Capítulo 11

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Narra Hikaru

¿Saben que se siente estar en una primera cita? Pues la mayoría de chicas lo saben, hasta mi hermana mayor lo sabía, ella habia tenido varias citas con su anterior novio con el cual hace mucho habia terminado. Pero yo no.

No sabia que debía ponerme ni que iba hablar. No era muy habladora en casa y habia tratado de cambiar un poco mi personalidad para no ser reconocida por Yui.

Sobre la cama había un vestido amarillo de hombros caídos y al otro un short de mezclilla un polo blanco de hombros caídos junto a unas zapatillas blancas. No queria vestidos, iba a ser mi primera cita para cero vestidos por hoy. Al mirarme al espejo me ví bien el cabello suelto y que revoloteaba con el viento que entraba por mi ventana.

Melissa hoy no estaba pero de seguro estaba en la habitación de Yui.

Al abrir la puerta mire de un lado a otro para salir por fin, por los pasillos no habia nadie, camine con bastante cautela hasta llegar a una puerta me puse de espaldas y le di tres suaves toques con mi puño aun mirando de reojo por so alguien se aparecía.

La puerta se abrió tan derepente que Dionisio tuvo que sostenerme para no caer al suelo.

-Hikaru, hola-saludo alegre y yo solo le sonreí-¿nos vamos?

-Claro-me puse en pie caminando con él por el pasillo hasta por fin salir del edificio.

Ahora la mayoría aun estaba en clase, tantos los espíritus como los dioses y Yui, no habia podido convencer a Dionisio de retrasar la cita para después de clases y ambos nos habíamos saltado estudiar.

-¿Tan emocionado estabas? No me dejaste ni ir a clases-hice puchero, solo conseguí que se riera para apegarme a él por los hombros.

-Si estoy muy emocionado-detrás de aquella risa podía notar nervios y vergüenza pero no comenté nada.

Caminamos por el bosque habia estado pegada a Dionisio desde hace raro y no parecia que me fuera a soltar no me incomodaba extrañamente me sentía segura a su lado.

Los grandes árboles que alguna vez habia trepado tratando de comer mi manzana en paz ahora se veían inmensos. Ni me sentia con tanta confianza como antes para alcanzar la cima. El pasto estaba verde de un color brillante que hasta parecía brillar con la luz del sol.

Cerre levemente mis ojos tratando de enfocar mis pensamientos en este paisaje y no en el calor que me transmitía Dionisio, era primavera. Ya debia de pasar a otoño, podía sentirlo hace días atrás cuando sentia pequeños escalofríos y entre mis sueños veia colores amarillos. De un momento a otro sentí una respiración en mi oído y como mis pies no se movían hacia ningún lugar.

-¿En que piensas?-la voz de Dionisio era suave.

-Otoño-murmure abriendo los ojos lentamente-creo que ya es momento de que cambié la estación. A pasado mucho ya debería ser otoño.

-Supongo-miro hacia al frente con una pequeña sonrisa-Hikaru, ¿me gustaría pasar invierno contigo?

-Invierno-murmure recordando aquellos recuerdos con mis hermanos en la nieve, pocas veces-será divertido. Dionisio-san, ¿a donde iremos?

-A pasear por el bosque-detras de aquellas palabras notaba un tono sospechoso pero no comenté nada.

La suave brisa sobre mi rostro era refrescante contra el clima despejado que había, las hojas de los arboles bailaban con el viento en una danza sincronizada y el tronco se mantenía quieto en su lugar sin sentir cosquillas ante la suavidad del viento. El sol alumbraba en lo más alto y poco a poco los grandes arboles comenzaron a desaparecer hasta dejar un amplio campo lleno de flores en medio del gran jardín de Zeus. La cantidad de flores que podía hacer un poco de magia con la ayuda de la naturaleza era magnífico, corrí alejándome de Dionisio y caí de rodillas soltando un pequeña risilla como cuando era una niña pequeña.

Dionisio a paso lento se me acerco y se sentó aún lado mío tomando una flor morada y acomodándolo en mi cabello. Le sonreí.

-Realmente eres muy hermosa-miro hacía el cielo soltando un suspiro-en verdad no te podría dar a nadie más. Ni a mi tío.

-Hades-san es una persona amable solo que ha sido dañado-el diente de león se fue volando por le viento-hasta las mas bonitas flores pueden ser dañadas y alejarse de los demás.

-Hikaru...-me levante y salí corriendo, dejándolo atrás.

Me había alejado de mis hermanos al crecer, aislandome de ellos viviendo una vida solitaria con las voces de aquellas chicas diciendo que mis hermanos eran mejores a mí y que lo mejor era que yo no naciera. El recuerdo de yo llorando sola en mi habitación diciéndome que era una inútil y que mi vida no valía la pena era constante. Una vez intenté suicidarme pero me detuve en el filo del puente, solté un suspiro para alejarme y no volver a confiar a nadie.

No pude cumplir mi promesa para no volver a salir lastimada.

Estaba confiando en Dionisio y quería volverme amiga de los dioses, quería ayudarlos y volvía a confiar en los demás incluso lo haría en Yui.

[...]

Lograba ver el ocaso desde la montaña, estaba sentada en medio de las piernas de Dionisio el tenia sus manos juntas abrazandome por la cintura con su mentón apoyado en mi hombro. El sol se ocultaba poco a poco dejando ver aquellas tonalidades anaranjadas en el cielo dando el mejor de los espectáculos. Al terminar un frío recorrió por mi cuerpo y la luna comenzaba asomarse en el cielo.

Me levanté con cuidado de no caer colina abajo, Dionisio tomó mi mano y caminamos de regreso hacia el instituto. El contacto cálido de su mano me era cómodo no como nuestro primer encuentro en el que mantenía los ojos en el piso.

Podía ver el edificio alzándose enfrente de nosotros tan imponente como siempre tanto como su creador.

Caminé a paso lento, no quería entrar, no quería soltar la mano de Dionisio.

«Aceptalo, es la única persona de confiar que has encontrado». En muchos años muchos me habían dado la espalda, personas en las que confiaba y no quería soltar la mano de Dionisio y que me alejará haciéndome ver que solo era una simple fantasía.

-Adiós Hikaru-sin pensarlo estabamos frente a la puerta de mi habitación-te veo mañana.

-Debo de ir a la biblioteca ayudar a Thot-sama-el asintió comprensivo y beso mi frente con cariño-despues iré a la torre este, te veo allí.

-Hasta entonces-me da un abrazó antes de dar media vuelta e irse.

Suelto un suspiro.

Me gusta Dionisio, lo quiero mucho y yo nunca podría dejarlo ir como el tampoco quería dejarme ir.

Abrí la puerta de mi habitación, no había rastro de Melissa de seguro estaba otra vez con Yui normalmente se la pasaba en este lugar, veía mis libros, había ido varias veces a la biblioteca conmigo, dormía a mi lado y me sonreía alegrando mis mañanas. Sin su compañía se sentía tan solitario, no debí haberlo dejado solo ese día.

Me quitó los zapatos para tumbarme en mi cama, miró aun costado viendo la pequeña casita en donde dormía a veces Melissa.

-Después de todo fue creado para ayudar a Yui-abro la puerta del armario sacando el camisón blanco que tenía para ponérmelo dejando mi cabello aun suelto.

Al entrar en mi cálida cama me cubrí con las sábanas y cerré los ojos transportandome a ese mundo de lo sueños donde todo podía ser realidad.

Narra Dionisio

Siento las miradas de Apolo y Hades sobre mí, debía suponer que me esperarían despues de pasar todo el día sin verlos.

-Hablaremos de lo que paso hoy mañana-dice Hades que esta cruzado de brazos.

-Di-Di, mañana ensayaremos para una obra, tu seras el padre de Cenicienta, fue al azar-informa Apolo.

-Gracias por decírmelo, me ire a dormir-subo por las escaleras dejando atrás a ellos dos que comentan por lo bajo un motivo por mi desaparición.

Entro en mi habitación y me tumbo en la cama, fue un día muy corto, pero me la pase bien con Hikaru escuchando sus risas como si fuera una niña pequeña.

ᴠɪɴᴏ ᴅᴇ ᴜᴠᴀs ⁕ Kamigami no Asobi ⁕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora