, no vi problema en ello.

—¿Y si nos ve Thoth-sensei o Zeus-san?

—Estaremos condenados pero al menos permaneceremos juntos.

—Estas loco.

—Entonces tu estarías loca por estar con este loco, Hikaru.

—Tienes razón—se rindió la muchacha dándose cuenta que no ganaría esta vez—¿Me haces un favor ya que estas aquí? Necesito vigilar a Tsukito-san como aún niño y no me quiero alejar de aquí.

—Bien, ¿qué necesita mi princesa?

—Ay tu también con el apodo ese—rio recordando la muchacha las veces que Apolo le había dicho de esa manera—ve a traerme una jarra de agua con un vaso.

—Como órdenes.

La muchacha lo vio alejarse con las mejillas pintadas de rosado por la aptitud de Dionisio. Ya de por sí le era un poco vergonzoso que Apolo le dijera así y que ahora su novio también lo hiciera.

Sonrió tontamente.

¡Que enamorada estaba!

Estaba por volver a entrar y chequear al dios japonés cuando Dionisio se hizo presente levemente agitado con la bandeja en mano y dos vasos.

—Tu también toma agua—le paso la bandeja y dejo un casto beso en los labios de ella para despedirse—ya debo de irme te veo en la siguiente clase.

—Si, adiós.

Ella animada entró en la habitación dejando la bandeja en uno de los muebles aún lado de la cama para sentarse en silla que había ahí.

No sabía ahora qué hacer y aún faltaba más de una hora.

Estaba aburrida.

Lo peor de todo era que el tiempo pasaba tan lento que ella pensó que ella iba a enloquecer antes de que Tsukito-san despertará.

[...]

Si hubiera tenido sus poderes como antes podría jugar un poco con ellos y si fuera la Hikaru de antes habría estado inmersa en los libros preparándose para el siguiente examen o simplemente leyendo para pasar el rato.

Pero ahora era una diosa con unos grilletes que le impedían el uso de estos.

Su imaginación y memoria eran buenas y solo por ello había sobrevivido una hora.

Había estado recordando momentos agradables con sus hermanos cuando aún eran solo unos niños e imaginando como sería la Diosa Demeter de la que tanto hablaba Artemisa-sama y lo emocionada que se le veía por presentarla.

Si esto ocurría, ¿qué pasaría con su familia?

La Diosa Demeter no era la hada madrina o el espíritu mágico que había venido a inyectarle una buena dosis de sorpresas y aventuras a su vida, no era así, había un propósito detrás de eso y quizás eso podría durar años.

Cuando al fin estaría libre de dioses en su vida quizás su familia ya ni le recordaría y entonces...

¿Cuál sería el precio a pagar por prestar los poderes de un Dios a una simple humana?

No quería saberlo pero tarde o temprano lo sabría, le gustase o no.

—Ohh Tsukito-san., despertaste.

La albina se apresuró a servir un vaso con agua y se la dio al Dios una vez este estuvo sentado en la cama cómodamente.

La bebió lentamente siendo observada por ella.

Ella al parecer examinaba el semblante que poseía el japonés y cuando hubo terminado de hacerlo solto un suspiró de alivió notando que ya se veía mucho mejor externamente.

—Duerme bien por la noche para recuperar tus energías al cien por ciento.

—Eso haré.

—Te vez mucho mejor así que sería mejor ir a unirnos a las clases con los demás—él asintió levantándose de donde estaba.

Una vez en pie Hikaru tomó la mochila de ella y de él para pasarsela con una sonrisa y así a paso lento se alejaron de la enfermería para ir con los demás.

La campana hace poco había sonado indicando el término de una de las clase pero Hikaru camino lentamente a la par del dios japonés rogando porque no volviera a desmayarse o se mareara de repente. Ella era un tanto ágil pero no tan fuerte y definitivamente lucharía para llevarlo de regreso a Tsukito-san a enfermería.

—¿Te sientes mal o algún mareo?

—Ninguno.

—Eso es bueno.

—No me lo puedo creer.

Como Hikaru se encontraba viendo a Tsukito no entendió a que se refería y pudo recién entenderlo cuando vio al frente a Balder, Apolo, Takeru, Dionisio y a Yui fuera del salón.

Parecían esperarlos.

Hikaru sonrió por aquel acto, a muchos les preocupada Tsukito y eso era bueno aunque quizás el dios de la luna no lo entendería pero no importaba.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2020 ⏰

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