Capitulo 4

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Hyukjae llegó a su departamento a las tres de la mañana después de que Sunhee lo llevara a su casa, la chica afirmaba no estar tan tomada, además de que insistió en dejarlo hasta su cama, el se negó. Probablemente Donghae ya estuviera durmiendo y no quería despertarlo. Se dejó caer sobre el suave colchón y cerro los ojos durmiéndose profundamente, esas eran las ventajas de no compartir la cama con su esposo, no lo despertaría y escucharía su interrogatorio de donde estaba y bla, bla, bla.

Al día siguiente cuando se levantó con una fuerte jaqueca lo único que quería era quedarse en la cama durmiendo como un bebé, pero debía ir a trabajar, había demasiado que hacer por el nuevo proyecto el cual sería algo grande. Se puso de pie y tomó una ducha de agua helada, se vistió y salió para tomar solo una manzana e irse.

Se preparó para las preguntas de su esposo pero no estaba en la cocina, no había rastro de él, fue a la habitación de invitados y abrió la puerta un poco, la cama estaba hecha y las cosas acomodadas, entró y fue hasta el baño, el olor de su champú seguía en el aire. Respiro en paz, por un momento creyó que no había dormido en casa. Aparto la tonta idea que se formaba en su cabeza, su esposo jamás le sería infiel.

Tomó el celular y llamó amiga y segunda al mano después de él en la empresa. El teléfono celular sonó, una, dos y tres veces hasta que por fin respondió con la voz adormilada y visiblemente de mal humor.

—¿Que quieres Hyukjae?- Cuestionó en un bufido.

—Buenos días a ti también, oye tú has...¿Hablado con Donghae?- Pregunte el tratando de sonar desinteresado.

Sabía que al rubio le gustaba desahogarse así que creyó qué tal vez hablo con alguien, que le dijera exactamente el problema y listo. Su esposo solo necesitaba el regalo correcto y una disculpa por lo que sea que dijera que Hyukjae hizo mal y asunto resuelto, quería arreglar las cosas con él antes del inicio oficial del proyecto.

—¿Te he dicho que eres un idiota? ¡Eres un idiota!- Grita la morena provocando que la cabeza le palpitara del dolor.

—Tae...Donghae solo es un niño enojado...

—Tienes razón Donghae solo es un niño que se enamoró de ti, que te entregó su corazón y todo lo que es para hacerte feliz y ¿Sabes que estás haciendo? Tomando su corazón y arrancarle pedazo por pedazo. Aunque suene cursi, así es y lo sabes.- Lo regaña Taeyeon por el teléfono, el solo suspiro agotado.

—No sabes lo que es vivir con el, simplemente...- Fue interrumpido por la voz exasperada de su amiga.

—Y no se te ha ocurrido algo como, no se...¿Hablar con él?- Cuestiona alzando la voz.

—Sunhee dice...se victimizara y me hará ver como el malo del cuento, siempre lo hace. Me sentiré culpable y...

—Nada puede ser un buen consejo si comienzas con "Sunhee dice" ¡Acaso no ves que ella se quiere meter en tus pantalones, tu cama y al parecer en tu matrimonio también!

—Ella solo es una buena amiga que me apoya y no se pone de lado de Donghae, a pesar de que yo soy tu amigo.- Se defiende el moreno con la voz cansada, cada vez se siente más agotado.

—No seas bobo, no hay lados ¡Es un matrimonio! Se arregla entre ustedes dos pero tú ya lo hiciste de dominio público. Sabes que espero, que Donghae te deje en la ruina y llorando por el.- Le cuelga sin un solo adiós.

Hyukjae tira el teléfono contra el sofá. Se quedó con las palabras en la boca, su esposo no se quedaría con nada. Solo faltaba eso que aparte de hacerlo quedar mal con todos, como si fuera un ogro se llevara su dinero. Se casaron por bienes separados, la editorial era de el, con eso sería más que suficiente.

Se dejó caer en el sillón y cerró los ojos. El adoraba a Donghae, realmente lo quería y se preocupaba por el pero Sunhee le hizo darse cuenta que el rubio solía manipularlo para que se hiciera lo que el quería, cuando el quería y como el quería. Hyukjae era su títere, aguantando todo aunque no tuviera humor.

Tal vez solo lo hizo de manera...inconsciente, el más joven no era ese tipo de persona. Cerró los ojos y prefirió simplemente dormir otro rato, dejar que el dolor se disipara que Sunhee se hiciera cargo, se merecía un día libre.

••••••••••

Donghae estaba sentado en su oficina leyendo el manuscrito de un libro para saber si lo publicarían o no. Llevaba veintisiete minutos viendo la misma pagina sin avanzar, suspiro agotado y tomó su celular de nuevo.

En la mañana cuando recibió el extraño mensaje salió casi huyendo de su casa, si despertaba y miraba a Hyukjae se tiraría a llorar sin consuelo. Tomó el teléfono y abrió nuevamente el texto que le había llegado. Las palabras hirientes y crudas le dolían y lo peor es que parecían tan verdaderas y coherentes.

"¿Cuántas veces necesitas para darte cuenta? ¿Juntas de trabajo hasta tarde? El solo te tiene lástima, mientras duermes en la habitación de invitados, nosotros nos amamos el uno al otro en mi casa. No eres más que una molestia constante ¡Vamos! Intenta hacerle el amor, no puedes, no puedes ni siquiera conseguir un beso. ¡Patético!"

El final de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora