Capitulo 10

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(Tres meses antes)

—¡No entiendo cual es el problema!- Gritó Donghae con la impotencia y el enojo a flor de piel.

—Ese es el problema, que no entiendes ni sabes nada. No comprendes que me molesta que seas tan jodidamente empalagoso, que estés sobre mi como si no tuvieras nada más que hacer.- Grita Hyukjae antes de tomar su abrigo y salir del departamento dejando a Donghae solo en el enorme lugar.

El rubio se deja caer en en el piso, entre el comedor y la sala de estar, siente el dolor y la tristeza revolverle las entrañas, quemar en su pecho y subir por su garganta hasta que termina por salir como lágrimas de sus tristes ojos castaños, se encoge en su mismo, las palabras del mayor son como un puñetazo pero en su corazón, destrozándolo lentamente. Aún así Donghae se niega a que las cosas sigan así, tal vez solo deba cambiar para que su esposo lo ame de nuevo.

Dejar de llamarlo durante el trabajo, dejarle mensajes en su teléfono, decirle todos los días cuánta lo ama, recibirlo entre besos y abrazos, tal vez tenga que ser más reservado, después de todo Hyukjae es mayor que el, más...maduro. Probablemente no quiera que su esposo sea tan infantil y empalagoso, sino serio y sobrio.

Lo mismo había dicho cundo se tiñó el cabello de rubio, que debía mostrar una imagen seria en la editorial, después de todo era encargado, con quien los autores negociaban, y la editorial era parte de sus empresas a pesar de estar a su nombre. Había ocasiones que quería tomar los papeles del lugar y tirárselos encima pero al recordar todo lo que había hecho por el, Hyukjae lo había ayudado y apoyado tanto que se sentía sin derecho a cuestionarlo o llevarle la contra.

Había pagado su último año en la universidad, le ayudó con una especialización, le regalo la editorial para que no se cansara de buscar trabajo. El amaba y adoraba a su esposo, quería ser la mejor versión de sí mismo para hacer feliz al hombre de su vida.

Se puso de pie y comenzó a recoger todo, habían decidido celebrar el Año Nuevo en casa, ellos solo como la pareja que eran pero Donghae estuvo llamando constantemente a Hyukjae, preguntándole a qué hora llegaría, cocinó la comida favorita del otro pero hizo el postre de chocolate. Olvido comprar fresas y casi le regresa los obsequios por ser demasiado cursis, además de que alegó quesos regalos eran para el rubio y no para el ya que todo era ropa o accesorios de pareja.

Se sentía tan...estúpido.

(Actualmente)

La señora Lee tuvo un inconveniente y se retiró del hospital pero prometió ir a ver a su aún yerno por la noche, por lo que Hyukjae tendría que llevarlo hasta el departamento donde aún no se iba con sus cosas. Dejaría a Donghae ahí hasta que encontrara un lugar a donde irse.

El rubio fue dado de alta, iba caminando al lado de su esposo el cual llevaba la maleta de ropa y otras pertenencias. El silencio entre ambos era pesado, además de la incomodidad densa. El moreno subió al vehículo en el asiento del conductor y el rubio a su lado, cerraron las puertas, cuando Hyukjae estaba a punto de arrancar la voz del más joven lo detuvo.

—¿Por qué?- Cuestiona viendo al frente, juega con los anillos en su dedo, el de compromiso y el de matrimonio. Eran joyas preciosas que cada vez le dolía más verla pero no tenía el valor de quitárselas.

—No lo se.- Responde el otro en un suspiro.

—Firmaré los papeles del divorcio cuando los tengas listos, quédate con la editorial si quieres, no quiero nada solo una maldita respuesta que no sea "No se".- Termina gritando Donghae con el labio temblando, voltea a ver a él mayor pero éste no le puede sostener la mirada.

—¡Porque no te amo!- Respondió Hyukjae viendo fijamente el camino frente a ellos.

Para ser sinceros, Donghae se había preparado para escuchar esa respuesta, estuvo todo el tiempo en el hospital repitiéndose a sí mismo "ya no te ama" pero cuando lo escucho de la voz melodiosa de su marido el sentimiento fue mucho peor. No dijo un "ya no te amo" sino "no te amo" todo tenía sentido para el en ese momento. Claro que no lo amaba, pero...

—¿Nunca me amaste?- Pregunta en un susurro con la voz temblando, una cosa era saber que todo llegó a su fin y otra demasiado diferente que nada de lo que vivió fue real. Solo una vil mentira, que Hyukjae, su esposo y compañero jamás lo ha amado.

—Debemos irnos, tengo una junta pronto.- El moreno evade la respuesta y enciende el auto. Se niega a ver a Donghae, ver esos ojos castaños llenos de lágrimas, ver esa mirada dolida, decepcionada y acusatoria. Se niega a responderse a sí mismo esa pregunta. No quiere darse cuenta de lo egoísta y cruel que fue, aún no está listo.

El final de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora